un sueño lúcido mon amour

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Capítulo; 25

Pur llegó al castillo después de unos días en el campo con Bay, y su corazón aún latía fuerte al recordar los momentos compartidos. Sin embargo, ese remanso de paz pronto se desvaneció cuando al entrar en el gran salón vio a su padre, Kye, conversando con una joven campesina, que parecía estar coqueteando tímidamente con él.

Frunciendo el ceño, Pur no se molestó en disimular el desdén en su mirada hacia la chica. No comprendía cómo Kye podía seguir interactuando tan despreocupadamente, después de todo el dolor que había causado. Sin decir palabra, Pur evitó la escena, subiendo las escaleras y dirigiéndose a su habitación con pasos pesados.

Una vez en la intimidad de su cuarto, suspiró profundamente, dejando caer su capa sobre una silla. Se dejó caer en la cama, mirando el techo mientras intentaba contener la mezcla de emociones que se arremolinaban en su pecho. Sabía que el proceso de reconciliación entre Kye y Lay, a quien él siempre había considerado su verdadera madre, estaba lejos de resolverse, si es que eso llegaría a ocurrir algún día.

Lay no mostraba el más mínimo interés en perdonar a Kye. Lo sabía bien, pues Lay le había confesado en más de una ocasión que no pretendía guardar rencor, pero tampoco podía simplemente borrar el daño que había sufrido. Era algo que ni siquiera Pur, con toda la bondad que sentía, podía olvidar o disculpar fácilmente. Además, cada vez que Lay intentaba reconstruir su vida y avanzar, Kye parecía reaparecer, suplicando perdón sin comprometerse a cambiar realmente.

Pur cerró los ojos, dejando que su mente volviera a los días tranquilos junto a Bay. Su amor por él le daba una perspectiva completamente distinta sobre lo que era una relación sincera y comprometida. Era incapaz de entender cómo su padre podía haber echado a perder algo tan valioso con Lay, alguien que le había dado todo. A veces, Pur deseaba hablar directamente con Kye, enfrentarlo y pedirle explicaciones, pero sabía que eso solo reabriría heridas que prefería dejar cerradas.

Unos golpes en la puerta lo sacaron de sus pensamientos. Con un suspiro pesado, se levantó y abrió la puerta, encontrándose con uno de los sirvientes del castillo, quien le informaba que la cena estaba lista. Pur asintió y, después de asegurarse de que su semblante estaba en calma, se dirigió al comedor, mentalmente preparándose para la posible presencia de Kye en la mesa.

Al entrar al salón, vio que su padre ya estaba ahí, sentado a la cabecera, con la misma expresión melancólica que últimamente siempre parecía acompañarlo. Pur se acomodó en silencio en su lugar, tratando de mantener una distancia emocional. Ambos comenzaron a cenar en un incómodo silencio, hasta que Kye rompió la calma con una voz vacilante.

—Pur… ¿has sabido algo de tu madre?

Pur lo miró con frialdad, y, después de unos instantes, respondió de manera cortante:

—Sigue sin tener ningún interés en perdonarte, si es lo que preguntas.

Kye bajó la mirada, visiblemente afectado, y Pur sintió una punzada de culpa, aunque trató de ignorarla. No podía simplemente olvidar el daño que Kye había causado, no solo a Lay, sino también a él, a toda su familia. Lay era fuerte y digno, y Pur sentía que tenía la responsabilidad de ser leal a esa fuerza y determinación.

—Lo entiendo… —susurró Kye, con un tono casi de resignación—. Sé que arruiné las cosas de una forma en la que quizás ya no pueda arreglar nada, pero daría cualquier cosa por tener una oportunidad de redimirme. No por mí, sino porque aún… aún lo amo.

Pur sintió una mezcla de rabia y pena. Sabía que Kye, en el fondo, probablemente lo decía en serio, pero también entendía que a veces el amor no bastaba. Decidido a no mostrar compasión por las lágrimas que asomaban en los ojos de su padre, Pur respondió, en un tono firme:

 •Bajo el velo de la nobleza • 𝙿𝚞𝚛 𝚇 𝙱𝚊𝚢 •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora