desesperación

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Rivers

Roier estaba destrozado, su alma consumida por el dolor y la culpa. La muerte de Aldo lo había afectado profundamente, y su corazón parecía haberse roto en dos. Se sentía responsable por no haber podido proteger a su amigo, y esa sensación de culpa lo estaba consumiendo.

"Debería haber sido yo", decía una y otra vez, su voz llena de lágrimas y desesperación. "Debería haber sido yo el que recibiera el disparo". Su cuerpo se sacudía con sollozos, y su rostro estaba pálido y demacrado.

Ari y yo intentábamos consolarlo, pero nada parecía funcionar. Lo abrazábamos, lo hablábamos, lo escuchábamos, pero Roier parecía estar en un lugar muy lejano, un lugar donde el dolor y la tristeza eran los únicos compañeros.

La celda de la prisión parecía cerrarse sobre nosotros, y la oscuridad parecía envolvernos. La muerte de Aldo había dejado un vacío en nuestros corazones, y Roier parecía estar sumido en ese vacío, sin poder encontrar la salida.

"Roier, por favor", dije, mi voz llena de preocupación. "Tenemos que seguir adelante. Tenemos que encontrar a Quackity". Pero Roier me miró con lágrimas en los ojos, y su mirada fue como un puñal en el corazón.

"¿Qué importa?" preguntó, su voz llena de desesperación. "¿Qué importa encontrar a Quackity si Aldo está muerto?".

Me sentí desesperada, sin saber qué decir o hacer. Roier parecía estar perdiendo la esperanza, y yo sabía que teníamos que hacer algo para salvarlo. Para hacer que volviera a luchar.

Y entonces recordé las palabras de Missa: "Tenemos que encontrar a Quackity. Tenemos que hacer que pague por lo que ha hecho". Roier me miró, y por un momento, vi un destello de determinación en sus ojos.

"Está bien", dijo, su voz aún llena de dolor. "Vamos a encontrarlo. Vamos a hacer que pague".

Pero su voz no tenía convicción, y su corazón no estaba en la lucha. Y yo sabía que teníamos que hacer algo más para salvarlo.

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Pobre niño

[me enamoré de una criminal]《rivari》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora