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Jimin se tensó cuando vio a Mingyu entrar por la puerta de cristal. Fue un alivio que el hombre viniera, le había dejado un mensaje con su secretaria citándolo en la cafetería para hablar, había temido que lo ignorara, no lo culparía por ello, era un gran alivio verlo ahí. Jimin quería aclarar las cosas.

Mingyu se tomó su tiempo pidiendo un café en la barra, después se acercó a la mesa donde Jimin estaba.

—Esto es toda una sorpresa —dijo Mingyu tomando asiento enfrente de Jimin.

—Yo no engañé a Jungkook —anunció sin preámbulos.

Ellos no eran amigos, no eran nada, por lo tanto, lo único que tenían en común era Jungkook. Seguía doliéndole el hecho de que el hombre se hubiera acostado con su marido, pero también se había dado cuenta que lo que él sentía era sincero y no le gustaría que ambos amigos se separaran. Como se decía, "De los males el mejor". Jamás se sentiría tranquilo con Wonho o BamBam alrededor de Jungkook, pero tal vez con Mingyu...

—Mi padre y mi hermano le hicieron creer que yo salía con Carlo.

Mingyu frunció el ceño.

—No creo que sea a mí a quien tienes que contarle esto, ¿no crees?

—Ayer me acusaste de hacerle daño —Dijo Jimin

—Yo de verdad amaba a Jungkook.

—¿Amabas? —preguntó Mingyu dando un sorbo a su café —¿Tiempo pasado?

Jimin no supo que contestar, la situación de ambos era complicada.

—Él me obligó a casarme y no tengo la menor idea del motivo. ¿Por qué no acercarse hace años para aclarar las cosas? Simplemente se marchó.

Mingyu se encogió de hombros.

—Jungkook es como un niño —Mingyu bajó la vista a sus manos —Inseguro, impulsivo...  Incluso algo tonto — Levantó la vista y le ofreció una sonrisa sincera. — También es muy inteligente, astuto, sagaz. Es el mejor en los negocios, pero cuando se trata del amor o los sentimientos, no tiene la menor idea de que hacer.

Jimin sonrió.—Lo sé —dijo sinceramente. —En el instituto prácticamente lo obligué a ser mi amigo.

—Él no siempre comparte lo que siente con los demás y jamás explica su actuar a nadie, no tengo idea de por qué se casó contigo, lo único que puedo suponer es que es la única manera que se le ocurrió para recuperarte.

Jimin se negaba a tener la esperanza de que Jungkook  obrara así movido por algo más que una venganza. Pero, quizás en el corazón de Jungkook habitaban todavía sentimientos por Jimin.

—Lamento que todo esto también te esté perjudicando —le dijo a Mingyu. Solo podía imaginar lo mucho que al abogado le estaba doliendo la situación de ver al hombre que amaba estar casado con otro.

—No sientas compasión por mí, sigues sin caerme bien —dijo Mingyu con una sonrisa irónica —Jungkook es un gran amigo para mí y te juro que, si le haces daño nuevamente, no tendré piedad contigo.

Jimin sonrió.

Le gustaba la mirada de este hombre. Y se dio cuenta que las palabras del día anterior eran ciertas. Ni BamBam ni Wonho representaban un peligro para él, ya que lo único que ellos buscaban en Jungkook era sexo y su dinero, ninguno de los dos lo conocía en verdad o lo apreciaba sinceramente. Sin embargo, Mingyu amaba a Jungkook, de la manera que describían en las novelas en las que el protagonista deseaba que la persona amada fuera feliz, aunque no estuviera con él.

Jimin comprendido que no se marcharía, siempre estaría a lado de Jungkook en las buenas o en las malas, como amigo o como lo que Jungkook quisiera, Mingyu no era una mala persona, tal vez en otras circunstancias podrían ser amigos. Jimin deseó de todo corazón que encontrara a una persona especial, de la que pudiera enamorarse y ser feliz, no era para que dejara de amar a Jungkook o  porque estuviera celoso. Sino que pensaba que no merecía sufrir.

MARIDO POR CONVENIENCIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora