liar man | j.jungkook

11

La mujer se volvió hacia él, y sus ojos se encontraron. Por un momento, pareció congelada en el tiempo, su expresión era una mezcla de sorpresa y nerviosismo. Su mirada se clavó en la de Jungkook, como si buscará algo en sus ojos.

Él se mantuvo inmóvil, sin saber qué hacer. La tensión entre ellos era palpable, como si el aire estuviera cargado de electricidad. La mujer parecía luchar por encontrar las palabras correctas.
Su rostro, iluminado por la luz de la luna, reflejaba una compleja mezcla de emociones. El castaño pudo ver la sorpresa inicial dar paso a una ansiedad creciente, como si ella temiera que él revelara su secreto.

Ella intentó fingir que no lo conocía, su rostro estaba adoptando una máscara de indiferencia. Sin embargo, su mirada delató su nerviosismo, y Jungkook notó que sus ojos se desviaban hacia un lado antes de volver a encontrar los suyos.
El silencio entre ellos se prolongó, hasta que finalmente ella habló, su voz era baja y vacilante.

—Hola —dijo ella con una sonrisa forzada—. Disculpa, no te había visto aquí.

Jungkook sonrió ligeramente, intrigado por su intento de disimular.

—Yo... Acabo de llegar. —respondió.

El silencio que siguió fue incómodo, y el castaño pudo sentir que ella luchaba por mantener la fachada. Su mirada se cruzó con la de ella, y por un momento, parecía que ambos sabían que la otra persona no estaba siendo sincera.

Jungkook decidió romper el hielo con una pregunta.

—¿Te gusta la vista desde aquí? —preguntó, señalando hacia la ciudad iluminada.

Ella se volvió hacia la barandilla, su mirada siguiendo la dirección de su mano.

—Sí, me gusta mucho. —respondió, con su voz un poco más relajada.

Éste se acercó un poco más, apoyándose en la barandilla junto a la fémina.

—Me encanta la forma en que la luz de la luna refleja en los edificios —dijo, observando la ciudad. Ella asintió, su mirada estaba fija en la ciudad—. Es como si la ciudad se transformara en un cuadro. —la voz del hombre era cada vez más suave.

El silencio que siguió fue más cómodo que el anterior, y Jungkook sintió que estaba logrando conectar con ella de nuevo.

—¿Te acuerdas de...? —comenzó a decir la chica, pero se detuvo y comenzó a negar, como si hubiera cambiado de opinión.

—¿De nosotros? —completó su frase, insinuando que si lo recordaba.

La joven estaba sorprendida. Y por un momento, el tiempo se detuvo. Ambos se miraban fijamente. Luego, ella asintió ante la pregunta. Él sonrió, sintiendo una conexión renovada.

—Yo tampoco pude olvidarlo. —ella sintió cómo se le revolvía el estómago. Había olvidado lo hipnotizante que era su voz. 

Volvió a mirar la ciudad, mirarlo la ponía nerviosa. Él pudo ver la emoción en sus ojos, tenía una mezcla de alegría y nerviosismo.

—¿Qué hace alguien como tú en un lugar como este? —preguntó ella, tratando de no tartamudear. El castaño soltó una leve risa, sintiendo que la tensión se disipada.

—Pregúntale a mi amigo —dijo—. Él me invitó a esta fiesta.

Y lo volvió a mirar con una intensidad inexplicable.

—Me alegra que lo hiciera. —su voz era melódica, suave y agradable. Pero también se notaba la sinceridad en sus palabras.

Jungkook se acercó más a la fémina. su corazón estaba latiendo con fuerza. La mujer no se movió, su mirada fija estaba en la de él. El aire entre ellos parecía vibrar con tensión.

Él podía sentir el calor de su cuerpo, podía oler su dulce y seductor perfume. Y se inclinó hacía ella, estando más cerca.

—Me alegra que estés aquí. —susurró, su aliento acariciaba su piel.

Cerró sus ojos, tenía la respiración lenta y profunda. Él pudo sentir como su corazón latía contra el suyo. De repente, la música de la fiesta se intensificó, y la voz del anfitrión resonó en el balcón.

—¡Un brindis por la inauguración de nuestro restaurante! —se escuchó en los parlantes.

La mujer abrió los ojos, su mirada encontrando la de Jungkook. Sonrió, y él se sintió perdido en su sonrisa. Y sin pensarlo mucho, la besó, ignorando la interrupción. Su boca encontró la de ella con suavidad, y la joven respondió con igual pasión. El mundo a su alrededor se desvaneció, dejándolos solos en su propio universo.
La música y las voces de la fiesta se convirtieron en un murmullo lejano, mientras ellos se perdían en el beso. El castaño sintió su corazón explotar de emoción, y supo que no podía dejarla ir nuevamente.

La mujer se aferró a él, su cuerpo pegado al suyo. El beso se profundizó, y Jungkook sintió que se estaba ahogando en ella.

De repente, una voz cercana los interrumpió.

—SeoWoo, ¿dónde estás? —se escuchaba muy cerca. La mujer se separó con el rostro sonrojado.

—Lo siento... —susurró y volvió a la fiesta.

Jungkook se quedó en el balcón, con su corazón aún latiendo con emoción. Acababa de escuchar su nombre: SeoWoo.
Y la siguió a la fiesta, con su corazón aún latiendo con emoción. La encontró en el centro de la sala, rodeada de personas que felicitaban a la mujer que se encontraba a su lado por la inauguración del restaurante.

SeoWoo sonreía y charlaba con los invitados, pero él castaño notó que su mirada se cruzaba con la suya en varias ocasiones. Él se mantuvo a distancia, observándola con interés
De repente la otra mujer la tomó del brazo. Su rostro estaba muy serio.

—SeoWoo ¿Que pasó?¿Hablaste con él? —preguntó susurrando, evitando que los demás la escuchen.

—Sí —confirmó con las mejillas rojas—. Luego te cuento con detalle.

—¡No! ¡Cuéntame ahora!

Jungkook recordó el nombre de la hija de los dueños del restaurante, Naomi. Entonces, SeoWoo era amiga de la familia propietaria del restaurante.
La abogada se disculpó con los demás y se alejó con su amiga. Él la observó mientras se alejaba, sintiendo una mezcla de frustración y curiosidad.

¿Por qué se había ido tan rápidamente? ¿Qué estaba pasando entre ellas?

Cansada del colegio, quiero que se termine yaaa, quiero que sea vacaciones!!