El Último Paseo

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No veas hacia atrás, tu destino está enfrente...

El aroma a comida procedente de la cocina de los baños de Taxus despertó a Caín esa mañana, definitivamente el haber pasado un tiempo en un baño caliente la noche anterior y dormir en una cómoda cama reconfortó su cuerpo, sin embargo su mente no dejó de trabajar durante la noche, ello debido a la información que le fue revelada en los baños generales una noche anterior, tallándose los ojos decidió que era momento de irse de aquel lugar y retomar su vida que dejó en pausa desde hace unos días cuando todo se tornó un poco extraño para él.

Tomó un baño de regadera en su cuarto, luego tomó la ropa que amablemente Lena le había lavado y zurcido y con un respiro salió al pasillo, el olor de la comida preparándose en la cocina del santuario se intensificó, esto le arrancó una sonrisa a Caín y con ánimo se dirigió a la fuente de tal deleite olfativo, sin embargo a medio camino se dio cuenta que no era normal que el negocio de Taxus despidiera semejante cantidad de aromas, por lo menos Caín no lograba recordar la última vez, restándole importancia a ello continuó su camino hasta llegar a la puerta de la cocina, pero un barullo de voces infantiles provenientes del comedor principal lo sobresaltó, preguntándose la razón de tal desorden no dudó en entrar al comedor, al hacerlo la sorpresa lo golpeó así como el intempestivo abrazo que Denis le dio con solo verlo entrar.

-¡Caín!- exclamó el infante.

-¡Denis!- respondió Caín. -¿Qué haces aquí?- cuestionó aún con sorpresa.

-Desayunamos, todos estamos aquí- dijo Denis emocionado.

Caín con una mirada que no abandonaba el asombró, contó las pequeñas cabezas de los niños, una a una, reconociendo rostros y por primera vez en mucho tiempo sonrisas y risas, Caín al darse cuenta de que efectivamente la totalidad de los niños huérfanos y pobres de Tyrana se encontraban en el comedor a sus anchas comiendo no pudo contener una sonrisa.

-Caín siéntate a desayunar, ¿quieres?- dijo Lena en un tono jovial a Caín, quien se sobresaltó por la voz de ella.

Caín se limitó a sonreír y asentir con la cabeza.

-Siéntate conmigo- dijo Denis jalando del brazo a Caín.

Finalmente Caín tomó asiento e inmediatamente los chicos le acercaron los recipientes llenos de comida, Caín temiendo que no hubiese suficiente para los niños, tomó una pequeña cantidad de avena Tauriana.

-No temas hay comida suficiente y de sobra para todos, niño.- escuchó Caín, al levantar la mirada se encontró con la mirada azul celeste de Taxus quien le devolvió un sonrisa paternal.

-Gracias Taxus.- respondió un tanto apenado Caín, recordando lo cotilla que fue ayer al escuchar la conversación que sostuvieron su anfitrión y Zagal.

-No hay cuidado Caín.- dijo Taxus tomando asiento justo frente a él.

-¿Qué te pareció tu estancia?- cuestionó Taxus, embarrando sin mucho cuidado un pan fresco con mermelada.

-Bien.- respondió secamente Caín.

Taxus se limitó a formar una sonrisa ladeada y continuar comiendo, al poco tiempo Lena se sentó a un lado de Taxus.

-¡Qué gusto me da volver a cocinar contigo amor!- exclamó Lena obsequiándole a su esposo un beso en la mejilla, éste se lo devolvió en la boca con una mirada llena de amor, Caín apenado por la escena bajó la mirada sonriente.

Lena y Taxus se sonrieron de manera cómplice por lo anterior y continuaron comiendo.

Finalmente luego de un largo tiempo en silencio Caín refirió. -¿Y el Pretor, no va a desayunar?-

PRETOR: TúnicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora