Capítulo 24: Oliver

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—"Tanto como se puede estar, supongo."— responde Kevin con un tono de resignación mientras mira la entrada de la cueva. "Aunque, siendo sinceros, preferiría estar en cualquier otro lugar ahora mismo."

—"Es lo más cerca que estarás de una aventura de verdad, así que disfrútalo."— replica Ruby, rodando los ojos mientras ajusta el libro que lleva consigo.

—"Ya, ya, lo que tú digas."— Kevin sacude la cabeza antes de mirar hacia nosotros. "¿Y los demás? ¿No os arrepentís?"

—"Un poco tarde para echarse atrás, ¿no?"— comenta Natalia con una sonrisa traviesa mientras da un paso hacia la cueva.

—"Quién nos este escuchando pensará que estamos yendo a un parque de atracciones."— murmura Oliver, su tono ligeramente sarcástico, pero con un destello de preocupación en los ojos.

—"Yo diría que más bien estamos entrando a una casa del terror."— suelta Lowell, apretando suavemente mi mano como si quisiera darme un poco de ánimo. "Pero, ya sabes, a veces hay que enfrentar los miedos para encontrar lo que buscamos."

—"Muy poético, Lowell."— le digo, sonriendo a pesar de la tensión. "Pero espero que detrás de esa metáfora no haya más monstruos."

—"Pues más os vale que estéis listos para lo que sea."— Ruby interrumpe, avanzando hacia la entrada con paso firme. "Si este libro tiene razón, lo que nos espera no va a ser precisamente un paseo."

—"¿Siempre eres tan optimista?"— pregunta Kevin con un deje de ironía.

—"Solo cuando estoy en compañía de gente tan encantadora como tú."— Ruby le lanza una mirada de lado y luego se adentra en la cueva sin esperar respuesta.

—"Típico de Ruby."— comenta Natalia, antes de seguirla con una mirada divertida. "Será mejor que no la dejemos sola mucho tiempo, o quién sabe qué lío se meterá."

—"Pues venga, no nos quedemos atrás."— añade Lowell, tirando suavemente de mi mano para animarme a avanzar.

—"Voy, voy."— le respondo, y aunque trato de mantener la compostura, no puedo evitar sentir un nudo en el estómago. La oscuridad de la cueva parece absorber la poca luz que queda de la noche, y el aire huele a humedad y algo que no puedo identificar.

—"Cuidado donde pisas."— advierte Oliver, acercándose a nosotros mientras todos nos adentramos en la penumbra de la cueva. "Este lugar no parece muy estable."

—"Gracias por el aviso, mamá."— bromea Natalia, aunque sus pasos son cautelosos mientras se adentra en la cueva con el mapa extendido frente a él.

—"Bueno, al menos no es tan silencioso como los pasillos de la biblioteca."— comenta Ruby, aunque su tono parece más serio que antes, como si la tensión le hubiera alcanzado.

—"El silencio no siempre es malo."— le dice Lowell, su voz reverberando ligeramente en las paredes rocosas de la cueva. "A veces, te permite escuchar lo que realmente importa."

—"O escuchar lo que se esconde en la oscuridad."— susurra Oliver, observando cada rincón sombrío a su alrededor. "Porque aquí hay algo más que rocas y musgo."

La atmósfera se vuelve más densa a medida que avanzamos, y cada uno de nosotros parece sentir el peso de lo que estamos enfrentando. Y mientras nuestros pasos se pierden en la penumbra, no puedo evitar preguntarme si de verdad estamos preparados para lo que sea que se esconda en la profundidad de esta cueva.

—"Si hay que morir sacrifiquemos a Kevin, seguro que en el más allá nadie lo soporta por su irritación."— comenta Ruby.

—"Lo de estar en silencio no va contigo."— murmura Kevin con un dejo de molestia.

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