Jimin se estiró con languidez, sintió el tirón de los músculos no ejercitados, la sensación que aún conservaba de haber tenido un encuentro sexual vigoroso, y cerró los ojos ante el torrente de recuerdos que le inundaba la mente. Lo seguía sintiendo dentro de él, totalmente pleno, el canal ensanchado, ardiendo, su huella, la urgencia de su boca, sus manos... La lujuria, la excitación erótica, el sexo embrujador e increíblemente sensual. Porque eso era lo único que había habido. Y lo único que habría entre ellos, lo había dejado en claro la noche anterior. La unión física de dos personas en armonía sexual parecía un trato justo.
Desechando sus preocupaciones saltó de la cama y corrió a la ducha, agradeció que Jungkook no estuviera en la habitación, eso por lo menos le daría el tiempo necesario para recuperar la compostura y averiguar cómo manejaría el día a día a partir de hoy.
Jungkook nunca apareció y él terminó de vestirse, no sabía lo que se esperaba de él en ese momento, pero sabía lo que quería hacer, estaba en las Bahamas, y lo disfrutaría, no se preocupó por dejarle un mensaje a su "marido". La palabra hasta sonaba rara para él.
Los ventanales de la habitación daban directamente a la playa, en otros tiempos le daría lo mismo, pero ahora que sabía lo que era contar centavos para vivir, se preguntó cuánto le estaría costando a Jungkook este pequeño lujo. Durante su trayecto a la playa se encontró con varios sirvientes del hotel y le preguntaban cortésmente si podían ofrecerle algo. Tenía hambre, un desayuno sería lo ideal, pero primero quería acercarme a la playa; ver el amanecer.
La playa estaba desierta a excepción de uno que otro corredor que pasaba, a lo lejos alcanzaba a ver un par de surfistas que estaban disfrutando de las olas.
Quitándose su camisa, Jimin se sentó sobre la tibia arena, su mirada se perdió en el horizonte, hasta que se dio cuenta que estaba estudiando con atención a los surfistas en el agua, era impresionante, sonrió, si él intentara hacer alguna de esas acrobacias lo más seguro es que terminaría ahogado en medio del océano. Sabía nadar, le encantaba el agua, pero no era tan osado como esos hombres.
Ya estaba casi por marcharse para ir a desayunar, cuando vislumbró que conocía perfectamente el cuerpo de uno de los surfistas. Apretó los dientes. «Por supuesto que ese bastardo sabría surfear».
El observar los músculos de Jungkook entre las olas, había hecho que la polla de Jimin despertara. Se giró sobre su estómago y sintió la arena raspar su pecho. Descansando el mentón en sus manos, veía a Jungkook desaparecer y reaparecer cuando entraba en las olas.
Una buena cantidad de gente empezó o aglomerarse en la playa para ver a los hombres en el agua. Jimin vio moverse a Soobin. El hombre estaba parado en la orilla con sus bronceadas manos en sus caderas, vigilando a su jefe, giró su rostro y encontró a otros dos hombres sospechosamente familiares. Guardias de seguridad, un signo de su nuevo estatus social. «Que fastidio».
La multitud empezó a hacer ruido y Jimin retornó su atención hacia el mar. Su marido estaba montando una ola y diablos que ola. La palabra marido sonaba extraña en sus labios. Todo era desconocido para él. Parecía un sueño perturbador del cual esperaba despertarse pronto.
Recordaba cómo Jungkook se había burlado de sus sueños e ilusiones ¿Cuántas veces en la universidad no había imaginado un futuro como este? Al menos similar, ya que jamás pensó en el dinero, ni que Jungkook podría ser rico, tampoco se imaginó en la pobreza, pero sí una escena donde ambos trabajaban hombro a hombro para construir un futuro juntos. Una casa en Seúl, empleos estables, hijos, perros y gatos. Todo el numerito. Pero Jungkook había arruinado todo eso. Ahora tenía un marido de contrato y demasiados millones fríos en cuentas bancarias.
—Él es bueno— Soobin, dijo caminando hacia donde estaba Jimin sentado.
—Si. Lo sé— Jimin agregó, Jungkook siempre había sido bueno en los deportes. Pero al mirar al hombre a los ojos se dio cuenta que el asistente no estaba hablando sobre los deportes.
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MARIDO POR CONVENIENCIA
RomanceCuando era joven, Jimin tuvo expectativas y esperanzas, tuvo sueños y proyectos, era una persona alegre, positiva y.... un idiota. Su vida fue de mal en peor hasta que llego a tocar fondo. Jeon Jungkook ya no era el príncipe azul que visualizo en s...