La noche cayó muy rápido, creo.
Las gotas de lluvia obstaculizan mi vista,
las miles de luciérnagas se esfumaron,
el silencio es dueño del sendero,
qué extraña sensación.
Mis pisadas hacen eco,
mi corazón se encoge por el frío,
mis dedos apartan el agua de mis
ojos con desesperación, mi mente
se bloquea y mis pasos ya no suenan.
Corro deprisa hacia la parada del autobús
pero mis pasos siguen en omisión, es desesperante.
Dirijo mi vista hacia el cielo y la luna no está. Qué extraño,
juré que querría quedarse para verme llegar a casa.
Mis mejillas estaban rosadas,
mis oídos están bloqueados,
intento gritar, se que puedo,
siento mi cuerpo vibrar al hacerlo
pero yo... No lo escucho.
Mi cuerpo inicia a comprimirse, mis gritos inaudibles
le causan gracia a las estrellas porque empezaron
a brillar genuinamente, las lágrimas están saliendo y
queman mis mejillas, llegan a mi cuello y siento un infierno.Mi cuerpo está levitando, algo me está suspendiendo
en la nada, las luces de la parada de autobuses
están danzando en sincronía, finalmente
la luna hizo presencia y con ella, él.
Caí, mi rostro se cubrió de suciedad.
Mis manos temblorosas levantaron mi flácido cuerpo,
finalmente pude verlo y supe que él me veía a mí.Excelente noche para transitar, exclamó entre risas.
Gran día para verte caer una vez más, para besar tus temblores,
abrazar tus labios, atar el asco que me tienes y encender
las ganas de mí que no posees.Mis brillantes ojos le sonrieron al cielo
su sonrisa enorme se robó toda luz presente,
mi voz quebrada le pedía fuerzas a la luna
y esta solo apagó su brillo poco a poco...
Aún sin luz, él lograba verme.Estaba amaneciendo, jamás llegué a casa.
Mamá no se preocupó, mi hermano no preguntó.
El sendero desapareció, el autobús al fin llegó,
el conductor preguntó por mi aspecto, mi voz
dolorosa respondió: El... el monstruo me vio.