capitulo 10

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Los días pasaron rápidamente, y el momento tan esperado finalmente llegó: el día en que Alastor y Vicent, junto con los demás ingresantes, debían mudarse a la Universidad de Élite. Esta institución, aparte de ofrecer educación de primer nivel, también funcionaba como un internado, lo que significaba que todos los estudiantes vivirían dentro del campus durante los próximos años. Para muchos, ese hecho era motivo de emoción y nerviosismo, pero para otros, como Vicent, era simplemente una formalidad más en su ya planificada vida.

Vicent, siempre seguro de sí mismo, no tenía ningún motivo de preocupación. Desde que salieron los resultados, había aprovechado cada momento para celebrar. Se había reunido con amigos en fiestas extravagantes, bebido y festejado como si su ingreso a la universidad fuera un simple paso más en su camino hacia el éxito. Había hecho alarde de su logro, y tanto él como sus amigos sabían que su futuro ya estaba asegurado, así que ¿por qué no disfrutar de la vida un poco más antes del "gran día"?

-Mañana será el día en que todo comience -dijo con una sonrisa arrogante, mientras se recostaba en su cama de lujo.

Sin embargo, Vicent no se molestó en empacar sus pertenencias. Esa era una tarea que consideraba demasiado mundana para su nivel, por lo que simplemente había dado instrucciones a su sirviente personal para que se encargara de todo. "¿Qué más da?", pensaba mientras se relajaba, disfrutando de la comodidad de su vida. Dormía hasta tarde, aprovechando hasta el último momento en su hogar sin preocupaciones.

-Todo está listo, señor Vicent -le informó su sirviente aquella noche.

-Perfecto. Asegúrate de que todo esté en orden mañana -respondió Vicent, sin levantar la mirada de su teléfono.

En su mente, el día siguiente no era más que un trámite. Sabía que sobresaldría en la universidad, tal como lo había hecho en el examen. No había razón para prepararse o cambiar nada en su rutina.

Por otro lado, Alastor enfrentaba la situación de una manera completamente distinta. Desde el momento en que los resultados se publicaron, había sentido una mezcla de alivio y presión. Sí, había ingresado a la universidad, pero era consciente de que eso era solo el comienzo. Sabía que no sería fácil. Ser el único doncel en una carrera como Ingeniería Mecánica le planteaba desafíos que los demás ingresantes no tendrían que enfrentar.

Con esa realidad en mente, decidió prepararse de la mejor manera posible. En los días previos a la mudanza, se enfocó en mejorar su físico. A pesar de sus limitaciones, entrenaba con determinación. Quería estar listo, no solo mentalmente, sino también físicamente, para lo que vendría. Sabía que destacarse en un ambiente donde la mayoría eran varones significaba que debía esforzarse el doble para que lo tomaran en serio.

Un día, decidió cambiar su estilo de vestir, tratando de adaptarse a algo más "rudo" y masculino. Se probó prendas más oscuras, con diseños más robustos, pero no se sintió cómodo. Se miró al espejo y, aunque intentaba encajar en ese nuevo ambiente que lo esperaba, no podía dejar de sentirse ajeno a esa imagen. Su estilo natural era distinto, más relajado, y no tenía sentido forzar un cambio que no lo hacía sentirse él mismo. Al final, volvió a su ropa habitual, pero con una resolución aún más fuerte de que demostraría su valía a su manera.

El día antes de la mudanza, mientras terminaba de empacar lo necesario, su madre entró en su habitación con una pequeña sonrisa y algo en la mano. Era una pulsera delicada, adornada con pequeños amuletos.

-Hijo, quiero que te lleves esto contigo -dijo, acercándose a él-. Es para la buena suerte. Siempre me has dicho que te gustan las joyas, así que pensé que te gustaría.

Alastor tomó la pulsera con gratitud. Era un simple gesto, pero significaba mucho para él. La pulsera no solo era un amuleto de suerte, sino también un recordatorio de su hogar y del apoyo incondicional de su madre.

-Gracias, mamá -respondió con una sonrisa-. La llevaré siempre.

Su madre lo miró con orgullo, aunque en su interior también estaba preocupada. Alastor siempre había sido un joven fuerte y determinado, pero sabía que la vida universitaria, especialmente en un ambiente tan masculino y competitivo, podría ser dura para él. Sin embargo, decidió no expresar esas preocupaciones en voz alta. Sabía que su hijo necesitaba su apoyo, no sus miedos.

Alastor terminó de empacar, asegurándose de no olvidar nada importante. Sus cuadernos, libros y ropa estaban listos, y la pulsera de su madre adornaba su muñeca. Esa noche, mientras se acostaba en su cama por última vez antes de comenzar esta nueva etapa de su vida, no pudo evitar sentir una mezcla de emociones. Estaba emocionado, sí, pero también había una parte de él que temía no encajar, no ser lo suficientemente fuerte.

"Pero lo lograré", se dijo a sí mismo. Sabía que tenía que mantenerse positivo y concentrado. No importaba lo que pensaran los demás, él sabía que podía sobresalir si se esforzaba lo suficiente.

En la otra parte de la ciudad, Vicent también se preparaba para el día siguiente, aunque de una manera muy distinta. Para él, el "gran día" no era más que el siguiente paso en una vida ya decidida. Mientras que para Alastor, el día de mañana marcaría el comienzo de una nueva lucha, una oportunidad de demostrar su verdadero valor en un mundo donde no todos creían en él.

Ambos estaban listos, aunque con perspectivas muy diferentes. Mientras Vicent dormía sin preocupaciones, Alastor miraba el techo de su habitación, preguntándose cómo sería ese primer día. El destino los esperaba a ambos en la Universidad de Élite, y aunque sus caminos parecían totalmente opuestos, el futuro pronto los entrelazaría de maneras que ninguno de los dos imaginaba.

Doncel [Static-Radio]Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz