capitulo 7

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La noche había caído, y con ella, una creciente sensación de ansiedad se apoderaba de Alastor. Estaba acostado en su cama, con los ojos fijos en el techo, repasando en su mente todas las posibles situaciones que podrían darse si no lograba entrar a la Universidad de Élite. La expectativa de los resultados lo carcomía, y aunque su madre le había asegurado que todo estaría bien, no podía quitarse de encima el miedo a fracasar.

"Si no logro entrar...", pensaba una y otra vez, como una letanía en su mente. No era solo una cuestión de fallar en las pruebas, sino de lo que ese fracaso implicaría para su futuro. Sabía muy bien lo que le esperaba si no ingresaba: una carrera simple, una vida subordinada a un varón. Siendo un doncel, las oportunidades eran mínimas, y la mayoría de sus opciones eran carreras que se reducían a tareas domésticas o subordinadas.

-No... -murmuró para sí mismo, apretando las sábanas con frustración-. No quiero ser una carga, no quiero que nadie me domine solo por ser quien soy...

El pensamiento lo enfurecía. Sentía una mezcla de rabia y miedo, un torbellino de emociones que lo mantenía despierto. Había trabajado tanto, había puesto todo su esfuerzo en aquellas pruebas... pero ahora, la espera se hacía interminable. Sabía que los resultados saldrían en cualquier momento, pero el tiempo parecía avanzar de forma agonizante.

Se giró en la cama, tratando de calmarse, pero el temor seguía latente. ¿Qué haría si no lograba entrar? ¿Qué diría su madre, siempre tan orgullosa de él? Cerró los ojos con fuerza, intentando bloquear los pensamientos negativos, cuando de repente, su celular sonó.

Alastor se incorporó de golpe, su corazón latiendo con fuerza. Miró el teléfono que vibraba en su mesita de noche, una mezcla de esperanza y miedo apoderándose de él. ¿Serían los resultados?

Con las manos temblorosas, desbloqueó la pantalla y abrió el mensaje. "Resultados de la Universidad de Élite". Su respiración se aceleró mientras hacía clic en el enlace, sus dedos moviéndose nerviosamente sobre la pantalla. Los segundos que tardaba en cargar la página parecían una eternidad.

Finalmente, los nombres aparecieron frente a sus ojos, y su corazón dio un vuelco. Había cinco seleccionados entre miles de postulantes. Su mirada recorrió la lista, buscando desesperadamente su nombre.

1. Vicent Delacroix
2. Ethan Beaumont
3. Alain Giroux
4. Jean Dubois
5. Alastor Moreau

¡Había ingresado! Era el último en la lista, pero lo había logrado. Su nombre estaba allí. Los latidos de su corazón resonaban en sus oídos, y no pudo contener una risa nerviosa, incrédulo de que, a pesar de todo, había logrado entrar.

-¡Ingresé! -susurró, sus ojos llenos de lágrimas, sin saber si reír o llorar.

Sin embargo, incluso con la alegría de haber logrado lo imposible, una parte de él se sintió pequeña al ver los otros nombres. Todos los demás eran varones, fuertes, seguros de sí mismos. Él era el único doncel que había logrado ingresar, y aunque eso lo llenaba de orgullo, también le generaba un peso sobre los hombros. Sabía que, a partir de ahora, las cosas no serían fáciles.

Se acostó de nuevo, esta vez con una mezcla de alivio y temor por lo que vendría. Pero había algo claro: lo había logrado, contra todo pronóstico. Eso le daba fuerzas para seguir.

En otro rincón de la ciudad, Vicent también estaba en su cama, aunque con una actitud completamente diferente. Después de haber cenado solo en la enorme sala de su casa, subió a su habitación sin prisa. A diferencia de Alastor, él no sentía la más mínima preocupación por los resultados. Sabía que había hecho un buen trabajo en las pruebas, como siempre lo hacía. Estaba seguro de que su nombre estaría en la lista, en primer lugar, por supuesto.

-¿Qué más esperaría de mí? -murmuró con autosuficiencia mientras revisaba su teléfono.

Al abrirlo, encontró varios mensajes de sus amigos, todos dándole felicitaciones anticipadas. No le sorprendía en absoluto; sus amigos sabían lo talentoso que era y lo mucho que se esperaba de él.

-Claro que ingresé -dijo con una sonrisa, respondiendo a uno de los mensajes con un emoji de pulgar hacia arriba.

Se dejó caer sobre su cama, aburrido. Había sido un día largo, pero no particularmente difícil para él. Las pruebas habían sido exactamente como esperaba, y estaba casi seguro de que sería uno de los seleccionados. Sabía que no había competencia real entre los donceles o las mujeres. Para él, el verdadero desafío estaba en ser el mejor entre los varones.

-"Ese doncel..." -pensó de repente, recordando al chico frágil que había visto durante las pruebas-. ¿Cómo se le ocurrió siquiera intentarlo?

Vicent rió para sí mismo, convencido de que aquel doncel no tendría la más mínima oportunidad de ingresar. La simple idea de un doncel en una carrera como ingeniería mecánica le resultaba absurda. Cerró los ojos con una sonrisa arrogante en su rostro, seguro de que el día siguiente solo traería buenas noticias para él.

Justo cuando estaba a punto de dormirse, su celular sonó. Abrió un ojo, algo molesto, y lo tomó para ver qué ocurría. Al desbloquearlo, se encontró con el mensaje de los resultados. Lo abrió sin pensar demasiado en ello, convencido de lo que vería.

1. Vicent Delacroix
2. Ethan Beaumont
3. Alain Giroux
4. Jean Dubois
5. Alastor Moreau

Vicent sonrió al ver su nombre en el primer puesto, tal como lo esperaba. Su lugar en la Universidad de Élite estaba asegurado. Sin embargo, su sonrisa se desvaneció al ver el nombre del quinto seleccionado.

-Alastor Moreau... -murmuró, frunciendo el ceño-. Ese debe ser el doncel.

No podía creerlo. ¿Cómo era posible que ese doncel frágil y débil hubiera logrado ingresar? Vicent se quedó mirando el nombre con incredulidad, sintiendo una mezcla de desconcierto y burla.

-Esto será interesante... -dijo para sí mismo, riendo suavemente-. Supongo que habrá algo de diversión este año.

Se volvió a acomodar en su cama, aún con una sonrisa burlona en su rostro. Aunque había sido seleccionado en primer lugar, la idea de tener al doncel en su misma carrera le parecía un espectáculo que no podría ignorar.

Doncel [Static-Radio]Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz