II CAPÍTULO - Hallstatt Nocturno: Bajo un Cielo de Promesas

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El vuelo de Madrid a Viena se sintió largo, más de lo que ambos esperaban. A pesar de estar en el mismo avión, ni Noah ni Nova se dieron cuenta de la presencia del otro, cada uno sumido en sus propios pensamientos, atrapados en la expectativa de lo que les aguardaba en Hallstatt.

Para Nova, el vuelo fue una mezcla de inquietud y nerviosismo. La discusión con Bran en el aeropuerto resonaba en su mente, como un eco que no la dejaba en paz. Aunque el vuelo ofrecía una especie de escape temporal, no podía evitar sentir el peso de lo que ocurriría al llegar. La constante presencia imponente de Bran le oprimía el pecho. Sabía que, en cuanto pisaran Hallstatt, su madre los recibiría con la calidez que solo reservaba para él, mientras ella se sentía cada vez más pequeña, atrapada en una vida que no era la suya. La nostalgia la envolvía, como el frío del invierno que comenzaba a hacerse sentir. "Regresar a Hallstatt siempre me ha traído paz, pero esta vez es diferente," pensó, anhelando el abrazo de su madre pero también temiendo el juicio que vendría con ello.

Mientras miraba por la ventana del avión, Nova intentaba desconectarse de sus preocupaciones. El cielo era claro, el horizonte se extendía infinito, pero su mente estaba llena de nubes. Imaginaba caminar por las calles de Hallstatt, con las luces navideñas reflejándose en el lago, como destellos de esperanza en un mar de incertidumbre. "La Navidad solía ser un tiempo mágico," reflexionó, "pero este año siento que me enfrentará a mis fantasmas." A pesar de la presencia constante de Bran a su lado, la idea de regresar a su pueblo natal le traía un destello de esperanza, aunque no podía definir exactamente por qué.

Bran, sentado a su lado, no dejaba que la sensación de calma durara mucho.

Bran, mirándola de reojo con un tono irónico: "Espero que te comportes con tu mamá. Ya sabes cómo es... Quiero que todo salga bien, ¿ok? Nada de tus tonterías de querer estar sola."

Las palabras de Bran caían sobre ella como una pesada losa. Nova sintió una presión en el pecho. No podía soportar su control constante, esa manera sutil de dictarle cómo comportarse. En su tono aparentemente casual se escondía una amenaza implícita. Quería responderle, pero sabía que cualquier respuesta solo empeoraría las cosas. Así que, con un suspiro, asintió en silencio y volvió a mirar por la ventana, deseando que el vuelo terminara pronto.

Cuando el avión aterrizó en Viena, Nova y Bran no perdieron tiempo. Sin siquiera considerar quedarse en la ciudad, abordaron el tren que los llevaría hacia Hallstatt. El viaje en tren fue silencioso, atravesando paisajes cubiertos de nieve y montañas majestuosas. Aunque la vista era impresionante, Nova no podía concentrarse. El aire fresco del tren entraba por la ventana, pero el olor a madera y metal le recordaba que estaba atrapada en un vagón con Bran. La belleza del paisaje no lograba atravesar la niebla que cubría su mente, y cada comentario incómodo de Bran la alejaba más de disfrutar del momento.

Bran, inclinándose hacia ella con un tono condescendiente: "Tu madre está deseando verte. Espero que no vayas a hacer esos dramas de siempre. Solo relájate y disfruta, ¿sí?"

Nova sintió una mezcla de rabia y tristeza. Cada palabra de Bran le recordaba que, para él, todo debía ser perfecto, sin importar cómo se sintiera ella. Cerró los ojos, deseando poder desaparecer, aunque fuera por unos minutos. "Hallstatt, mi refugio de la niñez," pensó, "no me ofrecerá paz mientras él esté a mi lado."

Mientras tanto, para Noah, el viaje fue diferente. Al aterrizar en Viena, no tenía prisa por llegar a Hallstatt. Había planeado quedarse una noche en la ciudad antes de continuar su trayecto. Esa noche la pasaría con su mejor amigo, Liam, con quien había acordado verse para ponerse al día. Noah y Liam no se veían desde hacía meses, y el reencuentro prometía ser una oportunidad para desconectarse de la rutina y compartir risas y recuerdos.

Liam había sido un pilar en la vida de Noah desde su infancia. Siempre había estado allí para él, defendiendo a Noah de las burlas y comentarios crueles de sus compañeros debido a su sordera. Ahora, ambos habían crecido, y aunque sus vidas seguían caminos distintos, su amistad se mantenía inquebrantable. Liam, adinerado y noviero, era todo lo que Noah no era: extrovertido, amante de la fiesta y siempre rodeado de mujeres. Sin embargo, a pesar de sus diferencias, Noah sabía que podía contar con él para cualquier cosa.

OSCURIDAD NOCTURNADonde viven las historias. Descúbrelo ahora