Capítulo 16

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                                                                                                                      El beso

Soraya

Un par de ronquidos inaudibles de Eileen, sumado al dolor de cabeza de mil, hicieron que despertara sin recordar nada de la noche previa. Intenté levantarme, pero un par de brazos en mi cuello frenaron mi estrategia. Entiendo que son de Bill y Eileen, los retiro gradualmente y me reincorporo, y los observadores, Eileen tiene una pierna en el trasero de Bill, mientras que Bill se encuentra al filo de la cama.

Me detuve y me dirigí al baño para desechar todo lo que he ingerido, me cepillo los dientes y los enjuago. Cuando salgo, ya no encuentro a Bill acostado, sino sentado mirando la nada.

 Siente mi presencia y alza su rostro para mirarme. Antes de articular una palabra Georg entra.

— ¿ Qué sucedió anoche? no, mejor aún, ¿Qué les sucedió a ustedes?— cuestionó Georg ya en el interior de la habitación, con Tom y Gustav detrás de él.—¿Por qué Bill tiene una cara como de mapache?

—Primero, deja que nos despertemos correctamente, pareces una mamá osa gritando a las seis de la mañana—contesta Bill, apoyándose con las manos en su cabello.

Georg alzó su ceño y unió sus brazos, mientras Tom y Gustav se intercambiaban miradas de amistad. Era evidente que hubo un caos anoche, sin embargo, los detalles se hallaban dispersos en nuestras reflexiones como fragmentos de un misterio desordenado. Bill seguía despeinándose con las manos, y Eileen emitió un suave quejido desde su lugar, sin desplazarse más que para cambiar la posición de su pierna.

— ¿De verdad? —Georg se acercó con una mano a la sien.— ¿Qué demonios ocurrió? Dado que creo que involucró algo más que un par de bebidas.

En eso, Georg, no estás equivocado.

—Siento que me atropelló un camión.—Eileen con su cabello revuelto salió disparada hacia al baño, así que sabemos que está botando todo lo que ocurrió anoche.

—De acuerdo, eso lo confirma —dijo Georg, enojado—. Anoche ocurrió un desastre de gran magnitud. ¿Qué está previsto que consumieran? ¿Carga?

—Espero poder darle una respuesta —murmuré, masajeando mis sienes, tratando de mitigar el dolor que me asfixia—. No recuerdo nada. Se supone que era noche de chicas mientras ustedes dormían pero no.

—Típico —se mofó Tom, poniendo una leve palmada en la espalda de Gustav—. Es probable que acabaran en uno de esos juegos absurdos que Bill crea cuando ya está agotado de alcohol. Algo así como "¿A que no tienes la valentía de...?"

 Se rascó la cabeza, entrecerrando los ojos como si los recuerdos quisieran asomarse pero se resistieran—.

—"En esta ocasión", afirmó —bufó Georg, dibujando comillas en el aire con sus dedos.

Eileen emergió del cuarto de baño, pálida y con los ojos de vidrio, oscilando un poco mientras se apoya en el marco de la entrada.

—Por favor, alguien me proporciona café, agua... o una transfusión sanguínea —murmuró, sumergiendo la cabeza en sus manos.

—¿Por lo tanto? —indagó Georg, observando a cada uno de nosotros como si estuviésemos en un enigma de componentes ocultos—. ¿No recuerdan nada?—negamos con la mirada baja, como si fuéramos niños tras que nuestra madre nos retan por el desorden que provocamos—Si es así, bajen a desayunar y les comento las locuras que Soraya hizo y más.

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⏰ Última actualización: Nov 10 ⏰

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𝑶𝒖𝒓 𝒇𝒊𝒓𝒔𝒕 𝒍𝒐𝒗𝒆|𝐓𝐨𝐦 𝐊𝐚𝐮𝐥𝐢𝐭𝐳Donde viven las historias. Descúbrelo ahora