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Jimin levantó la vista del documento que acaba de leer, observó a Jungkook con una ceja arqueada.

—¿Es en serio?

Jungkook asintió sin dejar de teclear en su computadora.

—Himari manifestó que le gustaría trabajar contigo, si no quieres dedicarte a la fundación, en esa lista hay varias opciones de las cuales puedes elegir, aligerarías mi carga de trabajo si me ayudas.

—Por supuesto— contestó Jimin con sarcasmo, se detuvo, había decidido comenzar de nuevo, por lo menos llevar la fiesta en paz durante estos dos años, menos de una semana y ya estaba agotado. — Gracias —dijo sinceramente. Estudio la lista —

¿Arte y subastas?

En la lista, aparte de la fundación, existía una variada cantidad de empresas y negocios pequeños. Desde una editorial hasta la gestión de venta y compra de antigüedades. No eran negocios millonarios como la empresa Jeon, pero eran inversiones variadas que aportaban capital desde varias ramas de negocios.

—Las galerías de arte tienen su atractivo — comentó Jungkook.

Jimin rio. Era una risa sincera. Recordaba a Jungkook decir en el instituto que no lograba comprender a los artistas y sus pinturas raras.

—Puedo ocuparme de toda la lista —dijo Jimin.

—Sé que puedes— Jungkook lo miró a los ojos y vio la sinceridad en ellos.

Era un nuevo día, inevitablemente, una nueva esperanza. Hacía un día precioso, el sol brillaba y no había nubes en el cielo. Poco después de que Jungkook se marchara, Jimin se puso a trabajar, organizó todo en la lista y decidió por donde comenzar. Dos horas después ya sabía que tenía que hacer unas visitas importantes tanto a la editorial como a la galería de arte, deliberadamente dejaría la fundación y a la agencia de modelaje hasta el final. Wonho y BamBam eran la razón.

Soobin se presentó en el momento en que Jimin acababa de anotar todos los pendientes en su agenda.

—Cuando quiera.

—Cinco minutos —tenía que recoger el ordenador, el móvil y sus notas.

—Voy a traer el coche.

De camino a la editorial, Jimin revisó su lista. Estaba muy emocionado por comenzar, tenía tantos planes, tantos proyectos que podía implementar, al menos hasta que descubrió que la primera parada era en el edificio de oficinas de Mingyu. El ánimo que había tenido cayó en picado después de que Soobin le informara que tenían que recoger los nombramientos que lo acreditaban como nuevo apoderado de Jungkook en los asuntos en los cuales se había comprometido a trabajar.

Era lógico, no podía presentarse de buenas a primeras en la editorial, o a la galería de arte simplemente a mandar. Necesitaba el poder legal para tomar decisiones. Cosa en la cual él no había pensado, pero Jungkook sí, él era muy inteligente, astuto y hábil, al menos en la cuestión laboral, porque en otras cuestiones al parecer no era bastante listo, hasta ahora parecía que el hombre no se había dado cuenta que Mingyu y Jimin no se llevaban precisamente bien.

Mingyu lo recibió con cortesía, era experto en su trabajo, le explicó claramente en que consistían los nombramientos y poderes que Jungkook le otorgaba, aclaró con calma y claridad todas sus dudas. Nuevamente le demostró, que era un buen abogado, pero eso no hacía nada por agradarle más.

—¿Conoces a BamBam y a Wonho? — Le preguntó mientras firmaba la pila de documentos.

El abogado levanto una ceja.

—¿Crees que somos amigos para que me preguntes esas cosas? —La voz de Mingyu era tranquila y para nada había cambiado su semblante de profesional.

MARIDO POR CONVENIENCIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora