capitulo 8

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Alastor bajó corriendo las escaleras con una velocidad que nunca antes había mostrado. Su corazón latía desbocado, tanto por la emoción como por la ansiedad, y en su prisa, perdió el equilibrio. Con un pequeño grito, tropezó y cayó de bruces en el último escalón, pero eso no detuvo su entusiasmo. Se levantó rápidamente, sacudiéndose la ropa y continuó su carrera hacia la cocina, donde su madre estaba terminando de lavar los platos de la cena.

-¡Mamá! -gritó desde el umbral, su voz temblorosa y emocionada-. ¡Ingresé! ¡Lo logré!

Su madre, que estaba distraída en sus pensamientos, se dio la vuelta al escuchar los pasos apresurados de Alastor y, cuando lo vio con los ojos brillantes de felicidad, casi no pudo creer lo que estaba oyendo. Por un segundo, pensó que tal vez su hijo estaba bromeando, o que había leído mal los resultados. Pero la manera en que Alastor la miraba, con esa emoción pura en su rostro, hizo que su incredulidad desapareciera de inmediato.

-¿De verdad? -preguntó, con un tono de asombro y alegría, mientras se secaba las manos con una toalla.

Alastor asintió frenéticamente, acercándose a ella y mostrándole su celular, donde los resultados aún estaban visibles. Con manos temblorosas, ella tomó el teléfono y leyó los nombres. Allí estaba, el nombre de su hijo, el quinto en la lista de los seleccionados para la prestigiosa Universidad de Élite.

-Oh, Alastor... -murmuró, casi sin aliento-. ¡Lo lograste, mi amor!

Dejó el teléfono a un lado y lo abrazó fuertemente, sintiendo el corazón de su hijo latir con fuerza contra su pecho. Estaba orgullosa, tanto que casi no encontraba las palabras para expresar lo que sentía. Alastor siempre había sido especial, siempre había tenido algo diferente, algo que lo hacía destacar, y ahora ese esfuerzo había dado fruto. Era el único doncel que había logrado entrar en una carrera dominada por varones, y no cualquier carrera: ¡Ingeniería Mecánica!

-Sabía que podías hacerlo -dijo, con la voz quebrada por la emoción-. Estoy tan, tan orgullosa de ti...

-Gracias, mamá -susurró Alastor, hundiendo el rostro en el hombro de su madre, sintiéndose más seguro y amado que nunca.

Después de un largo abrazo, Alastor se retiró a su habitación, aún sonriendo como nunca antes. Sentía que el mundo finalmente le estaba dando una oportunidad. Había trabajado duro, y aunque las pruebas habían sido difíciles, todo ese esfuerzo había valido la pena. Ahora, estaba listo para lo que viniera.

Cuando su madre se aseguró de que Alastor estuviera arropado y tranquilo en su cama, regresó a su propia habitación, pero esta vez, la alegría de momentos antes dio paso a una creciente preocupación. Se acostó en su cama y miró el techo en silencio, sus pensamientos ahora enfocados en lo que significaba realmente ese gran logro.

Estaba feliz, claro que lo estaba. Alastor había roto estereotipos, había demostrado que los donceles podían competir al mismo nivel que los varones, y eso llenaba su corazón de orgullo. Se imaginó a su hijo entrando en la universidad, con su rostro iluminado por la emoción, destacando entre sus compañeros, superando todas las expectativas y siendo el ejemplo que otros donceles podrían seguir en el futuro. Ella podía ver claramente cómo Alastor sobresaldría, cómo su esfuerzo lo llevaría a la cima y sería respetado por sus logros.

Pero, al mismo tiempo, la sombra del temor comenzó a asentarse en su mente. Su instinto materno, aquel que siempre la mantenía alerta, no pudo evitar crear escenarios oscuros. La universidad estaba llena de varones, muchos de los cuales probablemente veían a los donceles de manera despectiva, como seres inferiores o frágiles. Aunque Alastor fuera inteligente y capaz, seguía siendo diferente, y su diferencia lo hacía vulnerable.

-¿Y si lo utilizan? -murmuró en la oscuridad de su cuarto, la preocupación creciendo en su pecho.

Pensó en los trabajos grupales, en los proyectos, y en cómo los varones podrían tratar de aprovecharse de la gentileza y el esfuerzo de su hijo para hacerle cargar con todo el peso de las tareas. Sabía que Alastor era responsable y dedicado, pero también sabía que había quienes no dudarían en explotar esas cualidades para su propio beneficio.

Y luego, estaba el otro miedo, el que más la aterraba.

-¿Y si intentan propasarse con él? -su voz apenas era un susurro, pero el miedo era real.

La idea de que alguien pudiera ver a Alastor como una presa fácil, simplemente por ser el único doncel en un mar de varones, la horrorizaba. Sabía cómo algunos de esos chicos podrían pensar, cómo podrían intentar aprovecharse de la fragilidad que asociaban con los donceles. Y si eso pasaba, si alguien se atrevía a tocar un solo cabello de su hijo o a hacerle daño de cualquier forma...

-No lo permitiré -se dijo a sí misma, con determinación, aunque sabía que no podría estar allí para protegerlo siempre.

Su corazón se aceleró al pensar en todas las posibles situaciones en las que su hijo podría estar en peligro, en cómo alguien podría aprovecharse de él, no solo físicamente, sino emocionalmente también. Sabía que Alastor era fuerte, pero también sabía que la crueldad de otros podía ser devastadora, especialmente en un ambiente tan competitivo como la universidad.

"Debe estar preparado", pensó. Tendría que hablar con él antes de que empezara sus clases, advertirle sobre los peligros y enseñarle cómo mantenerse fuerte frente a cualquier adversidad. No podía permitir que su hijo, tan lleno de sueños y esperanzas, cayera víctima de aquellos que no comprendían su verdadero valor.

Se quedó despierta un buen rato, dando vueltas en la cama, mientras sus pensamientos iban de un lado a otro entre el orgullo y el temor. Finalmente, cerró los ojos, decidida a apoyar a Alastor en cada paso de su camino, pero también dispuesta a hacer lo que fuera necesario para protegerlo, como cualquier madre haría.

-Si alguno de ellos se atreve... -susurró con furia contenida, mientras el sueño la iba venciendo-. Si le hacen llorar... lo lamentarán.

A pesar del miedo, una cosa era clara: Alastor no estaba solo, y su madre haría lo imposible por asegurar su felicidad y seguridad en este nuevo capítulo de su vida.

Doncel [Static-Radio]Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz