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Bajo la divertida mirada de Jungkook, Jimin volvió a cerrar la cremallera de su pantalón. Entonces se encaminaron nuevamente hacia la habitación principal, haciendo un círculo lento alrededor de la barra. El Amo conocía a todos allí, y Jimin no pudo dejar de notar todas las miradas anhelantes que conseguía de las mujeres en camisones y de los hombres prácticamente desnudos. Los subs. No es que él pareciera notarlo. Jungkook lo mantenía cerca, con una mano siempre sobre él. Cada toque se trasladaba a nuevas áreas, hasta que su piel estuvo tan sensible que incluso el roce de sus pantalones contra su ingle al andar lo hacía temblar.

—Amo J, oí que habías pedido la parte trasera para esta noche. —Un hombre alto con pantalones y chaleco de cuero negro se apoyó contra el respaldo de un sofá, un hermoso moreno enroscado a sus pies. Jimin recordaba haber visto al hombre en la pista la semana pasada, besando a una sub en esa ocasión. Él continuó, —Shownu está limpiando la sala médica para tu escena.

—Ah. ¿Puedes creer que me había olvidado por completo de la lección? Gracias por recordarme, Hyunjin. —El Amo, miró hacia abajo. —Jimin, este es el Amo H. Él ocasionalmente trabaja como un custodio de la mazmorra aquí.

¿Este era el Hyunjin que había perdido a su esposa, y que le gustaban hombres y mujeres suaves? 

Se dio cuenta de que lo estaba mirando con explícito reconocimiento. Jimin se ruborizó, sabiendo que sus labios estaban hinchados por la boca del amo J y lo que vestía no ocultaba ni de cerca lo suficiente de su anatomía.

—Estaré feliz de cuidar de Jimin mientras tú estás ocupado, J —El Amo H se ofreció con una sonrisa maliciosa.

Sintió el brazo del Amo alrededor de él volverse de hierro, y su voz estaba helada, pero tranquila.

—Gracias, Hyunjin. No creo que vaya a probar tu resistencia de esta manera. El Amo H parpadeó y levantó las cejas.

—Bueno entonces... nos vemos.

—J, cariño. — Dijo una voz que se acercó a ellos llevando a una sub rubia del cuello con una correa, era una mujer hermosa en un catsuit de vinilo rojo. —Estamos esperando por tu escena. ¿Quieres usar mi sumisa o...? —Su mirada pasó por encima de Jimin, y ella sonrió lentamente. —Eso es un hermoso bocado, lo que tienes ahí. ¿Lo usarás a él entonces?

Jimin miró al Amo, su estómago retorciéndose. Él quería a una mujer para... ¿para qué?

—Gracias por la oferta, Chaerin. Dame un momento. —El Amo agarró los hombros de Jimin, girándolo hacia él. Su sonrisa había desaparecido. —Pequeño. La semana pasada prometí dar una breve escena de entrenamiento. Usaré un sub, pero... no creo que tú estés listo para esto, gatito.

Jimin vio a la sumisa de la mujer mirando al Amo con abierta lujuria, toda babeando. Las manos de Jimin se apretaron en puños. J era su Dom, maldita sea, al menos por ahora. Y él quería que lo dejara usar a otra persona. Poner su boca y...

—Voy a ser tu sub.

—Jimin, no te das cuenta lo que esto conlleva.

Las mariposas pululaban en su estómago, haciéndole temblar la voz.

—¿Sería en público? ¿En esa sala médica?

—En esa habitación. En público. Sí.

—¿Haciendo qué? —Se las arregló para preguntar. ¿Tal vez él podría desinhibirse?

—Estar accesible para mí, mascota. —Acarició con un dedo su mejilla. —Solamente placer, sin dolor. Pero la decisión es tuya.

¿Podría soportar verlo con otra persona? 

MAESTROS DE EUFORIA 1 ⛓️ EL AMO JDonde viven las historias. Descúbrelo ahora