CAPITULO 15 .-No es la indicada-.

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Aurora sonrió con esa mezcla de dulzura y misterio que siempre la envolvía, como si ya supiera que Kylie no podría resistirse. Se acercó lentamente, acariciando suavemente la mejilla de Kylie, y en ese instante el mundo alrededor pareció desvanecerse, dejando solo a las dos atrapadas en una tensión que era tan adictiva como peligrosa.

—Lo correcto, Kylie, nunca ha sido lo que nos define —susurró Aurora, dejando caer sus palabras como un secreto compartido—. Somos un incendio, y tú lo sabes tan bien como yo.

Kylie sintió que su corazón latía con una mezcla de emoción y temor. Sabía que aceptar a Aurora implicaba abrir una puerta a lo desconocido, a un amor tan ardiente que podría consumirlas. Pero el riesgo le parecía tan seductor que no podía negarse. Su mirada se suavizó mientras tomaba la mano de Aurora, sintiendo la calidez de su piel y la electricidad de su cercanía.

—Entonces, si vamos a arder… que sea juntas.

Aurora esbozó una sonrisa triunfante y, en un movimiento lleno de promesas y deseo, la besó suavemente.

El beso fue suave al principio, un roce apenas perceptible que parecía contener todas las palabras que no habían dicho. Pero pronto, la intensidad creció, y la chispa entre ellas se encendió como un fuego que no podían ni querían apagar. En ese momento.

Finalmente, se separaron, ambas respirando con agitación, mirándose como si el mundo entero se redujera a ese instante. Aurora acarició la mano de Kylie y le dedicó una mirada profunda.

—Bienvenida a mi caos, Kylie —murmuró con una sonrisa enigmática—. A partir de aquí, no habrá marcha atrás.

Kylie asintió, sintiendo una mezcla de anticipación y emoción en su pecho. Sabía que, con Aurora, la calma no sería algo frecuente, pero, de alguna manera, ese vértigo era lo que la atraía, lo que la hacía sentir viva.

Tomaron asiento en el sofá, sus manos aún entrelazadas, y Aurora comenzó a hablarle de todo lo que quería hacer juntas, de los planes, los viajes, las aventuras que imaginaba compartir. Kylie escuchaba, embelesada, y poco a poco sentía que cada palabra de Aurora la convencía más de que, aunque el camino fuese incierto, estaba dispuesta a recorrerlo junto a ella.

La noche se deslizaba lentamente mientras ambas seguían hablando y riendo, compartiendo secretos y sueños. En ese momento.

Finalmente, la noche comenzaba a terminar, y Kylie, aunque con cierta reticencia, sabía que era momento de marcharse. Con una sonrisa suave y una última mirada cómplice, se levantó del sofá.

—Es tarde —dijo, aunque en realidad no quería irse.

Aurora la miró con ese brillo misterioso en sus ojos y asintió. Se acercó despacio, sus manos deslizaron con naturalidad por los brazos de Kylie hasta encontrarse con sus manos. La atrajo hacia ella, y con una sonrisa, le dio un beso suave y lento.

—Nos vemos pronto, Kylie —susurró Aurora, sus palabras envolviendo el aire como un secreto compartido.

Kylie sonrió, sintiendo un calor en el pecho que sabía que llevaría consigo. Con una última mirada, se despidió y se dirigió a la puerta, sin dejar de sentir la intensidad de Aurora en cada paso que daba al alejarse. Al salir, supo que aquel encuentro había marcado un nuevo comienzo para ambas, y mientras caminaba hacia su auto, no pudo evitar sonreír.

Cuando Kylie llegó a su auto, se detuvo por un momento, tomando un respiro profundo antes de encender el motor. Mientras conducía hacia su casa, la emoción y la incertidumbre la envolvían. Era consciente de que estar con Aurora significaba enfrentarse a sus propios miedos y a la intensidad de esa relación, pero algo en su interior le decía que valía la pena el riesgo.

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