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Cuando Jimin entró en la habitación de Jungkook, se dio cuenta que el compañero de habitación no estaba, todo mundo se había marchado a casa por las fiestas de acción de gracias, pero no su Kookie, para él no había días festivos, él trabajaba y trabaja, así que no le extrañó ver a su novio metido en su escritorio, el cual estaba lleno de libros y  no dejaba de hacer anotaciones. Jungkook tomaba en serio sus estudios, ahora mismo se imaginaba que se encontraba trabajando arduamente en su tesis final. Eran sus últimos meses de carrera, estaban casi a punto de graduarse, era la recta final, pronto serían profesionales titulados y tendrían que enfrentarse al mundo.

Pero Jimin no estaba preparado para ello. La realidad era una mierda. Estar en la universidad, con Jungkook, con sus amigos, era una burbuja protectora que Jimin no quería reventar todavía.

Jungkook debió de presentir su presencia, levantó la vista de su montaña de papeles y lo miró. Jimin no necesitó decir palabras, Jungkook podía leerlo mejor que cualquiera. Sin apartar la mirada de él, recorrió su silla hacia atrás y abrió los brazos. Jimin no dudó en aceptar su ofrecimiento, inmediatamente se lanzó hacia él, se acomodó en su regazo y escondió su rostro entre su cuello. Aspiró profundamente, el olor inconfundible de Jungkook; tenía en él un efecto relajante.

—¿Tan mal esta? — preguntó Jungkook envolviendo sus brazos a su alrededor.

Jimin cerró los ojos.

—Muy mal— a su madre le habían detectado un tumor cancerígeno en el estómago meses atrás, después de varios estudios, hoy les habían dado la noticia de que el cáncer estaba en un estado tan avanzado que no había forma de operarla, además la metástasis se había desplazado a otros órganos del cuerpo.

—No sé cómo consolarte— comentó Jungkook.

—Esto es perfecto. Gracias.

Jungkook era un hombre de pocas palabras, y tampoco era un hombre que expresara sus sentimientos. Hasta ahora jamás le había mencionado ninguna palabra cariñosa a Jimin, no era como si no supiera que él lo amaba, llevaban juntos desde el instituto, pero así era Jungkook, hombre de acciones y no palabras.

—Mi abuela dice que hay seis formas de enfrentar los problemas.

—¿Seis?

—Sí— Jungkook pasó su mano de modo tranquilizador por su espalda. Tal vez debería quitarse de encima, ya que no era una posición cómoda para Jungkook, él no era precisamente pequeño, pero en realidad no quería moverse. Un poco más... solo un poco —Puedes lidiar con el dolor compartiendo tus emociones, o puedes simplemente acercarte más a tu familia.

—Lo estoy compartiendo contigo, eres mi familia —No quería recordar la forma en que su padre y su hermano habían reaccionado ante la noticia de la enfermedad de su madre.

Su padre encontraría consuelo con su amante y su hermano... YeonJun simplemente se tiraría a la bebida como siempre lo había hecho, no necesitaba un pretexto para ello.

—Otra forma es dedicarte al trabajo, así mantienes tu mente ocupada.

—Dudo que tu método funcione.

No era una acusación, pero desde tiempo atrás Jimin descubrió que era la forma favorita de Jungkook de enfrentarse al mundo. Tuvo una infancia difícil y una gran decepción con sus padres, había tomado todo ese dolor como motivación, estaba decidido a salir a delante, a abrirse camino por el mundo con trabajo, hasta alcanzar el éxito. Jimin no decía que el dinero no era importante, pero Jungkook se podría decir que estaba obsesionado con mostrarle al mundo lo bueno que era.

MARIDO POR CONVENIENCIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora