"Cuando la pasión se convierte en locura y el deseo en obsesión... Bay es la única razón"
Pur, heredero del reino, siempre ha vivido bajo la presión de mantener la línea real y tener un sucesor, según los deseos obsesivos de su padre, el rey Kye. A...
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Capítulo 14:
Bay estaba inquieto esa mañana. El sol ya había salido, pero él se encontraba afuera de la casa, con los ojos ansiosos observando el camino, como si en cualquier momento Pur fuera a aparecer. Se pasaba las manos por el cabello repetidamente, en un intento frustrado de aliviar la tensión que sentía.
Kan, el padre de Bay, observaba todo con una sonrisa divertida en el rostro. Ver a su hijo tan ansioso, esperando a alguien con tanta impaciencia, era una escena rara. Y, en el fondo, lo llenaba de orgullo. Sabía que Bay era reservado y evitaba abrir su corazón a las personas. Sin embargo, ahora parecía una persona completamente diferente, más ligero, más... vivo.
— Vas a acabar gastando las suelas de tus botas de tanto caminar de un lado a otro, Bay — dijo Kan en tono de broma mientras pasaba por la puerta, llevando una cesta de flores.
Bay se detuvo por un momento y le dio una leve sonrisa a su padre.
— Solo estoy distraído — respondió, tratando de disimular, pero su mirada volvió rápidamente al camino, traicionando su intento de aparentar indiferencia.
Kan rió suavemente, colocando la cesta de flores en el suelo y acercándose a su hijo. Puso una mano en el hombro de Bay, dándole un apretón cariñoso.
— ¿Distraído, eh? — murmuró, conteniendo apenas la risa. — ¿Desde cuándo te distraes mirando el camino?
Bay sintió que sus mejillas se sonrojaban un poco. Sabía que su padre no iba a dejar pasar esa oportunidad de molestarlo. Pero, en el fondo, no podía esconder el nerviosismo y la expectativa que sentía con respecto a Pur.
— No es nada, papá. — Bay intentó evadir la conversación, cruzando los brazos y fingiendo observar algo en la distancia.
Kan sacudió la cabeza, sin perder la sonrisa. Conocía bien a su hijo, y era obvio que había algo más detrás de su comportamiento. No era difícil adivinar el motivo de tanta agitación.
— Sabes, nunca te había visto así — dijo Kan, con una voz suave pero llena de cariño. — Es bueno verte esperando a alguien con tanta expectativa. Y sé que no es por cualquier persona.
Bay mordió su labio, tratando de mantener la calma, pero su corazón latía rápido. No podía quitarse a Pur de la cabeza desde el momento en que el príncipe lo había abrazado la última vez que se encontraron. Aquel gesto, aunque simple, significaba mucho para Bay, más de lo que quería admitir.
— Tal vez ni siquiera venga... — murmuró Bay con un tono desanimado, mirando al suelo por un instante.
Kan soltó una risita suave, sacudiendo la cabeza.
— Va a venir, Bay — aseguró el padre, apretando su hombro de forma alentadora. — Y lo sabes.
Bay miró a su padre por un momento, con un brillo de esperanza en sus ojos, aunque todavía intentaba ser cauteloso. No quería hacerse demasiadas ilusiones, pero la verdad era que solo pensar en ver a Pur lo hacía sentir algo nuevo, algo que apenas podía describir.
