Silencios

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Esperaba algo más...

Caín se encontraba frente al mar, sentía la cálida arena en sus pies y la brisa de las olas en su rostro, escuchaba como rompía el agua en la playa y justo en la orilla donde el mar fresco inunda la arena dorada se encontraba una mujer alta de largo y ondulado cabello negro, le daba la espalda a Caín, sin embargo de alguna forma se dio cuenta de su presencia y comenzó a girar...

La luz del sol lo hizo despertarse y salir de ese sueño para él incomprensible, ya que no conocía el mar, Caín abría y cerraba los ojos para acostumbrarse a la luz que comenzaba a inundar la celda de máxima seguridad en la que se encontraba, no fue una noche justamente placentera, pero fue mejor de lo esperado en parte por la visita que tuvo de Lyanne y por la malteada que le llevó, de alguna forma las palabras de ella lo habían tranquilizado, aunque sentía un poco de incredulidad respecto a su pronta libertad.

Por otra parte también otro sentimiento lo embargó, la indecisión, ya que no sabía que pensar en relación a la oferta que ella le tendió, convertirse en Pretor nunca fue un plan a futuro que él se hubiese planteado, más aún, ni siquiera tenía pensado un futuro ni próximo ni lejano, simplemente no se permitía pensar en ello, por eso cuando Lyanne le preguntó sobre ¿qué pasaría si él algún día fallara y cuáles serían las consecuencias que sufrirían  las personas a las que juró proteger?, entonces por primera vez reflexionó sobre ello, pero definitivamente no podía verse como un Pretor del Emperador, como uno de ellos, a los que en cierta forma culpaba de las atrocidades que han sucedido en Taurus, pero podría ser una oportunidad valiosa para comenzar un cambio, la duda lo asfixiaba y el momento de decidir se acercaba.

En otro lugar no muy lejos de ahí Enric Alisius despertaba también, al levantarse de su cama se dio cuenta que Lyanne todavía dormía en su cama pero con la vestimenta de ayer, asimismo aún tenía las botas puestas y sin nada que la cubriese.

Enric sonrió al verla, de alguna forma Lyanne se había convertido en una persona muy preciada para él, sentía un orgullo paternal sobre de ella; tomó una cobija y cubrió a Lyanne, había decidido dejarla dormir un rato más, al inspeccionar la habitación de nuevo se dio cuenta que la otra cama se encontraba desierta y arreglada, Zagal no estaba.

El lugar donde los tres se habían hospedado esa noche evocaba, como todo en Taurus al parecer, una era perdida, en la que la grandeza y la riqueza eran lo habitual, pero a diferencia de todo lo demás que evocaba la grandeza de ese planeta, ese lugar guardaba todavía el romanticismo.

Los Baños de Taxus eran un lugar en el que muchas veces las familias de Tyrana y de todo Taurus venían por un agradable momento, ya sea para bañarse con esencias y fragancias o para descansar en las cómodas camas que poseía, sin embargo en ese momento los únicos huéspedes eran ellos tres, la situación de Taurus era demasiado grave.

Enric comenzó a vagar por el edificio llegando a un gran jardín, ahí vio a Zagal, entrenando su estilo de pelea con la espada, siempre le había parecido muy elegante su estilo y en general un Pretor brillante y disciplinado, contrario a lo que muchos veían en él, sarcasmo y antipatía.

Al cabo de un tiempo Zagal se detuvo volteándose a su amigo. -Me seguirás acosando desde allí o ¿qué?- preguntó en tono burlón.

Enric sonrió y se limitó a decir.-Buenos días Dylan.-

Este sonrió con suficiencia. -Y dime, ¿cómo va tu estilo de pelea?- cuestionó.

-Va bien, podría derrotarte de hecho.- presionó el otro.

-Bueno, ¿pues qué esperas hablador?- contestó soberbio Zagal.

Enric sonrió y justo cuando iba a decir algo, fue sorprendido por su espada siendo  lanzada por Zagal.

PRETOR: TúnicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora