Negociaciones

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Es simplemente una cuestión de interés...

Zagal salió de la celda de rayos con la mirada un tanto perdida meditando lo dicho por Caín, el muchacho en todo tenía razón, no podía negar que lo que hizo fue un delito, pero el motivo por el cual lo llevó a cabo tiene un trasfondo que, desgraciadamente, se convertía día a día en la realidad del Imperio, la pobreza.

Cuando Zagal entró a la sala de observación Enric se le quedó mirando fijamente, esperando que dijera algo, lo que sea, sin embargo se sorprendió cuando escuchó su voz y no la de su amigo en el ambiente. -¿Qué piensas?-

Zagal alzó la mirada a su interrogador pero no dijo nada, simplemente desvió la mirada al cristal observando a Caín quien se encontraba sentado con la cabeza gacha, entonces le vino una idea que probablemente cambiaría para siempre su vida y la de todos.

-¿Se negociará un arreglo con la Alcaldía?- preguntó Zagal sin dirigirse específicamente a su acompañante, sonando la pregunta más como una idea al aire que como una duda.

-Lyanne se dirige a la Alcaldía para eso justamente, antes de tu llegada consiguió una reunión con el Alcalde de Tyrana, pero en vista de los recientes sucesos, se apresuró a buscar adelantar las negociaciones antes de que Lenox diga algo.- contestó Enric quien también ya se encontraba mirando a Caín. -¿Estás bien?- continuó Enric, sin despegar la mirada de Caín.

-Si, es sólo que...- dijo Zagal.

-Sólo ¿qué?- insistió Enric.

-Sólo que necesito realizar una llamada.- terminó Zagal dejando a Enric sorprendido por la necesidad de su amigo.

-Ahora vuelvo, mejor dicho nos vemos luego.- dijo Zagal en un apuro por salir de ahí, sin embargo cuando estaba en la puerta dio la vuelta y con la mirada seria le ordenó a Enric. -Alcanza a Lyanne, quizá necesite ayuda no creo que tenga experiencia con la burocracia Tauriana y distrae al Alcalde hasta que yo llegue.- Acto seguido Zagal abandonó el cuarto dejando a un Enric estupefacto y aparentemente clavado al lugar donde se encontraba.

Enric dio un respiro y justo cuando se disponía a salir se encontró en la puerta con la figura de Lenox quien lo observaba duramente. -¿Qué?- preguntó sin recato Enric a Lenox.

Éste al sentirse ofendido adoptó una postura erguida, lo cual para Enric le resultó chistoso, ya que, con la gran gordura de Lenox la Túnica se le pegaba al cuerpo pareciendo una gran almohada, Enric bajó la mirada para evitar mostrar la sonrisa que se le había formado en su rostro, ya que también había notado que la túnica de Lenox se encontraba rasgada, posiblemente por el encuentro que tuvo con Caín.

-Quiero decir.- continuó Enric guardando la compostura. -¿En qué le puedo ayudar Pretor?-

Lenox, sintió que tenía un poco de control de la situación. -¿Se va tan pronto, Pretor?- cuestionó.

-Si, voy a... comer.- mintió Enric, sabía que si revelaba sus verdaderas intenciones Lenox haría lo imposible para retenerlo en la base.

-De acuerdo, gusta que lo acompañe Enric.- sugirió el otro.

-Me temo que no, iré a un lugar aquí en Tyrana, creo que la comida que ofrecen es más... sana.- concluyó luego de mirar a Lenox de pies a cabeza deteniéndose un momento en su gordura.

-No creo que sea seguro para Usted abandonar la base Pretor.- continuó Lenox. -Además la comida en los barrios de esta ciudad puede ser un poco tóxica, lo digo por la  falta de higiene que existe.- finalizó.

-Bueno, Pretor realmente no importa, cada quien sabe con qué destruye su cuerpo ¿no?- replicó Enric dirigiéndole una sonrisa jovial, aunque un tanto cargada de sorna.

PRETOR: TúnicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora