•Bajo el velo de la nobleza • 𝙿𝚞𝚛 𝚇 𝙱𝚊𝚢 •

todavía te extraño..

Chapitre 30;

Pur no pudo evitar alargar la despedida en la puerta, manteniendo a Bay cerca, sus labios apenas separados mientras lo miraba con una intensidad que hacía que ambos perdieran la noción del tiempo. Cada segundo que pasaba sin separarse parecía hacer que el deseo entre ellos se profundizara, y ninguno de los dos parecía tener prisa por romper ese momento. La mano de Pur descansaba firmemente en la espalda de Bay, acercándolo con suavidad mientras sus dedos le acariciaban la piel.

-¿Sabes lo difícil que me es dejarte ir, mon amour? -susurró Pur, su voz ronca y baja, apenas audible, pero Bay lo escuchó claramente y sintió un estremecimiento que recorría su columna.

Bay sonrió, entrecerrando los ojos y llevando sus manos a la nuca de Pur, deslizándolas con una delicadeza que contrastaba con la intensidad en su mirada.

-Quizás no deberías hacerlo, -contestó Bay en tono juguetón, inclinándose hacia él mientras sus labios apenas rozaban los de Pur.

La respuesta provocó una sonrisa en Pur, quien se inclinó para besar a Bay más profundamente, dejando que sus emociones y su deseo se reflejaran en cada movimiento. Sin embargo, lo que comenzó como un beso suave, rápidamente se volvió más apasionado. Ambos estaban completamente entregados al momento, cada uno permitiendo que sus emociones se desbordaran sin preocupación alguna por el paso del tiempo.

-Bay... -murmuró Pur en un tono más serio, usando su nombre, lo cual no solía hacer a menos que estuviera realmente intentando ser directo o enfatizar algo importante. Pero incluso en ese momento de seriedad, no pudo evitar dejar entrever el deseo en su voz.

Bay se separó un momento, mirándolo con una leve sonrisa burlona y dándose cuenta del cambio en su tono. La expresión en su rostro mostraba que disfrutaba cada segundo de esa intensidad, de cómo Pur le demostraba una vez más cuánto le importaba.

-Dime, Pur, ¿qué sucede? -preguntó Bay, fingiendo no comprender la razón de su seriedad, aunque en el fondo lo sabía perfectamente. Le gustaba verlo así, con ese conflicto de emociones reflejado en sus ojos.

-¿Qué sucede? -repitió Pur en voz baja, como si se hablara a sí mismo mientras acariciaba suavemente la mejilla de Bay, manteniendo su mirada. Sabía que sus palabras no podían expresar todo lo que sentía, pero aún así intentó dejar que sus emociones hablaran por él. -Lo que sucede, mon cher, es que me haces sentir cosas que ni siquiera sé cómo describir.

Bay le sonrió, deslizando sus dedos a lo largo del pecho de Pur, sintiendo cómo su respiración se aceleraba bajo su toque.

-Entonces, quizás deberías quedarte conmigo un poco más, ¿no? -sugirió Bay, sus palabras en un susurro suave y seductor que resonó en el espacio entre ellos.

Pur no necesitó más invitación. Apretó un poco más sus manos en la cintura de Bay, como si quisiera recordarle que en ese momento, él estaba completamente suyo. Aunque sabía que no podían quedarse allí toda la noche, tampoco estaba listo para dejarlo ir.

El tiempo continuaba pasando, pero para ellos, cada segundo que compartían en la puerta de la casa de Kan era una eternidad y, al mismo tiempo, un instante efímero. No les importaba el frío de la noche ni la falta de palabras. Todo estaba dicho entre sus gestos, sus caricias, y los nombres franceses que Pur susurraba de vez en cuando al oído de Bay, haciéndolo sonrojar o reír suavemente.

Finalmente, cuando el cielo comenzaba a mostrar los primeros indicios del amanecer, Pur se dio cuenta de que era hora de partir, aunque todo en él deseara quedarse a su lado. Miró a Bay por última vez antes de inclinarse para darle un beso suave y prolongado, uno que contenía todas las palabras que no podían decir en ese momento. Con un suspiro, se separaron, aunque ambos sabían que sus corazones seguían entrelazados.