El aire frío de Madrid, típico del inicio de diciembre, tenía algo especial esa noche. No era solo el viento helado que acariciaba las calles adoquinadas, sino la sensación de que algo estaba a punto de cambiar. La ciudad vibraba con el eco de conversaciones lejanas y el susurro de los coches que pasaban, mientras las luces navideñas colgaban en cada esquina, iluminando las calles como si Madrid entero se preparara para una especie de celebración secreta. El invierno madrileño no era indulgente, pero esa noche, había un murmullo en la ciudad que no dejaba que la oscuridad lo consumiera todo. Era como si, bajo las estrellas, algo más, algo invisible, estuviera gestándose en el aire.
Noah caminaba despacio por la Gran Vía, envuelto en el bullicio constante pero controlado de la ciudad. Los edificios se alzaban majestuosos a su alrededor, y aunque las estrellas luchaban por aparecer entre las nubes, había un resplandor peculiar en el cielo que lo atraía. Se acomodó la bufanda alrededor del cuello, no tanto por el frío, sino como si ese simple acto lo conectara con algo familiar. Sus pasos lo llevaron, sin mucha conciencia, hasta una pequeña terraza a un lado de la calle, donde un bar, decorado con luces titilantes, parecía latir al ritmo de la Navidad. Pero para Noah, la verdadera magia no estaba en las decoraciones ni en la música de fondo, sino en el cielo. Ese cielo que diciembre pintaba de promesas silenciosas.
Era su primera Navidad lejos de su hogar, de su familia. Cada rincón de Madrid le recordaba lo distante que estaba de la calidez de su pueblo natal. Aunque había llegado para una conferencia de astrofísica, algo dentro de él le decía que Madrid tenía más que ofrecerle. Había una especie de promesa en el aire, algo que ningún cálculo o fórmula podía predecir.
Se sentó en una mesa cercana al borde de la terraza, observando a la multitud que caminaba apresurada, envuelta en abrigos, bufandas y gorros, atrapada en la frenética danza de las compras navideñas. Pero Noah no sentía ninguna prisa. Mientras el resto del mundo se movía con velocidad, él encontraba calma al mirar las estrellas que se asomaban tímidamente entre los edificios. Sentía que el universo intentaba decirle algo, pero el mensaje estaba escondido, como las estrellas tras las nubes.
Y entonces, la vio.
Nova se movía entre las mesas del bar como una chispa en medio de la multitud, pero había algo en ella que atrapó la atención de Noah de inmediato. No era solo su rapidez o la manera en que sonreía a los clientes, sino la sensación de distancia que su mirada transmitía, como si su mente estuviera a kilómetros de aquel bar bullicioso. Su cabello oscuro caía con despreocupación sobre sus hombros, y aunque la Navidad rodeaba a todos con su luz y calor, había una sombra en sus ojos que desentonaba con el ambiente festivo. Noah no podía apartar la vista de ella; había algo intrigante en esa mezcla de cansancio y fortaleza.
Cuando ella se acercó, sintió que el aire cambió entre ellos.
"¿Algo más?" preguntó Nova, su voz suave pero cargada de una fatiga que trataba de esconder tras una sonrisa que nunca llegó a sus ojos. Había algo más detrás de esa pregunta, algo que Noah sintió como un eco de sus propios pensamientos, pero no sabía cómo responder de inmediato.
Él la miró fijamente, sus palabras quedaron atrapadas en su garganta por un segundo. "Solo... una recomendación, si tienes tiempo." Nova lo miró con algo de sorpresa, como si no esperara que alguien rompiera la monotonía de la noche con algo diferente.
"Depende de lo que busques," respondió ella, su tono ligeramente más ligero, pero aún cargado de esa fatiga oculta. Antes de que Noah pudiera seguir la conversación, ella ya había desaparecido entre las mesas, envuelta nuevamente en la rutina del bar.
Madrid, en pleno diciembre, estaba envuelta en una atmósfera mágica, casi de ensueño. Sin embargo, bajo esa noche fría, entre las luces navideñas y las estrellas que espiaban desde el cielo, algo más profundo comenzaba a tejerse entre Noah y Nova, aunque ninguno de los dos lo supiera aún. Esa noche, en la inmensidad de la ciudad, bajo ese cielo de invierno, se había dado el primer paso hacia un viaje que cambiaría sus vidas para siempre. Las promesas, aún no dichas, empezaban a formarse en el silencio, como esas estrellas que, aunque se ocultan tras las nubes, nunca dejan de brillar, esperando su momento para resplandecer en la oscuridad.
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OSCURIDAD NOCTURNA
RomanceBajo un cielo lleno de estrellas y entre las luces de las ciudades más encantadoras de Europa, Noah y Nova descubrirán que el amor y el dolor pueden coexistir en un mismo viaje. Noah es un joven astrofísico que ha encontrado en las estrellas su refu...