Derribo

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¡Suficiente!

Esa palabra le invadió cada parte de su cuerpo a Caín, quien se encontraba confinado desde hace varias horas en la sala de interrogatorios de la base de la Guardia Pretoriana en la Ciudad de Tyrana, por algo que él tuvo que hacer, porque lo necesitaban, lo requerían, era su deber, aunque nadie le haya asignado tal tarea él se sentía responsable; sin embargo, no podía continuar su misión si él seguía bajo arresto y definitivamente se convertiría en una tarea imposible si era transferido a una prisión Imperial fuera del sistema Taurus, no podía fallar.

-¡Suficiente de esta mierda!- exclamó en voz alta.

Tenía que salir, encontrar una manera de escapar de la base, no importaba el método, pero tenía que regresar con ellos, sí no la única esperanza que les quedaba se extinguiría abruptamente con su reclusión en una prisión, a Caín no le importaba su libertad o su tranquilidad, en este punto de desesperación él ya no importaba.

Debo intentarlo, pensó, comenzó a forcejear con las esposas que lo tenían sujetado a la silla en la que se encontraba, comenzó a brincotear moviéndose de un lado a otro, intentar liberar alguna de sus manos del agarre de las esposas, sin embargo sus esfuerzos eran en vano, aun así él siguió intentando, la desesperación le animaba a tratar de liberarse de una forma más agresiva, exclamaba maldiciones, pero al término de un buen tiempo y tras un movimiento abrupto Caín cayó con todo y silla, quedando de costado viendo la pared sucia, respirando el polvo del piso, fue en ese momento que su mirada se tornó oscura, triste, sintió como las lágrimas inundaban sus ojos como respuesta a la frustración e impotencia que sentía en ese momento.

Resignado y dispuesto a esperar todo, cerró los ojos y bajó la cabeza. -Fallé.- dijo en un tono desesperanzador, en su cabeza solo reinaba la angustia, todo había sido en vano, después de tantos años todo terminaría así, en el mugroso piso de esta base.

Fue entonces que escuchó algo, acto seguido su cabeza se oscureció, sin embargo con la misma velocidad que se desvaneció la luz ésta retornó pero solamente en un punto, era hipnotizante, comenzó a sentirse en paz, tranquilo, cada vez el sentimiento de angustia lo abandonaba, Caín ya no entendía si todo se trataba de un sueño o de la realidad.

-Todavía no.- escuchó Caín, esas palabras no tenían sentido. -Observa.- escuchó de nuevo, nada tenía sentido, de pronto la luz cambió de color adoptando el morado y a su vez comenzó a llenar la oscuridad restante, hasta que alcanzó a Caín.

Abrió los ojos, no podía explicar que fue lo que ocurrió hace unos momentos en su cabeza, sin embargo él se encontraba tranquilo y en paz, recordó entonces lo que escuchó en su cabeza, Observa, esa palabra retumbaba cada vez más fuerte, entonces Caín observó.

Su mirada se posaba de un lado a otro en su campo de visión, buscaba algo, hasta que por fin lo encontró en la base de la pared, en la que se alzaba el cristal oscuro por el cual la sala era observada desde el otro lado, ahí se encontraba una placa de metal con agujeros, Caín sabía perfectamente lo que se encontraba en ese espacio, la red de datos sensibles de la Guardia Pretoriana, la cual tenía la cualidad especial de ser información hecha luz, por lo que ésta al viajar a la velocidad ante otro cuerpo luminoso como la unión de las esposas tendrían como efecto un corto circuito, mismo que dejaría inservible las esposas en el mejor de los casos o en el peor podrían vaporizar a Caín y olvidarse de todo de una buena vez.

Caín no pensó nunca en la segunda opción dada la magnitud de su desesperación por salir de ahí, por encontrarse con aquellos que lo necesitaban, por ello se arrastró por el piso del cuarto de interrogatorios hasta la placa de metal, con esfuerzo giró su cuerpo, que tenía atado a la silla, hasta quedar de espalda a la placa de metal, cuidadosamente metió unos cuantos dedos en los agujeros y comenzó a tirar, evidentemente la placa no cedería fácilmente; luego de unos increíbles instantes de fuerza y dolor combinado con sangre de uno de los dedos al rajarse por el metal de la placa, ésta cedió; Caín con cuidado hizo a un lado la placa, el siguiente paso es calcular con precisión que la fuente de energía dejada al descubierto chocara con el agarre de las esposas, Caín tras dar un respiro se impulsó hacía la luz cerrando los ojos, fue un alivio sentir el chasquido de las esposas, síntoma de que éstas fueron desactivadas con éxito, acto seguido se libró de las esposas y se levantó rápidamente, se sacudió su ropa y en ese instante se dio cuenta de algo, la cámara de seguridad no se encontraba en funcionamiento, eso significaba que nadie estaba enterado de su hazaña, al pensar eso, Caín concluyó que tal situación le daría tiempo para salir sin ser visto por lo menos del área de interrogatorios y detenciones ubicadas en el sótano de la base.

PRETOR: TúnicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora