APODOS

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Día 7

Pareja: GoYuu

Etiquetas: Apodos | Motes | Primer mes de novios |


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Para Satoru palabras como amor, cariño o cielo sonaban demasiado cursis y comunes y no era lo que quería para Yuji, llevaba días buscando un apodo o forma bonita de llamarlo, quería algo que fuera único y especial.

— Argh... — bufó mientras otra hoja era arrugada y lanzada a la basura. — ¿Por qué diablos esto es tan difícil? — sentado en el piso de unos de los pasillos hacía berrinche cuál niño.

— ¿Y ahora qué rayos te pasa? — Suguru apareció y no pudo evitar reír al ver el infantil comportamiento del albino.

— Estoy buscando un apodo especial para Yuji, pero todo lo que pienso son esas tonterías comunes de amor, cielo, cariño y demás y mi hermoso Yuji se merece más que eso. — cerró el cuaderno y lo dejó a un lado. — Necesito algo especial y único, algo que le haga saber que es lo más importante para mí en todos los sentidos, así que si no vas a ayudar, no me interrumpas. — frunció el ceño fingiendo molestia, aunque en verdad agradecía la repentina aparición de su amigo, necesitaba desahogarse para pensar mejor y Suguru era el único que podría comprender un poco su forma de pensar.

— ¡Por Dios! ¿Quién diría que el gran Satoru Gojo caería rendido ante los pies de un ser tan noble como Yuji? Por favor no lo corrompas, él es demasiado bueno para este mundo. — agregó con dramatismo al llevar una de sus manos a su pecho y la otra a su frente. — Es pecado corromper a los ángeles. — rio mientras se acercaba más a Satoru.

— Eres un imbécil. — intentó fingir enfado, pero también terminó riéndose. — Pero creo que tengo una idea de qué apodo podría ser. — una inocente sonrisa adornó su rostro. — Estoy seguro de que a él también le encantará. — tomó de nuevo su cuaderno y comenzó a escribir.

— Deberías darme créditos por salvarte de una crisis de este calibre. — Suguru tomó asiento — Para que veas que soy un buen amigo, aceptaré el 10% de tu pago de los próximos seis meses, creo que es algo bastante justo sabiendo que acabo de salvar tu relación. — las mejillas del azabache estaban completamente rojas al forzarse a contener la risa.

Desde que Satoru había hecho oficial su relación con Yuji, el molestarlo y provocarlo se había vuelto uno de sus pasatiempos favoritos, después de todo, Satoru con su irreverente carácter y temperamento se esforzaba por ser el ser más dulce del mundo con Yuji, el cambio era evidente, desde su tono de voz suavizado al hablar con él, hasta la gentileza de sus gestos y atenciones, cosa que no tenía con nadie más.

— No me jodas, todo lo que tengo ahora es para Yuji. — respondió sin apartar sus ojos de la página en la que con esmero escribía. — Pero como valoro tu amistad, serás el padrino de bodas cuando nos casemos. — levantó la vista por unos segundo y miró a Suguru de reojo. El pelinegro no tardó en estallar en risas al escuchar aquel disparate, sin duda alguna Satoru en verdad estaba enamorado de Yuji.

— Apenas tienen un mes saliendo y ya estás organizando la boda, no puedo creerlo. — rió antes de ponerse de pie. — Si es así, estaré esperando mi invitación formal, solo procura que el otro novio no huya. — se despidió con un gesto de su mano y entre risas se perdió entre los pasillos.

Satoru más ilusionado que nunca corrió hacia los salones en busca del pequeño regalo del destino, agradecía no tener clases ni misiones ese día, pues deseaba profesarle su amor una vez más a Yuji. Con mucha paciencia, espero hasta que las clases terminaron, la puerta del salón se abrió y Megumi fue el primero en aparecer, instintivamente ambos hicieron gestos de desagrado hacia el otro, pero no cruzaron palabras.

— ¡Satoru-senpai! — la melodiosa voz de Yuji hizo que el corazón de Satoru se acelerara en el acto, la forma en la que Yuji pronunciaba su nombre era como un beso de los dioses a su alma. — ¿Tuviste libre hoy? — a medida que se acortaba la distancia entre ambos, las mejillas de Yuji se veían teñidas de un rosa más intenso, ya sea por la vergüenza o la emoción, la vista era encantadora.

— Si, los ancianos por fin me dieron un descanso. — llevó ambas manos a sus bolsillos en un intento por ocultar su nerviosismo, no sabía si el mote sería dela grado de Yuji, pero no perdía nada con intentarlo.

— Es bueno saber que has tenido un descanso, eres el que mas misiones haces. Estoy seguro de que debe ser agotador. — Nobara y Megumi veían a la distancia la dulce atmósfera que envolvía al par de enamorados, ambos hicieron un gesto de asco por lo menos que se veían, pero sin interrumpir se retiraron.

— ¿Huh? Soy uno de los más fuertes, no deberías preocuparte por esas tonterías. — bufó el albino con orgullo.

— No seas arrogante, senpai. — Yuji le reprendió con suavidad. — Pero dejando eso de lado, ¿Qué te trae por aquí? — cuestionó con inocencia como si no fuera obvio que Satoru estaba ahí precisamente por él.

Bañados por los tenues rayos del atardecer, la atmósfera los invitaba al romance, y Satoru no desaprovecharía la oportunidad de usar aquel nombre bonito que había pensado para Yuji. — Sabes, eres como un pequeño rayito de luz que se desprendió del sol y se transformó en una hermosa y tierna persona. — tomó la mano del menor y entrelazó sus dedos. — A mi hasta hace poco no me gustaba tanto el sol, pero ahora no quiero apartar mis ojos de él porque sería como no verte más, hermoso sol que ilumina mi sombría existencia. — con lentos y suaves movimientos llevó la mano de Yuji a sus labios y con un infinito amor depositó un beso en la palma de este.

El rosa brillante de las mejillas de Yuji dejaba ver cuan conmovido estaba por las atenciones de su novio y superior. Mil veces escuchó que era un desalmado, grosero, arrogante y egoísta, pero para Yuji, Satoru era el ser humano más noble y sincero que había conocido.

— Sen... Satoru, ¿Qué cosas dices? — el nerviosismo era evidente en el menor, su cuerpo se había estremecido de emoción, su labio inferior temblaba y sus ojos se habían cristalizado, estaba al borde de las lágrimas. — Yo también pensé en algo lindo para ti... — susurró avergonzado. — Tu dices que soy tu sol, y bueno tú eres mi luna, esa que brilla incesante en la oscuridad y qué guía mi camino en este invierno llamado vida. — cerró la distancia entre ambos y apoyó su cabeza en la pecho ajeno, no quería que lo viera así de avergonzado ni emocionado por decir aquello. Llevaba días pensando en un mote especial y basado en su cabello y ojos bonitos había decidido que llamarlo su luna era una forma singular.

El puchero en los labios de Satoru contenía la felicidad que embargaba su corazón al darse cuenta que Yuji había pensado lo mismo, que quería algo único e íntimo.

— Cielos, eres tan lindo. — susurró el albino mientras deslizaba sus manos por la cintura del más pequeño mientras que Yuji deslizaba sus manos en busca de las mejillas de su senpai y parándose de puntillas, Yuji se esforzó por sellar aquel bonito atardecer con un casto e inocente beso.

Se dice que desde ese día, la luna y el sol comenzaron a danzar en el firmamento con alegría.

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¡Aaaaaaa! ¡Ya me atrasé otra vez! 😭😭😭😭

AST - FLUFFTOBERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora