Heridas Que No Cierran

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Capítulo 22;

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Capítulo 22;


Lay observaba cómo Pur y Bay se alejaban del salón, sus pasos firmes resonando en el eco de las paredes. Sentía una mezcla de orgullo y dolor en su pecho. Su hijo había crecido fuerte, con una integridad que lo llenaba de satisfacción, pero también sentía el peso de las decisiones que lo habían llevado hasta este punto.

Una suave sonrisa se formó en sus labios mientras veía a Pur tomar la mano de Bay con confianza. Había encontrado el amor y había luchado por él, algo que Lay siempre había deseado para su hijo. Pero cuando su mirada volvió a Kye, aún arrodillado frente a él, esa sonrisa se desvaneció rápidamente, como si la presencia de su antiguo compañero fuera una sombra que apagaba cualquier luz en su corazón.

Kye seguía en el suelo, con la cabeza baja y los hombros encorvados, su figura imponente parecía ahora una carcasa vacía, consumida por el remordimiento. Lay lo miró durante varios segundos, cada uno de esos instantes cargado con recuerdos del pasado, de los momentos felices que se convirtieron en dolorosos fantasmas.

Kye levantó la vista, encontrándose con los ojos de Lay, pero en ellos no había compasión, solo una frialdad implacable que lo hizo temblar. Intentó levantarse, quizá para decir algo más, pero las palabras murieron en su garganta. Lay no estaba dispuesto a escucharlo.

- No tienes nada más que decir, Kye -dijo Lay con una voz suave pero cortante, tan afilada como una daga-. Lo que hubo entre nosotros murió hace mucho tiempo.

Kye cerró los ojos, su cuerpo se estremeció con una mezcla de vergüenza y desesperación. Había esperado que el perdón llegara más rápido, que la súplica ante Lay abriera alguna puerta que les permitiera comenzar de nuevo, pero cada vez era más evidente que Lay no tenía intención de volver a ese punto. Lo que compartieron, lo que alguna vez fue amor, ahora era solo cenizas.

- Lay, por favor... -murmuró Kye, su voz apenas un susurro, lleno de súplica-. Necesito tu perdón.

Lay respiró hondo, sus ojos aún clavados en Kye. Por un momento, pareció considerar sus palabras, pero la resolución en su rostro no cambió. La herida era demasiado profunda, y aunque Lay ya no lo odiaba, tampoco podía olvidar lo que había ocurrido.

- No se trata de perdonar o no, Kye -dijo Lay, sacudiendo lentamente la cabeza-. Ya no siento rencor, pero tampoco siento nada más. Lo que fuimos ya no existe. Todo lo que puedo hacer es seguir adelante.

La fuerza de esas palabras golpeó a Kye como un puñetazo en el estómago. Se tambaleó, tratando de procesar lo que significaban. No había más oportunidad, no había redención que alcanzara a reparar lo que rompió. La distancia entre ellos no era solo física, era un abismo emocional que Kye ya no podía cruzar.

Lay, incapaz de soportar la agonía de Kye por más tiempo, dio un último vistazo a su antiguo amor. Algo en su expresión cambió, pero no era compasión; era resignación. Lentamente, se dio la vuelta y comenzó a caminar hacia la salida del castillo.

 •Bajo el velo de la nobleza • 𝙿𝚞𝚛 𝚇 𝙱𝚊𝚢 •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora