Capítulo 16

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La balada de Saori y Freyr

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16

Días en Grecia

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Japón

Unos dos meses después

El no saber nada de Freyr comenzaba a pesarle y a desesperarla. Más de dos meses de total silencio injustificados ya no le parecían normales comenzando a rumiar en su mente que, tal vez, se hubiera metido en algún problema con los miembros del consejo a causa de esa visita en Oslo. Saori creía que ninguno de esos hombres habría reparado en ella realmente, sin embargo Freyr muy claro en que no paso desapercibida teniendo consecuencias para él.

—No se me ocurre alguna otra razón por la cual no haya podido escribir o responder a mis cartas —Saori le escribió entusiasmada apenas volvió del viaje, no solo esa carta, sino otras dos y nada.

A la fecha no había recibido ni una sola línea de respuesta por más que lo había deseado y esperado con ansias. Era extraño y nada usual en él, se decía pensativa sentada en el mullido sofá de la sala de estar, estaba convencida de que algo había sucedido en este tiempo.

Freyr ya le habría enviado un telegrama al menos aunque fuera breve, alguna señal de vida o lo que fuera, ella sabía que el asgardiano no la dejaría en la incertidumbre. Antes fue el invierno, ahora no tenía idea de que ocurría en Asgard.

Deseosa por calmar su mente y ocuparse de otra cosa, pidió a Tatsumi que la llevara a la oficina postal, no tendría sosiego si no enviaba otro telegrama cuanto antes.

—Señorita... —dijo Tatsumi tímidamente—, ¿no cree que sería mejor esperar a que llegue alguna carta desde Asgard en vez de enviar una avalancha de ellas?

—Solo será un telegrama, no estaré en paz si no lo envío.

El mayordomo no dijo más esperándola dentro del auto. Enviar cartas y cartas no haría más que preocupar a su novio de Asgard, pero, si ella se sentía mejor enviando esos mensajes, no había mucho que decir al respecto. Tatsumi esperaba que esa ansiada respuesta llegara a su jefa cuanto antes o la pobre perdería la cabeza.

Saori volvió al automóvil un rato después visiblemente más calmada aunque triste y extrañada.

—No había correspondencia para mi hoy tampoco —dijo de pronto lanzando un suspiro—, ¿crees que algo malo haya sucedido con él?

—No señorita, solo que la comunicación entre dos países tan lejanos el uno del otro puede tomar algo de tiempo, le pido sea más paciente y no piense cosas malas.

—Tienes razón.

La chica se mostró un poco menos tensa pidiendo que la llevaran al orfanato donde se encontraban Seiya y los demás a esa hora del día. Rodearse de sus amigos le vendría bien para calmar sus inquietudes y enfocar la mente en otras cosas.

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El orfanato estaba lleno de vida aquel día, los niños corrían de aquí para allá despreocupados mientras Seiya y Miho iban detrás de ellos impidiendo que se hicieran daño. Hyoga también estaban ahí apoyando y amenizando el ambiente, volvió a oriente hacía relativamente poco tiempo dispuesto a pasar una temporada en la ciudad. Saori se sintió mucho más tranquila al estar en medio del ajetreo de ese lugar tan querido para sus amigos.

La joven saludo a todos efusivamente tomando asiento en las escaleras que daban al interior del edificio. Ver a Seiya y toda la comitiva tan alegres, le contagiaban ese entusiasmo que la hacian olvidar sus preocupaciones dispuesta a pasarlo bien esa tarde y despejar su mente de cualquier pensamiento intrusivo.

La balada de Saori y FreyrDonde viven las historias. Descúbrelo ahora