Tomó el parasol y se aproximó a la baranda de la escalinata. Aún llegaban invitados y se sentía extraña en aquel lugar. Había sido recibida por los señores de la casa sin demasiadas palabras de bienvenida: Julia apenas había fijado los ojos en ella, con claro desinterés; Emily, aunque sorprendida, sonrió al verla descender del carruaje y Derrick, con amplia sonrisa de gusto, se había aproximado a tomar su mano enguantada y ayudarle a descender. Se mantuvo un tanto incómoda aunque intentando que no se notara, pero sus ojos vivaces habían pasado de uno a otro integrante de la familia, analizando cuál de todos poseía mirada o rostro de asesino. Una completa locura y estupidez, pero no podía evitarlo.
De primer instante se inclinaba por la señora Brigitte. Siempre se la veía fastidiada, aunque intentara disimularlo, y no se veía muy contenta de que hubieran invitado tantas personas a pasar una estadía en Hill Manor. ¿Suficiente razón para matar al jardinero? Rodó sus ojos por pensar semejante bobada.
Myla levantó su mano para hacer sombra sobre sus ojos y divisar el próximo carruaje que se aproximaba. Seguiría el plan donde Max era una especie de tutor que su padre había dejado por un presunto viaje de urgencia al que ella no podía acudir, y que duraría tan solo algunas semanas. Respecto a su madre, como no había encontrado razón suficiente que justificara ser dejada con el supuesto tutor, dirían que había muerto y carecía de hermanos. Pensar en su madre sumisa la llenó de melancolía. Max le sonrió junto a la arboleda y ella quiso devolver el gesto, pero se contuvo. Simplemente miró en otra dirección sin darle mayor importancia. Se sentía ofuscada, molesta o quizás decepcionada. No podía ponerle nombre a todo lo que le generaba verse obligada a estar allí a pesar de sus negativas y ruegos.
No habían vuelto hablar más que lo justo y necesario respecto a su encargue, sus movimientos en Hill Manor, qué era imprescindible averiguar y demás; pero había evitado, salvo que fuese estrictamente necesario, hablar con él sobre cualquier otro tema y cruzarlo en el desayuno.
Hill Manor de día era bellísima, sus jardines se extendían como un verde alfombrado que rodeaba la fuente central, y cuyos ligustrinos enmarcaban estrechos senderos que se perdían entre peonias, rosas y tulipanes, hasta llegar a los límites de la propiedad, y continuaba con estrechos senderos entre flores silvestres que costeaban los blancos acantilados, que abruptamente eran golpeados por el mar. Una vista fantástica del paisaje que el condado podía ofrecer.
—Me parece maravilloso podes disfrutar de su compañía y prometo esforzarme para que no le resulte aburrida. —La voz a sus espaldas, aproximándose, le erizaron la piel y no era por gusto.
—Señor Dexheimer, gracias a usted por su gentil invitación, aunque, le confieso, que fue bastante bochornosa leerla frente a mi tutor. —Derrick rio con una carcajada.
—¿Dashwood? —preguntó con ironía y levantó una ceja con suficiencia. —No se preocupe por él... y si la invitación le ha resultado molesta en sus términos, le ofrezco sinceras disculpas. La tentación de conversar con usted una semana completa, fue abrumadora.
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La Bitácora de los Secretos
Historical FictionRomance. Misterio. Inglaterra año 1808 Myla Lennox es una señorita de zona rural, acostumbrada a su vida sencilla, mantenida principalmente por su hermano William a quien su padre adora. Un día común y sin esperarlo, es dejada en casa de un compl...