10

4 0 0
                                    

//TW: consumo de sustancias.//

El día de la exposición llegó, y el apartamento estaba lleno de un aire nervioso y emocionado. Los cuatro amigos se habían reunido para ensayar antes de ir al evento, pero la atmósfera era distinta. Mientras Paul y John reían y bromeaban, George no podía sacudirse una sensación de inquietud que lo envolvía como una manta pesada.

—No puedo creer que vayamos a tocar en vivo —dijo George, sentándose en el sofá con la guitarra en su regazo, sus dedos tamborileando nerviosamente sobre las cuerdas. —Ha pasado tanto tiempo…

Ringo, que había estado ajustando su batería, se acercó y se sentó a su lado. —Hey, ¿qué te pasa? —preguntó con un tono suave—. Sabes que eres genial, ¿verdad?

George suspiró. —Es solo que… no he tocado frente a un público en años. ¿Y si no soy tan bueno como antes?

Ringo lo miró con empatía. —Recuerda que estamos juntos en esto. No se trata de ser perfecto, se trata de disfrutarlo. La gente no está aquí para juzgarte, están aquí para pasarlo bien.

George se forzó a sonreír. —Tienes razón. Solo… necesito respirar un poco y dejar de pensar tanto.

John entró en la conversación con su habitual sarcasmo. —Mira, no te preocupes. El mundo no se va a acabar si te olvidas de un acorde o si tocas un par de notas equivocadas. Solo haz lo que haces mejor: sé tú mismo.

Paul asintió, un brillo en sus ojos. —Sí, George. Tienes a tus amigos aquí, y todos estamos en el mismo barco. Vamos a tocar, disfrutar y recordar por qué amamos esto.

Después de un último ensayo, finalmente se prepararon para irse. Subieron a la van que los llevaría al evento, y George se sentó al lado de Ringo, quien le dio un suave apretón en el hombro, como si pudiera transmitirle su confianza a través de ese pequeño gesto.

Durante el trayecto, John les contó historias de sus días de gloria y de sus viejos amigos que vendrían a verlos. —He invitado a George Martin y a Brian Epstein. Son viejos amigos nuestros y estarán allí.

La mención de George Martin hizo que Harrison se sintiera aún más ansioso, pero Ringo le recordó: —Lo importante es que tú seas tú.

Cuando llegaron a la exposición, el lugar estaba vibrante, lleno de gente hablando y riendo, la atmósfera impregnada de arte y creatividad. Rápidamente montaron su equipo y se prepararon para tocar. Los nervios estaban a flor de piel, pero había algo en el aire que hacía que George sintiera que todo iba a estar bien.

La primera canción comenzó y, al principio, la tensión se hizo palpable. Sus manos temblaban ligeramente, y George sintió que sus dedos se movían de manera torpe sobre las cuerdas. Pero luego, a medida que continuaron tocando, algo cambió. Se sintió conectado con Ringo, Paul y John; la música los envolvió y, poco a poco, la inseguridad se disipó.

La audiencia respondió positivamente, riendo y aplaudiendo. Sus corazones se llenaron de energía a medida que la atmósfera se volvía más cálida y amigable. George empezó a sonreír genuinamente mientras se dejaba llevar por el ritmo. Era como si no hubiera pasado el tiempo.

Después de su última canción, un aplauso ensordecedor llenó la sala. Brian Epstein, con su característica sonrisa, se acercó a ellos, sus ojos brillando con admiración. —¡Increíble! —exclamó—. Deberían hacer esto más a menudo. ¿Alguna vez volverán a tocar como antes?

George se sintió un poco abrumado pero también emocionado. —No lo sé, tal vez, —respondió, su voz un poco temblorosa—. Pero hoy fue… genial.

Ringo, todavía lleno de energía, bromeó: —Podríamos hacer una gira, ¿no, chicos? Solo para recordar viejos tiempos.

Mientras el evento llegaba a su fin, comenzaron a recoger sus instrumentos. El ambiente estaba lleno de risas y conversaciones sobre lo que habían logrado. Fue un éxito rotundo, y la idea de celebrarlo emocionaba a todos.

Two of us (Starrison)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora