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Jimin se apoyó contra la pared, mientras observaba como al otro lado del auditorio, Eunwoo coqueteaba con unas porristas, esto era una mierda, pero eso le sucedía por ser el sucio secreto de un imbécil.

¿Tan difícil era aceptar tu sexualidad? Al parecer sí, Jimin comprendía la situación, cuando ingresó al instituto, llegó con los típicos sueños de adolescente acabado de salir de la escuela secundaria, quería experimentar nuevas experiencias, conseguir una novia, perder la virginidad... solo que con Jimin no funcionaron las mujeres. Mierda. Era difícil darse cuenta que lo que creíste que querías en realidad no era lo que necesitabas.

No le costó trabajo aceptar que debería de experimentar con hombres... hombres no tipos en plena pubertad con miedo a salir del armario.

Eunwoo es un idiota— murmuró —Te lo advertí—dijo Jungkook.

Jimin pegó un brinco del susto, no lo había escuchado acercarse.

—¡Tonto! No hagas eso —se quedó Jimin con una mano en el corazón —¿Qué haces aquí?

Jungkook jamás asistía a los festejos de la escuela, siempre estaba muy ocupado, muchos decían que era un arrogante de mierda que no quería tener amigos. Pero Jimin sabía la verdad. Jungkook trabajaba por las tardes en una tienda de comestibles, en ocasiones por las noches ayudaba a lavar platos en un restaurante, Jungkook trabajaba muy duro, era el primero en la clase, el capitán del equipo de futbol, y según los rumores había conseguido una beca para la universidad.

—Pensé que sería bueno venir a la fiesta de mi propio equipo —Jungkook dejó escapar una risita sin humor.

—Tiene sentido —el equipo había ganado el pase para el campeonato regional, era un gran logro.

No era que antes no hubieran ganado nada, el equipo de futbol era lo mejor que tenía la escuela, pero Jungkook solo jugaba, no convivía de manera personal con nadie. Prácticamente Jimin lo obligaba a ser su amigo. Al menos eso fue lo que había dicho Eunwoo en muchas ocasiones.

Jimin observó distraídamente a su ex mientras se inclinaba para susurrarle algo al oído a una chica. No tuvo tiempo de sentir celos o ira, Jungkook lo sujetó del brazo y lo arrastró fuera del auditorio. Jimin no se resistió, le vendría bien alejarse del lugar. No fueron muy lejos. Llegaron al área de vestidores. Jungkook lo empujo contra uno de los casilleros de metal.

—¿Qué le ves a ese idiota? —Jungkook murmuró, dando un paso demasiado cerca para su comodidad.

La mano del chico se instaló en la parte baja de la espalda de Jimin, y el sistema nervioso de Jimin se volvió loco, chasqueando y chispeando.
Prácticamente podía oler el fuego eléctrico. Joder, claramente la presencia de Jungkook constituía el problema más grande aquí.

Eran amigos, solo amigos, bastante era tener su amistad, pero secretamente Jimin siempre había sentido algo más por Jungkook. Sentimiento que había enterrado en lo más profundo de su ser, ya que no podía obtener nada al respecto. Jungkook no tenía novia, al menos que él supiera, las chicas siempre andaban tras él. Simplemente el aura peligrosa de Jungkook era suficientemente tentadora para cualquiera. La frente de Jungkook se arrugó con preocupación.

—No lo sé— Jimin se frotó la frente, tratando de ignorar la palma de la mano de Jungkook a lo largo de la base de su columna vertebral.

Jungkook se movió un espeluznante paso más.

—Entonces, ¿cuál es el problema? Supéralo, no vale la pena.

«¿Por qué está tan cerca?»

MARIDO POR CONVENIENCIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora