Las preguntas del Pretor

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¿Tú que hubieras hecho en mi lugar?

Zagal se encontraba tras el vidrio por el cual se observaba el movimiento en la celda de rayos, la cual se caracterizaba por ser una gran sala y justo en el medio de la misma se encontraba una plataforma que se encontraba rodeada por barrotes de luz, los cuales al ser tocados generaban rayos en todo el cuarto para ser finalmente dirigidos al ocupante de la plataforma, se podría decir que era un método de tortura para los prisioneros en dicha base de la Guardia Pretoriana, Sin embargo la misma estaba destinada para los criminales más reacios en dar una confesión acerca de sus delitos, su efectividad era inequívoca, así como la contención de dichos agentes del delito.

Zagal se mostraba interesado en Caín por la manera en la que pudo derrotar fácilmente a un batallón de Guardias Pretorianos y a Lenox, que si bien era una vergüenza para la Guardia Pretoriana no demeritaba el hecho de ser un Pretor.

Zagal tenía un emparedado en su mano, ordenó que se lo trajeran de un conocido local en Tyrana, justo cuando procedía a morderlo una idea cruzó por su cabeza, mostrando como consecuencia una media sonrisa la cual alertó a Enric quien se encontraba en ese momento a su lado.

-¿Qué piensas?- cuestionó Enric.

-Nada.- Simplemente contestó Zagal, acto seguido tomó la "breve" sinopsis del expediente de Caín y con emparedado en mano entró a la sala de rayos. -Buenas tardes.- saludó Zagal, Caín se mantuvo en silencio, haciendo caso omiso al saludo, Zagal no pudo evitar adoptar una mueca de suficiencia por la reacción del muchacho, era justo lo que esperaba, resistencia. -Bueno, dime Caín, ¿cuál fue el motivo?- preguntó Zagal, refiriéndose al asalto al suministro de comida de la Alcaldía.

-Todos son iguales, siempre buscando una explicación a todo, siempre creyendo tener la razón y el control de las cosas.- respondió un tanto irritado Caín, sin embargo Zagal no se inmutó ante la respuesta del joven, en su lugar tomó su emparedado y le dio una gran mordida, masticó el bocado y tragó.

-¿Y tú tienes la razón y control de tus actos?- interpeló Zagal. -Porque realmente creo que algo salió mal.- respondió Zagal con un toque de seriedad e ironía.

Caín no pudo mas que apretar su quijada, nunca en su vida le habían cuestionado algo así, aparentemente este Pretor no se comparaba a los que usualmente enfrentaba en Tyrana, debía de tener cuidado, pensó.

-¿Eres aficionado al contrabando?- preguntó Zagal rompiendo con la profundidad de los pensamientos de Caín tomándolo por sorpresa, no pasando desapercibido a los ojos de Zagal y de Enric, éste último se encontraba observando tras el cristal oscuro, entrecerró los ojos, como si eso pudiera hacerlo comprender lo que estaba sucediendo, lo que ya sabía que sucedería.

No era la primera vez que Enric Alicius presenciaba un interrogatorio de Zagal, sin embargo, invariablemente, siempre se sorprendía al escuchar y observar como Zagal desentrañaba la mente de sus interpelados, una manera sutil y única, todo parecía indicar que probablemente esta ocasión no sería diferente.

Zagal movió los ojos esperando la respuesta de Caín.

-¿Qué te hace pensar que me dedico a eso?- cuestionó en respuesta Caín, su interrogador prestó atención a ello, sabía exactamente lo que intentaba el muchacho, llevarlo a un callejón sin salida, dejarlo sin prueba alguna para estar en condiciones de imputarle un delito, tenía que jugar un poco con el muchacho, sólo un poco.

-Pues, burlaste la seguridad de la base, derribaste a varios guardias pretorianos y pretores, incluido el jefe de la base, no te importó el hecho de salir severamente herido o que incluso se te impute resistencia y alteración del orden a tu ya basto expediente.- tomó un respiro y dio otra mordida a su emparedado, aún con el bocado a medio masticar remató. -Solamente alguien con un objetivo y un fin muy poderosos, podría mandar su propia seguridad a la basura y créeme que conozco dos fines suficientemente fuertes para hacer eso, uno es el dinero y dos el poder.- dijo Zagal viéndolo directamente a los ojos.

Caín desde hace mucho tiempo no se sentía tan incómodo como en ese momento, no le gustaba la idea de que lo tacharan de un criminal, cuando en realidad era el sistema quien cometía los crímenes más atroces. -Si fuera por dinero, no estaría aquí, me habría largado hace mucho tiempo de esta roca podrida.- sentenció en un tono un tanto agresivo, de alguna manera este Pretor lo estaba sacando de sus casillas.

-¡Perfecto!, entonces tu motivo se encuentra en este planeta, ya voy entendiéndote un poco más.- exclamó Zagal en tono victorioso.

Demonios se dijo Caín, definitivamente había bajado demasiado la guardia ante este Pretor, a estas alturas se sentía manipulado en una tela de araña, era terrible esa sensación.

Zagal quería terminar esto y lo iba hacer de una manera peculiar. -¿Qué piensas de la pobreza?- preguntó.

Caín levantó la vista, hasta encontrarse con esos ojos zafiro, sin embargo no pudo sostener la mirada, bajo el rostro y con nostalgia contestó. -Es un mal terrible que debe ser erradicado, porque es la base de los miedos de las personas y por lo cual, lo que motiva a que éstas sufran y pierdan el sentido de sus propias vidas vendiéndose al mejor postor con tal de conseguir algo de comer.-

Zagal y Enric se sorprendieron con tal respuesta, nunca en su trayectoria en la Guardia Pretoriana habían escuchado algo así, pero para Zagal no era suficiente, quería conocer más a fondo al muchacho. -No intentes de culpar al sistema, ellos se lo han buscado, si ellos quisieran salir de la pobreza lo lograrían, sin embargo para ellos es muy cómodo recibir la limosna del Imperio, ser material de las caridades absurdas y sin sentido, en algo tienes razón, su existencia es patética.- presionó Zagal, la reacción que éstas palabras desencadenarían en Caín era algo que esperado y calculado en su mente.

-¡Eres un maldito desgraciado, tú crees que hemos vivido toda la vida en la basura y la inmundicia solo por gusto, crees que disfrutamos ver cómo vamos desapareciendo a manos de la muerte, sea por el hambre o por el hombre, nunca había conocido a un bastardo como tú, definitivamente el Imperio está podrido!- finalizó un colérico Caín, quien había perdido la cordura ante las palabras del Pretor.

-¿Y tú crees que sacrificándote tontamente con aires de heroísmo, harás un cambio?- cuestionó Zagal un poco alterado. -Solo piénsalo, ¿crees que ellos estarán bien allá afuera muriendo de hambre, mientras tú estás encerrado aquí adentro?- señaló seriamente.

Caín abrió los ojos de sorpresa, el Pretor había dado al clavo de una manera magistral, todo este tiempo buscaba protegerlos, pero en ese afán de hacerlo los había puesto en la mira de las sombras, que no tardarían en devorarlos.

-Tu frustración...- continuó Zagal. -No es que te haya detenido en tu escape, sino que simplemente les fallaste otra vez.- hizo una pausa meditando sus palabras por primera vez en toda la conversación. -Los huérfanos te esperan, ¿no es así?- concluyó Zagal.

Caín al escuchar esto miró los ojos del Pretor los cuales mostraban compasión por él, el asintió.

-Entiendo lo que dices, el Imperio a perdido su misión, ahora es un ciego, un sordo y un mudo, se ha olvidado de su gente y las consecuencias son éstas, sin embargo, el heroísmo es absurdo, debes ser más inteligente para poder cambiar la galaxia entera sin morir en el intento.- dijo Zagal.

Finalmente el Pretor había entendido todo, la verdad no era para nada satisfactoria, ya que como lo había investigado, el Imperio se encontraba ausente, en vez de generar tranquilidad, generaba miedo y sufrimiento, este pensamiento hizo que bajara la mirada, se dio la vuelta y procedía a salir, cuando la voz de Caín un tanto tímida dijo. -Pretor, ¿tú que hubieras hecho en mi lugar?-

A Zagal le sorprendió esta pregunta, vio con detenimiento a Caín, aparentaba ser mayor pero en realidad era un niño el cual se vio obligado a crecer demasiado rápido, justo en ese instante vio sus ojos morados y pudo responder sin despegar su mirada.

-Hubiera hecho lo mismo que tú.- respondió Zagal.

-Gracias.- contestó Caín.

PRETOR: TúnicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora