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EL SOL COMENZABA A ASOMARSE por el horizonte cuando Olivia dejó el apartamento de Malia. El aire frío de la mañana le golpeaba el rostro, pero no lograba sacarla de ese entumecimiento que sentía desde la despedida con Ruby. Caminaba lentamente, con la mente en otra parte, repasando una y otra vez la conversación de la noche anterior. Cada palabra, cada mirada, se sentía como una daga clavándose un poco más profundo en su corazón.

Se detuvo en una pequeña cafetería en la esquina, un lugar que solía frecuentar con Ruby antes de que todo se complicara. No pudo evitar notar la mesa en la esquina, su mesa. Aquel lugar donde habían compartido risas, secretos y, en su momento, esperanzas de un futuro juntas.

Sin pensarlo, pidió un café y se sentó allí. El aroma del café recién hecho llenaba el ambiente, pero Olivia no podía disfrutarlo. Su mente no dejaba de vagar, buscando respuestas a preguntas que sabía que no tenían solución. ¿De verdad había sido la mejor decisión? ¿O simplemente había tomado el camino más fácil para evitar enfrentar su propio miedo?

—¿Liv?

La voz familiar la sacó de sus pensamientos. Al levantar la vista, vio a Peder, un amigo en común que tanto ella como Ruby habían conocido en uno de sus primeros rodajes juntas. Su rostro estaba lleno de sorpresa al encontrarla allí, sola, con la mirada perdida.

—Peder... —respondió Olivia, tratando de esbozar una sonrisa, aunque sabía que no llegaba a sus ojos.

Él se acercó rápidamente y se sentó frente a ella, dejando su mochila a un lado.

—No te veía desde hace semanas. ¿Estás bien? —preguntó con un tono preocupado.

Olivia suspiró. Estaba cansada de mentir, de pretender que todo estaba bajo control. Así que, por primera vez en mucho tiempo, decidió ser honesta.

—No... No lo estoy, Ethan —admitió en voz baja, sin apartar la mirada de su taza—. Anoche... anoche dejé ir a Ruby.

La expresión de Peder cambió de inmediato. Sabía lo que Ruby significaba para Olivia, incluso si nunca lo habían discutido abiertamente.

—¿Qué pasó? —preguntó, inclinándose hacia adelante, dispuesto a escucharla.

Olivia tomó un sorbo de café, esperando que eso le diera el valor para continuar.

—Le dije que la amo, pero también le dije que no puedo ser lo que ella necesita. Que no puedo darle lo que merece, y que lo mejor es que sigamos caminos separados —explicó con la voz temblorosa—. No podía seguir haciendo como si todo estuviera bien cuando ambas sabíamos que no lo estaba.

Peder asintió, comprendiendo la gravedad de la situación. Sabía que Olivia siempre había sido una persona que cargaba con más de lo que debía, que prefería sacrificar su propia felicidad si eso significaba proteger a quienes amaba.

WYA | Ruby Rose Turner Donde viven las historias. Descúbrelo ahora