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El lunes por la mañana, Ringo se preparó con entusiasmo para su nuevo trabajo como ayudante en la escuela secundaria. Se vistió con una camiseta cómoda y unos jeans, sintiéndose un poco nervioso, pero más emocionado que otra cosa. Antes de salir, se detuvo a mirar su reflejo en el espejo. “Esto será diferente”, pensó, y salió de casa con una sonrisa en el rostro.

Mientras tanto, George se quedó en casa trabajando en el soundtrack de la película, pero no podía evitar distraerse pensando en el próximo concierto. Sin embargo, el sonido de la puerta al cerrarse lo trajo de vuelta a la realidad. Ringo se había ido, y todo lo que le quedaba era el silencio del departamento.

A lo largo del día, Ringo se sumergió en su trabajo, ayudando a Paul en la clase de música. La energía de los estudiantes lo animó y se dio cuenta de que realmente disfrutaba estar allí. La música era un lenguaje que todos entendían, y él se sentía parte de algo. Cuando terminó su jornada, se reunió con Paul y decidieron ir a la cafetería de Linda para charlar.

Al entrar, el aroma del café recién hecho y los pasteles recién horneados los envolvió. Linda, que estaba detrás del mostrador, sonrió al verlos.

—¡Hola, chicos! ¿Qué puedo servirles hoy?

—Lo de siempre, por favor, Linda —dijo Paul, mientras Ringo se acomodaba en una mesa cerca de la ventana.

Mientras esperaban sus pedidos, Paul y Ringo comenzaron a hablar sobre el concierto que se acercaba.

—¿Estás seguro de que estás listo para esto, Ringo? —preguntó Paul, mirando a su amigo con preocupación—. Quiero decir, después de lo que pasó en la fiesta…

Ringo se encogió de hombros.

—Sí, estoy bien. Aprendí la lección. Además, creo que George también está más preparado esta vez.

Paul asintió, aunque sabía que el pasado no se borraba fácilmente.

—Espero que sí. Quiero que esta vez sea diferente para todos nosotros.

Después de un rato, la conversación se desvió a otras anécdotas del pasado y a lo que esperaban del concierto. Cuando terminaron de comer, Linda se unió a ellos en la mesa, y los tres se quedaron hablando y riendo. Pero Ringo, sintiendo que era mejor dejar a Paul y Linda solos, decidió que era hora de irse.

—Chicos, los dejo. Disfruten del resto de su día —dijo Ringo, sonriendo mientras se levantaba.

Paul lo miró con una sonrisa agradecida.

—Gracias, Ringo. ¡Nos vemos!

Ringo tomó su teléfono y leyó un mensaje de George, preguntando qué quería de cenar. Como siempre, Ringo le respondió rápidamente.

Ringo: Carne al horno con papas, por favor.

Con la sonrisa aún en su rostro, Ringo llegó a casa y se sorprendió al ver que la cena ya estaba lista. El aroma de la carne al horno lo envolvió, y su estómago rugió de inmediato.

—¡Wow, George! —dijo Ringo, admirando la comida—. Esto huele increíble.

George se giró desde la cocina, luciendo un poco cansado pero satisfecho.

—Gracias. Quería que tuvieras una buena cena después de tu primer día. ¿Cómo te fue?

Ringo se sentó a la mesa, disfrutando del calor del hogar y de la compañía de su amigo.

—Me encantó. Los chicos son geniales, y Paul es un buen profesor. La música es genial, y creo que me voy a adaptar bien.

George sonrió, notando la emoción en la voz de Ringo.

—Me alegra oírlo. Eso es lo que más importa.

Mientras cenaban, Ringo le contó sobre su día, los alumnos, y lo emocionado que estaba por haber tomado la decisión de conseguir el trabajo. George escuchaba con atención, contento de ver a su amigo tan feliz y comprometido.

—Siento que estamos en el camino correcto, ¿no? —dijo Ringo, alzando su tenedor hacia George.

—Sí, definitivamente lo estamos —respondió George, y por un momento, todo parecía perfecto entre ellos.

(...)

—¿Y qué hay de postre?

—Chocolate —dijo George, dándole un pedazo.

Ringo se sentó y miró a George. —Gracias por hacer la cena. Sabes que me encanta tu comida.

George se sonrojó levemente. —No es nada. Es lo menos que puedo hacer.

Mientras comían, Ringo notó que George se había relajado un poco.

—¿Has hablado con los chicos sobre el concierto en la azotea? —preguntó Ringo, intentando cambiar de tema.

—Sí, Paul y yo discutimos un poco. Estoy nervioso, pero también... no sé, emocionado. Espero que no se repita lo de la última vez.

—Lo controlaremos. Esta vez, será diferente. —Ringo tomó un sorbo de agua y sonrió—. Además, tú y yo estamos en esto juntos, como siempre.

George asintió, sintiéndose un poco más aliviado. A pesar de los momentos tensos, sabían que su amistad era más fuerte que cualquier obstáculo.

Ringo miró a George con una expresión sincera. —Prometo que no haré nada estúpido, ¿de acuerdo?

—De acuerdo —respondió George, sintiéndose más optimista—. Solo hagamos lo que mejor sabemos: tocar música.

Two of us (Starrison)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora