Canciones rancias suenan en la rocola,
vasos ruidosos a mi alrededor.
Luces opacas, sudor y sueños,
la cantina está por cerrar.
Quisiera quedarme y embriagarme
o ahogar mi lengua en un brandy.
Tendré que caminar de regreso a casa,
con más penas de las que traje arrastradas.
Abro la puerta y emprendo mi camino
el sendero es tan pesado como ayer,
las luces brillan igual que mi alma
luego de tanto alcohol.
Mis tirantes están viejos, decaídos.
Mi sien palpita más que mi corazón.
Mis rodillas crujen, más que las ramas secas bajo mis pies.
El revólver está quemando mi piel,
pidiendo a gritos dejarse ver,
dejarse usar por el destino;
¿Qué debo hacer?
El bosque está oscuro, frío, sombrío.
Mis pasos descoordinados me llevan a ellas...
Dos balas bellas, más brillantes que la luna,
mi recámara vacía pide ser saciada.
Dos disparos a la luna y la tendré de regreso.
Dos disparos a mi cabeza y estaré con ella.