La semana siguiente fue bastante normal para Jimin: reuniéndose con los clientes, trabajando en el ordenador, esforzándose pobremente para llevar los registros y los libros. Pero algo en su interior había cambiado y al parecer era igual de evidente en el exterior.
—Te ves... diferente, —le dijo uno de sus colegas cuando lo vio en la sala de café.
Jimin bajó la mirada hacia sí mismo. Los mismos viejos pantalones ajustados y camisa.
El cabello bien acomodado con gel fijador . Y bálsamo labial de frambuesa.
—No, no es la ropa, —le dijo, frunciendo el ceño. —Sólo, diferente. Oye, ¿por qué no vienes conmigo a tomar una copa después del trabajo?
Demasiado extraño. Habían tenido una breve cita con sexo aburrido. Lo había descartado, hiriendo su orgullo más que otra cosa. Él era el galán de la oficina, después de todo. ¿Ahora su interés había regresado?
—Gracias, pero no. Estoy bastante ocupado estos días, —le dijo.
—Oh. Muy bien. —Confusión, entonces la sorpresa cruzó su rostro por la negativa.
Él estaba un poco sorprendido también, por no tener ningún interés en salir con el guapo de la oficina otra vez. En realidad, al lado del Amo J, parecía insípido. Vacío como un sándwich con el interior sin ningún tipo de carne. Anhelar al Amo no era bueno.
Por la noche, su pequeño apartamento se sentía más solitario de lo normal, mientras pensaba en las diferencias en él, inseguro de lo que significaba. En el lado positivo de la balanza, ahora sabía que su deseo sexual estaba vivo y bien, que podía tener orgasmos fantásticos como las otras personas.
Ese cambio era tan nuevo, tan perturbador, que no podía comprenderlo. Se sentía... sexy.
Pero en el lado negativo... Bueno. Recostado en el sofá, miró hacia el techo. Esos milagrosos orgasmos fueron por estar atado, por tener a un hombre diciéndole qué hacer, y por hacerlo. Incluso mientras meneaba la cabeza con incredulidad, su cuerpo se calentó, se puso duro. Listo para más. Ansiando por las ganas de más.
Seguramente no quería más cosas de BDSM. Pero el pensamiento de nunca tener sexo como ése otra vez era... era como imaginar la vida sin chocolate. Apoyó la cabeza entre las manos.
¿Qué iba a hacer?
El sábado llegó después de siete días de confusión y seis noches de sueños eróticos. Se quedaría dormido, y el Amo J estaría allí, sus firmes manos manteniéndolo en el lugar, con la boca sobre la de él, sobre su torso, en todas partes. Se despertaría, jadeante y excitado, sintiendo todavía las restricciones en torno a las muñecas, escuchando sus susurros en los oídos.
En su tiempo libre, navegó por Internet, investigando sobre el BDSM. Lo que descubrió no lo había hecho nada más cómodo.
Ahora paseaba por su sala de estar. Era hora de decidir qué hacer. Esta noche era la noche del bondage. Podría regresar al club... O no.
Esto era simplemente tan complicado.
~Lo había insultado negándose a darle su número.
~Él había tenido su coche remolcado y reparado como si no fuera nada.~Tenía subs que lo adoraban.~Lo había azotado con una pala y permitió que otras personas también lo hagan.~Le había dado el mejor sexo de su vida y le hacía sentirse hermoso.~Probablemente el Amo ni siquiera recordaría su nombre.
Ese pensamiento lo detuvo a mitad de camino por la habitación.
¿Y si él lo miraba como si fuera... nadie?
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MAESTROS DE EUFORIA 1 ⛓️ EL AMO J
RomanceBuscando refugio para la tormenta, Park Jimin descubre que la aislada casa que cree que es un albergue es un club privado de BDSM. Al principio se quedó pasmado, luego la curiosidad lo llevo a la excitación voyerista por las interacciones entre los...