APODOS

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A Draken no le molestaba que Mikey se la pasara revoloteando a su alrededor llamándole por ese ridículo nombre: "Kenchin, esto. Kenchin, aquello. Kenchin. Kenchin. Kenchin". A veces durante la noche dormía imaginando esa voz como un mosquito zumbando en sus oídos; sus amigos siempre se burlaban de él y, sinceramente, él ya no sabía qué hacer. A Draken no le molestaba si Mikey empleaba el apodo durante la intimidad o mientras estuvieran solos, pero mencionarlo cada minuto mientras estaban con sus amigos, eso ya era demasiado.

—Oooh~, Kenchin. Al fin llegas —la voz de Baji sale más aguda "imitando" la de Mikey.

—Te extrañé mucho, ¿por qué tardaste tanto, Kenchin? —Es turno de Hanma y Draken se cuestiona el por qué lo aceptaron en su grupo de amigos.

—Necesito que me des de comer en la boquita, Kenchin. Pupupupu

Todos los presentes ríen y Draken quiere prender fuego al lugar para que sus amigos se consuman también junto con el establecimiento. Siempre era lo mismo, era la burla de todos por culpa de su novio.

—Kenchin, ¿me veo bonito hoy? —Pahchin se une a las burlas; el que faltaba.

—Anda, Kenchin. Dime lindura —escuchar a Hanma con esa voz era horripilante, y su voz de fumador no ayudaba mucho que digamos.

—Cierren la boca. Son insoportables. Ya maduren

—Kenchin, pero a ti te gustan los inmaduros —los tres descerebrados comienzan a hacerle ojitos, como los ridículos que eran.

—¡Keeeeeenchiiiiiinnnn! —Mikey aparece, con Takemichi detrás de él.

Corre para tirarse a sus brazos, escucha de fondo las risitas de burla de sus amigos. Le alegraba mucho ver a su novio, pero no podía disfrutar del momento por la vergüenza y la incomodidad que sentía por culpa de esos sujetos. Entonce se le ocurre una idea increíble, si él iba a ser avergonzado de esa manera, entonces haría que Mikey pasara por lo mismo.

—Ya estoy aquí, Cielito —da una caricia al cabello de su novio y deja un pequeño beso sobre su frente.

De pronto todo el establecimiento se queda en completo silencio, incluso Mikey se congela entre sus brazos. Le sorprende no escuchar las risas y las burlas que sus amigos siempre suelen hacer; al poner atención a sus amigos nota el ambiente tan peculiar.

—Oh, por, Dios. Dime que no acabas de decir eso —Hanma se cubre el rostro, ese es el detonante para que el desastre comience, y no precisamente como él lo había planeado.

Las risas estallan y las burlas comienzan, es Baji el primero en abrir la boca, sólo en esos momentos su cerebro se destelarañaba y funcionaba de forma correcata.

—¡Si el apodo de Mikey ya de por sí era ridículo, tú superaste por completo eso!

—¡No sólo es ridículo, es extremadamente cursi y vomitivo!

Cielito, ¿ya te has lavado las manos? —Baji usa de nuevo su voz aguda, tonteando con Hanma y Pah.

Cielito, ¿ya pediste algo de comer?

Cielito, ¿quieres que mastique la comida por ti? —Aunque eso suena asqueroso a todos los presentes en su mesa les parece gracioso pues se siguen carcajeando de lo lindo, provocando que los demás comensales los miren.

Mientras los demás se burlan, Mikey le mira, parpadeando lento y dejando a la vista sus enormes ojos brillantes y llenos de ilusión.

—¿Qué acabas de decirme?

—Dije lo que dije —Draken se niega a repetir la estupidez por la que sus amigos se siguen burlando, con Mikey ajeno a toda la bulla.

—¿Puedes repetirlo, Kenchin? ¿Por favor?

—¡No lo haré! —Siente el rostro caliente y sudoroso, entre el abrazo asfixiante de Mikey y todo el escándalo de sus amigos era casi imposible mantener la serenidad y templanza que lo caracterizaba; ¡incluso Mitsuya estaba del lado de esos desquiciados!

Porfa, porfa, Kenchin. Es que sonó tan... bonito. Quiero escucharlo de nuevo, ¿sí?

¿Y cómo Draken podía negarle algo a esa mirada cautivadora y esas súplicas tan tiernas? Draken literalmente podía estar en el piso desangrándose después de ser apaleado y, si Mikey se lo pedía, él se levantaría sólo para conseguir esos taiyakis recién salidos a primera hora de la mañana. ¡A la mierda sus amigos! Que se burlen todo lo que quieran, ese culo sería suyo las veces que quisiera y no por quedarse callado.

Cielito —pronuncia lento, acariciando cada sílaba.

Sabe que la piel de Mikey se ha erizado como la de un gato cuando ve sus pupilas dilatarse unos milímetros; el sudor comienza a perlar su frente, su respiración se acelera y sus mejillas adquieren un color rosado, como el de las muñequitas de porcelana. Draken tantea de nuevo la palabra, juega con ella con la lengua, aprieta en agarre en la cintura de Mikey y vuelve a soltar, con voz gruesa, esa que tanto le gusta escuchar a su novio mientras joden.

Cielito

Mikey se derrite y todo el bullicio anterior desaparece, cuando draken vuelve a mirar, sus amigos tienen cara de asco y disgusto. Esa era una victoría para él.

FLUFFTOBER 2024 - DRAKEY VERSIONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora