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Por las próximas horas, el Amo no trató de llevarlo a alguna de las salas de escenas o hacer algo más que acariciarlo y besarlo, como si supiera que no estaba listo para algo más íntimo. No en este momento. Deambularon por entre la multitud, uniéndose a la gente aquí y allá para charlar, y evitando a los Dom's y sub's ocupados más íntimamente.

Eran como una pareja normal en una cita, pensó, tratando de ignorar la forma en que su cuerpo se sentía cuando se acercaba al de él y la forma en que su voz podía calentar el aire a su alrededor.

—Tienes un problema desagradable en la mazmorra, J. —Uno de los custodios llegó de forma apresurada, con la cara enrojecida.

El Amo J, dio dos pasos hacia esa dirección, luego se detuvo y le frunció el ceño a Jimin.

—Mmmh, no es un buen lugar para ti. —Lo llevó a una zona cercana con asientos, ocupada por una acicalada mujer de alrededor de cuarenta años y una rubia regordeta de la edad de Jimin. —Señoras, ¿puedo dejar a Jimin con ustedes?, —Preguntó.

—Por supuesto, Amo J—la mujer más grande respondió. —Estaríamos felices de estar con él.

—Puedo ir contigo —Jimin le dijo al oído.

—No a la mazmorra, no si hay problemas —dijo, empujándolo hacia una silla. Para su sorpresa, él enganchó sus manos juntas y luego a una larga cadena en el suelo, antes de darle un fuerte beso en la boca. Miró a las mujeres. —Gracias, señoras.

Ellas apenas tuvieron la oportunidad de devolverle la sonrisa antes de que se alejara, moviéndose aparentemente rápido.

Bueno. Jimin dio un tirón a la cadena que era lo suficientemente larga para que se pusiera de pie y tal vez diera un paso. 

—Maldición, ¿qué he hecho mal esta vez?

—Eres nuevo, ¿no?, —Dijo la morena. Jimin asintió con la cabeza.

—Mi nombre es Hwasa. Tú no hiciste nada. La cadena significa que ya tienes un Dom y que no estás disponible.

—Oh. —Mientras el alivio le traspasaba, Jimin se reclinó en la silla, curvando sus pies por debajo. —Gracias.

La rubia se inclinó hacia adelante. 

—Nunca había visto que el Amo J encadene a nadie fuera de una escena antes. Realmente debes gustarle.

Jimin se rió. 

—¿Debería sentirme halagado por estar encadenado? No creo que nunca vaya a entender este lugar.

—Es bastante extraño al principio, —dijo Hwasa. —Pero este es el mejor lugar en la zona para aprender. El Amo J está atento a todo.

Era una de las cosas que encontraba tan admirables en él. 

—Por lo tanto, tal vez tú me puedas decir... —Jimin levantó la vista cuando un hombre vestido con elegante cuero rojo se acercó, sonriéndole.

—Hola. No te he visto antes. —Su porte lo proclamaba como un Dom, pero le faltaba ese algo especial que el Amo J, Mingyu y Baekhyun tenían. Él vio la cadena unida a los puños de sus muñecas y frunció el ceño.

—Ya estás ocupado, ¿eh?

Se volvió hacia la pequeña rubia. —Hani, ven conmigo.

Negó con la cabeza. 

—No quiero estar contigo, SeoJoon, y no puedo irme de aquí, de todos modos.

Su rostro se oscureció. 

—Yo no acepto una negativa de  subs, especialmente no de putas como tú. —Él se agachó y la agarró por la muñeca.

Jimin saltó sobre sus pies y se dio cuenta que con sus brazos encadenados, un puñetazo no iría muy lejos. Le dio una patada al hombre en su lugar, justo en el blanco.

MAESTROS DE EUFORIA 1 ⛓️ EL AMO JDonde viven las historias. Descúbrelo ahora