Capítulo 20: Una revelación inesperada

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Anthony Bridgerton no era un hombre acostumbrado a perder el control. Toda su vida había estado marcada por la disciplina, el deber y la responsabilidad que conllevaba ser el cabeza de la familia Bridgerton. Pero en el momento en que sus labios tocaron los de Penelope Featherington, todo aquello se desmoronó. En ese instante, el mundo que conocía dejó de existir, y lo único que importaba era la calidez de su esposa en sus brazos, el sabor dulce y delicado de su beso.
El beso había sido suave al principio, casi tímido, como si ambos estuvieran tanteando un territorio desconocido. Pero luego, cuando Penelope respondió a su caricia, algo en Anthony se rompió. Una barrera que ni siquiera sabía que existía cedió, y todo lo que había reprimido durante tanto tiempo salió a la superficie con una intensidad que lo tomó por sorpresa. Su cuerpo reaccionó instintivamente, acercándola más, sosteniéndola como si tuviera miedo de que pudiera desaparecer si no lo hacía.
Anthony no era un hombre que se permitiera dejarse llevar por las emociones, pero en ese momento, no pudo evitarlo. Sentía una conexión profunda con Penelope, algo más allá del simple afecto o la cortesía que había creído suficiente en su matrimonio. Era algo visceral, algo que lo sacudía hasta lo más profundo de su ser. Y eso lo asustaba.
Cuando finalmente se separaron, Anthony no supo qué decir. Los ojos de Penelope lo miraban con una mezcla de sorpresa, calidez y algo que él solo podía interpretar como esperanza. Pero él, por primera vez en su vida, no sabía cómo actuar. Sentía un torbellino de emociones que lo abrumaban: deseo, ternura, confusión… y una sensación nueva, una que no había previsto.
Amor.
Se quedó mirándola durante unos instantes, viendo cómo el rubor todavía teñía sus mejillas y cómo su respiración era lenta pero profunda. Penelope le sonrió, una sonrisa dulce que hizo que su corazón latiera aún más rápido. Pero en lugar de sentir calma o satisfacción, Anthony sintió una creciente inquietud. Algo dentro de él se resistía a aceptar lo que acababa de suceder, a lo que estaba empezando a sentir.
—Penelope… —murmuró, sin estar seguro de qué más decir.
Ella no respondió. Simplemente tomó su mano, entrelazando sus dedos con los de él, y esa simple acción hizo que Anthony sintiera una oleada de afecto que casi lo sobrepasó. Tenía que alejarse. Necesitaba tiempo para pensar, para entender lo que estaba ocurriendo dentro de él.
—Necesito… necesito aire —dijo, retirando su mano suavemente y levantándose del banco.

Penelope lo miró con una mezcla de confusión y tristeza, pero no lo detuvo. Anthony sintió una punzada de culpa al verla así, pero no podía quedarse. No todavía. Le dedicó una última mirada, prometiéndose que lo resolvería, que encontraría la manera de entender lo que estaba sintiendo. Y entonces, casi sin darse cuenta, comenzó a caminar hacia la salida del parque, sus pensamientos en completo desorden.
No era solo el beso. Era todo. Era la forma en que Penelope lo miraba, la forma en que lo hacía sentir vulnerable, como si ella pudiera ver más allá de la fachada que siempre había mantenido. Era el miedo a no estar preparado para lo que aquello significaba. Sabía que debía hacer algo, pero no sabía qué. ¿Podría realmente estar enamorándose de su esposa? ¿Y qué significaba eso para el hombre que siempre había creído que el amor era una debilidad, una distracción de sus responsabilidades?
No sabía a quién recurrir, hasta que un nombre cruzó por su mente: Simon.
Simon Basset, el duque de Hastings, no solo era su cuñado, sino también su mejor amigo. Si alguien podía ayudarlo a entender lo que estaba pasando por su mente, era él. Habían compartido muchas conversaciones a lo largo de los años, y aunque Simon solía ser más reservado en temas de sentimientos, Anthony sabía que él comprendería su dilema.
Así que, sin pensarlo dos veces, se dirigió a la residencia de los Basset, con la esperanza de encontrar a Simon disponible.
Cuando llegó, fue recibido por uno de los criados, quien le informó que Simon estaba en su estudio. Anthony agradeció con un gesto rápido y se dirigió hacia allí. No podía esperar más. Sus pensamientos lo estaban volviendo loco, y necesitaba la perspectiva de alguien más. Necesitaba respuestas.
Al entrar al estudio, Simon lo saludó con una sonrisa ligera, sorprendido por su visita inesperada.
—Anthony, no esperaba verte por aquí hoy. ¿Todo bien? —preguntó Simon, dejando a un lado el libro que estaba leyendo.
Anthony se dejó caer en una silla frente a su amigo, pasando una mano por su cabello en un gesto de evidente frustración.
—No lo sé, Simon. No lo sé —admitió, dejando escapar un suspiro pesado.
El duque lo miró con una ceja levantada, claramente intrigado.
—¿Qué te sucede? —inquirió Simon, su tono ahora más serio.
Anthony guardó silencio por un momento, tratando de ordenar sus pensamientos antes de hablar. ¿Cómo podía explicar lo que había pasado? ¿Cómo podía confesar que un solo beso lo había hecho cuestionar todo lo que creía saber sobre sí mismo y su matrimonio?
—Es Penelope —dijo finalmente, sus palabras saliendo con más fuerza de lo que esperaba.
Simon se inclinó hacia adelante, entrelazando las manos sobre la mesa frente a él.
—¿Penelope? —repitió—. ¿Qué ha pasado con Penelope?
Anthony miró a su amigo, buscando las palabras adecuadas.
—No estoy seguro de cómo explicarlo… —comenzó—. Hoy estábamos dando un paseo en el parque. Y, de alguna manera, las cosas se sintieron diferentes. Como si… algo hubiera cambiado entre nosotros.
Simon lo miraba en silencio, esperando que continuara.
—La besé —confesó Anthony, su voz apenas un murmullo—. Fue… fue un beso, Simon. Pero no fue solo eso. Fue algo más. Algo que no puedo ignorar.
El duque sonrió apenas, como si entendiera exactamente lo que Anthony estaba tratando de decir.
—Y ahora no sabes qué hacer —completó Simon.Anthony asintió lentamente.
—Exactamente. Nunca me había sentido así antes. No sé si estoy preparado para lo que esto significa. He pasado toda mi vida pensando que el amor era una distracción. Pero ahora… no puedo dejar de pensar en ella. No puedo dejar de sentir esto. Y no sé si estoy listo para todo lo que conlleva.
Simon se recostó en su silla, su expresión más suave ahora. Sabía lo que era amar, lo que era dejar que alguien entrara en tu vida de esa manera. Había pasado por lo mismo con Daphne.
—Anthony —comenzó Simon, su tono lleno de comprensión—, lo que estás sintiendo por Penelope es real. No puedes ignorarlo, por mucho que lo intentes. El amor no es una distracción. Es lo que nos da fuerza, lo que nos impulsa a ser mejores. Si estás empezando a sentir eso por Penelope, entonces no es algo de lo que debas huir. Al contrario, es algo que debes abrazar.
Anthony lo escuchó en silencio, sus palabras resonando profundamente dentro de él. Simon tenía razón. No podía seguir evitando lo que sentía. Penelope no era solo su esposa; era mucho más. Y por primera vez en su vida, Anthony estaba dispuesto a aceptar lo que eso significaba.

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⏰ Última actualización: 4 days ago ⏰

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"Amor y Escándalo: Penelope Featherington y Anthony Bridgerton"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora