FLUFFTOBER 2024 - DRAKEY VERSION

BAILE LENTO

La fiesta sigue con tranquilidad. La cena es tan elegante que Mikey sólo prueba un poco y se lo deja a Draken quien, como el caballero que es, ha pedido pizza para él y chucherias.

—¿Por qué eres tan perfecto?

—Hago lo que tengo qué hacer para hacerte feliz, sólo eso

Hanma hace gestos como de querer vomitar, cuando Mikey y Draken comenzaban a ser melosos no paraban hasta que se liaban. Kisaki le patea por debajo de la mesa, él no tenía derecho a quejarse pues era peor que ese par cuando estaba caliente.

Después de la cena viene un pequeño brindis, donde los padrinos de Hakkai y Mitsuya dicen algunas palabras. Cuando Draken sube al escenario, Mikey grita con fuerzas lo hermoso y perfecto que se ve, Baji y Hanma, como los idiotas que eran, le siguen el juego, soltando alguna que otra obscenidad de más.

—Takashi fue el primer amigo que tuve en mi vida. Nuestro encuentro fue destinado a ser, sé que le enseñé muchas cosas y él me enseñó a mí muchas otras

—¡Como a besar! —Grita Baji, recibiendo risas, una patada de Mikey por debajo de la mesa y un pellizco de parte de Chifuyu.

—Sé que somos almas gemelas. No de forma romántica pues él encontró quién lo complementará y yo encontré a mi amor —le dedica una mirada y una sonrisa a Mikey —. Estoy feliz de que por fin puedan formar un hogar lleno de amor y unidad. Felicidades a ambos, les deseo el mayor éxito en está etapa. Sean felices y no se olviden de nosotros

—¡No vamos a dejarlos, estaremos metidos en su casa todo el tiempo!

—Por dios, no —Mitsuya se cubre el rostro y su espalda es acariciada tiernamente por Hakkai.

—Qué guapo te viste dando ese discurso —Mikey le acomoda la corbata y le besa en los labios.

—Me sentí muy estúpido. Estaba nervioso

—Dije guapo, mi amor —Draken le muerde la muñeca como reprimenda.

Después del discurso de la madre de Mitsuya, donde hubo muchas lágrimas, los novios hicieron su primer baile como esposos. Parecían un par de ángeles.

—Oye, Mikey. ¿No quieres practicar?

—¿Practicar?

—Sí, ya sabes, algún día nos vamos a casar y estaremos al centro de la pista bailando lento, como Mitsuya y Hakkai ahora mismo

Mikey los mira atentamente, cómo se balancean y se hablan al oído: ríen y se miran con amor. Su estómago se contrae con emoción.

—Kenchin, sí quiero

—¿Qué? ¿Casarte conmigo? Ya estamos comprometidos

—No, no, no. Bailar. Vamos a bailar

Draken mira la pista, poco a poco las parejas se iban uniendo a los recién casados para bailar. Ambos se levantan y se dirigen a la pista con los dedos entrelazados. Mikey recuerda las primera veces que Draken lo obligaba a bailar con él, siempre lo prensaba de la cintura y hacía que pisara sus pies; entonces comenzaba a bailar con lentitud, cantando algo en voz baja, sólo para ellos dos.

—¿Puedo estar sobre tus pies?

—Ya eres un experto en el baile lento, ¿no?

—Pero me gusta estar así, porque puedo alcanzar tus labios

Draken no dice nada, simplemente deja que Mikey haga lo que se le dé la gana, como siempre. Comienza a dar algunos pasos de lado a lado, cortos y lentos; Mikey le rodea el cuello y a veces da pequeñas caricias a su nuca. Sus ojos se mantienen mirándose con atención, Draken jura ver el alma de Mikey y todo el amor que le profesa; un paraíso que ni en la mente del más prestigioso artista podría imaginar.

Entonces sus labios se abren y comienza a cantar, un concierto privado, como un hechizo que los encierra en su propio mundo. A Mikey le gustaba mucho la voz de Draken, aunque la suavizaba las notas gruesas eran inevitables, y eso provocaba que su piel se erizara. A mitad del baile comienza a cantar en su oído, sus cuerpos se aprietan entre sus brazos mientras siguen balanceándose.

—Te amo, Kenchin —y aunque no recibe una respuesta Mikey siente el sentimiento mutuo a través de la letra de la canción.

Mikey no pensaba mucho en las bodas, ni siquiera sabía lo que significaba ser esposos, pero si el sentimiento que tenía en ese momento duraba para siempre después de dar el sí frente a un montón de personas que los querían, entonces quería casarse un millón de veces y bailar lento dentro de ese mundo que sólo les pertenecía a ellos.

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NOTAS DE AUTOR: a estas alturas, ya tengo el cerebro frito