CAPITULO 4 .-Acción-.

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EN EL CAPÍTULO ANTERIOR
-Sí, me gustaría.

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Ambas se acercaron una vez más, dejando de lado cualquier inhibición. Esta vez, el beso fue más lento y deliberado, lleno de curiosidad y deseo. Se perdieron en el momento, sintiendo cómo la química entre ellas se intensificaba.

Sofía, que regresó con la botella, se detuvo en seco al verlas besándose. Su sorpresa rápidamente se convirtió en una sonrisa cómplice.

-¡Vaya! ¡No puedo creer que no me esperaran para esto! -exclamó, haciendo que Kylie y Ruby se separaran rápidamente, ambas sonrojadas y riendo nerviosamente.

-Lo siento, Sofía. No sabíamos que estabas aquí -dijo Ruby, cubriendo su rostro con una mano.

-No hay problema -respondió Sofía, divertida-. Solo me alegra ver que están disfrutando la noche. Pero, ¿podemos volver a la diversión antes de que nos pongan de celosas?

Cuando la noche fue apagándose, las risas disminuyeron y el cansancio finalmente se apoderó de las tres chicas. Sofía fue la primera en quedarse dormida, tumbada en el sofá con una manta encima, mientras Kylie y Ruby se quedaron en silencio, acostadas en el mismo colchón improvisado en el suelo, a solo unos centímetros de distancia.

El beso, aunque en un principio parecía un juego inofensivo, dejó una tensión palpable entre ellas. Ninguna de las dos podía dejar de pensar en lo que había pasado, en cómo ese simple gesto había despertado algo más profundo. Cada movimiento se sentía cargado de una energía nueva, una conexión que no habían explorado antes.

Kylie, quien solía sentirse segura y controlada en todas sus decisiones, ahora no podía dejar de preguntarse qué significaba realmente ese momento. Mientras miraba el techo, pensaba en la mirada de Ruby, en la intensidad de aquel beso y en cómo su corazón aún latía rápido cuando lo recordaba.

Ruby, por su parte, se giró hacia Kylie en la oscuridad, observando su perfil en la penumbra. Había algo distinto en ella esa noche, algo que la atraía más de lo que estaba dispuesta a admitir en voz alta. Se mordió el labio, preguntándose si Kylie también lo sentía.

-¿Estás despierta? -susurró Ruby, rompiendo el silencio.

Kylie giró la cabeza hacia ella, sus ojos encontrando los de Ruby en la oscuridad.

-Sí -respondió suavemente-. No puedo dormir.

Ruby sonrió levemente, sintiendo la misma inquietud.

-Yo tampoco -admitió, acercándose un poco más-. ¿Tú crees que... esto cambió algo?

Kylie se quedó en silencio por un momento, buscando las palabras adecuadas. Sabía que ese beso no había sido solo un juego, al menos no para ella.

-Creo que sí -confesó finalmente, sintiendo un nudo en el estómago-. Pero no sé qué significa.

Ruby asintió, y aunque no tenía todas las respuestas, se sintió aliviada de saber que Kylie también lo había notado. Sin decir nada más, alargó la mano y tomó la de Kylie entre las suyas, un gesto sencillo pero que lo decía todo. Kylie apretó su mano con suavidad, ambas compartiendo un momento de complicidad en el silencio de la noche.

No sabían a dónde las llevaría este nuevo sentimiento, pero una cosa era segura: algo había cambiado entre ellas, y ya no había vuelta atrás.

Después de esa conversación, el silencio volvió a apoderarse de la habitación, pero esta vez no había incertidumbre ni tensión, solo una calma compartida. Ruby y Kylie no dijeron nada más. Se miraron un momento, sonrieron suavemente y, sin soltar sus manos, se acomodaron sobre el colchón.

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