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—¡Vamos Eunwoo!, tienes que levantar el letrero para la izquierda— Instruyó Jimin, hoy era un buen día, el inicio de clases no era el día más feliz para muchos, pero a Jimin le encantaba el instituto, sus amigos, su escuela, su club.

Para Jimin el club de teatro era su vida. Y este último año del instituto estaba más que dispuesto a que fuera el mejor año de su vida. Se graduaría dejando su huella en la historia de esta escuela.

—Con un letrero de dos metros, esperas ganarle al club de futbol— Jimin se giró para enfrentar al chico que le había hablado. Era el capitán del equipo de futbol americano, Jungkook, el chico más arrogante de la escuela.

Muchos le tenían miedo, pero Jimin...

—Estoy seguro de que les ganaré— dijo con una sonrisa, Jungkook no sonrió, jamás sonreía.

—Suerte con eso— dijo el chico alejándose.

Jimin no le permitiría eso, le dijo a su amigo que asegurara bien los lazos para que el letrero no cayera, y se dirigió a perseguir a su otro compañero.

Nadie comprendía como él, que era tan optimista, alegre y vivaz podría ser amigo de alguien tan sombrío como Jeon Jungkook.

—Oye, espera— Jimin tuvo que correr para alcanzarlo justo antes de que entrara en el edificio administrativo. Se colocó enfrente de él para que dejara de avanzar, Jungkook clavó su oscura mirada en él. —Hola— dijo Jimin sonriendo.

Jungkook enarcó una ceja.

—Hola— contestó seriamente en un tono como diciendo "Ahora qué rayos quiere este loco"

—Hace más de tres semanas que no te veo¿Cómo estás? —No sabía mucho sobre la vida de Jungkook, pero sabía que el chico en vacaciones de verano trabajaba para ayudar a su abuela. Lo que volvía imposible que Jungkook se reuniera con ellos para ir a las fiestas que hacían entre amigos, ni siquiera pudo ir al campamento de un mes atrás.

—Bien— Jungkook murmuró —Tengo prisa...

—No— Jimin le impidió el avance, así era Jungkook de malhumorado. Pero Jimin poco a poco estaba haciéndolo cambiar. —Se supone que ahora tú debes preguntarme cómo estoy, son normas de cortesía. —

Jungkook rodó los ojos.

—No tenemos tiempo para esto...

—¡Anda! Haz un esfuerzo— Insistió Jimin.

Jungkook era un chico rebelde que no aguantaba tonterías de nadie. Pero con Jimin era diferente. Jungkook suspiró derrotado.

—Hola Minnie, ¿Cómo estás? — preguntó seriamente.

Jimin sonrió ampliamente —Bien, gracias—le guiñó un ojo—Ahora debemos marcharnos o llegaremos tarde al auditorio— se rio ante el gruñido malhumorado de su amigo.

Pero estos momentos eran los que valían la pena. Aunque muchos no lo supieran Jungkook valía la pena, como amigo, como persona y tal vez como algo más....

Jimin se despertó. Los rayos del sol se filtraban por las cortinas, y supo que estaba solo en la inmensa cama. Se frotó los ojos con fuerza ¿Qué hora era? No recordaba haber dormido tanto en su vida.

La puerta del baño se abrió y apareció Jungkook haciéndose un nudo de la corbata. Bien vestido con un traje impecable, de pies a cabeza, con apariencia del típico ejecutivo, aparte era poseedor de un atractivo enorme para éxtasis de cualquier hombre o mujer.

MARIDO POR CONVENIENCIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora