CAPITULO 5 .-Utiles universitarios-.

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Sofía se deslizó dentro del vestido, notando cómo el suave tejido acariciaba su piel. Mientras ajustaba los tirantes, no podía evitar mirarse en el espejo. El escote sutil resaltaba su elegancia, y la falda fluía de manera perfecta con cada movimiento. Sonrió, sintiéndose deslumbrante.

—¡Chicas! —exclamó desde dentro del probador—. ¡Este vestido es todo lo que imaginaba y más!

Ruby y las demás se acercaron emocionadas, esperando verla salir.

Cuando Sofía abrió la cortina, el silencio momentáneo de sus amigas fue la respuesta que necesitaba. Los ojos de Ruby se iluminaron.

—¡Estás impresionante! —dijo Ruby, asombrada.

—Este vestido está hecho para ti, Sofía —Dijo Kylie —. Vas a deslumbrar.

Sofía se giró frente al espejo, sintiendo cómo el vestido abrazaba su figura de forma perfecta. Sabía que había encontrado la prenda ideal para su próximo evento.

—Es mío —dijo, decidida—. No puedo esperar a usarlo.

Con las manos llenas de bolsas, las chicas salieron de la tienda riendo y compartiendo sus compras. Cada una había encontrado algo especial, y la emoción era palpable.

—Creo que nos hemos excedido un poco —dijo Ruby, alzando una ceja mientras miraba las bolsas.

—¡Pero valió la pena! —respondió Sofía, su rostro radiante—. Cada una de nosotras consiguió algo perfecto.

—¡Sí! Además, necesitábamos una tarde así — dijo kylie, balanceando una de sus bolsas con una sonrisa.

Se detuvieron un momento en la acera, disfrutando del aire fresco y la energía vibrante de la ciudad. El sol comenzaba a bajar, pintando el cielo con tonos cálidos.

—¿Qué les parece si terminamos el día con algo de comida? —sugirió Ruby—. ¡Con todo lo que compramos, necesitamos celebrar!

Sofía asintió, encantada con la idea.

—Me parece perfecto. Conozco un lugar cerca donde sirven las mejores ensaladas y pastas. Vamos.

Las chicas subieron al coche de Kylie, riendo mientras acomodaban todas las bolsas en el maletero. El auto se llenó de energía y música mientras Kylie conducía hacia el restaurante que Sofía había mencionado.

—¿Estás segura de que no te molesta llevar tantas bolsas? —preguntó Ruby, mirando el maletero que apenas cerraba.

—Para nada —respondió Kylie, sonriendo—. Esto es parte de la experiencia de una tarde de compras, ¿no?

En poco tiempo llegaron al restaurante, un lugar acogedor con luces tenues y una terraza al aire libre. Dejaron las bolsas en el coche, asegurándose de que todo estuviera bien cerrado, y salieron hacia la entrada.

—Esto se ve increíble —dijo Ruby mientras observaban el ambiente elegante del lugar.

—Ya verán la comida —dijo Sofía, guiándolas hacia una mesa en la terraza—. Es uno de mis sitios favoritos.

Se acomodaron en la mesa, relajándose después de un día de compras. Las risas continuaron mientras pedían la cena, disfrutando de la buena compañía y la emoción de todo lo que el día les había ofrecido.

—Bueno, chicas, creo que fue un día productivo —dijo Ruby, alzando su vaso de agua en un gesto de brindis—. ¡Por nosotras y por nuestros nuevos outfits!

—Todas alzaron sus vasos.

Las chicas chocaron sus vasos y sonrieron, disfrutando del ambiente relajado que las rodeaba. Las luces cálidas del restaurante iluminaban sus rostros mientras se sumergían en la conversación.

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