Capítulo 2

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La nieve cubría el piso del bosque como una ligera manta y el aire invernal soplaba entre las copas de los árboles que permanecen fríos.

Con el tío Icarus en el Capitolio, Gale se adentró al bosque con Katniss. Fue a mediados de octubre que Katniss retomó la confianza de volver a adentrarse en el bosque y volver a usar su arco.

Katniss tenía un gruesa bufanda de color azul alrededor de su cuello. Una cosa que Gale notó desde la llegada de Katniss de los Juegos es que ella siempre tenía su cuello cubierto cuando salía de casa, ya sea por blusas altas o bufandas.

—Hay algunos pavos desorientados un poco al norte, cerca del arroyo — le dijo Gale. —Ya es enero y muchos animales están despertando de su hibernación

—Vamos

Los dos avanzaron un poco hasta el norte, en el camino recogieron algunos conejos que habían salido de sus refugios antes de tiempo. Katniss en el camino estaba tarareando una suave canción.

Cuando llegaron al arroyo un grupo de pavos merodeaban el lugar, Gale se quedó detrás de Katniss. Vio cómo sus dedos tomaron una flecha con gracia y la colocó en la cuerda del arco. Su pulso era firme y la punta de hierro , y con un solo movimiento un pavo fue atravesado por la flecha .

Katniss soltó un jadeó aterrado dejando caer su arco. Ella estaba temblando y sus ojos destellaban terror.

—Tranquila, tranquila — Gale se acercó con cuidado pero Katniss seguía temblando — No pasa nada, está bien.

—¡No me toques!

Katniss se alejó de él algunos pasos abrazándose a sí misma.

Gale lo sabía, su tío se lo había dicho.

Katniss nunca volvería a ser la misma.

—Estás a salvo — Gale tuvo que sujetarla con algo de fuerza de las muñecas. Katniss miró a su alrededor desorientada y asustada. La arena fue un bosque, muy similar a este bosque —Estas a salvo, estás conmigo.

Katniss miró nuevamente a su alrededor y se soltó del agarre de Gale. Ella pasó sus manos por su rostro y luego vio como se sujetó el cuello con su mano izquierda mientras murmuraba en voz baja.

No dijeron nada más, guardaron los arcos en su escondite y traspasaron la valla para regresar al distrito.

—Ire de darle los conejos a Sae — dijo Gale con la bolsa de caza —Te daré tu parte de la paga.

—Quedatela — le dijo Katniss, Gale comprendía que ahora ella tenía su propia fortuna.

—Sabe que no lo haré.

—¿Por qué eres tan terco?

—Somos una sociedad, nos repartimos lo justo.

—Bien, me quedaré con las monedas — contestó Katniss, pero Gale sabía que esas monedas terminarían en el frasco de ahorros de Prim. — El Tour comienza en un par de horas, debo regresar a casa.

—¿Estás bien?

—Si, ya estoy mejor — Katniss tomó el rostro de Gale entre sus manos, Gale pensó que besaría — Eres el mejor amigo del mundo, gracias, por ayudarme.

Ella le dio un beso en la mejilla.

—Me voy, tengo que visitar a los Ferrars.

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Katniss caminó por la plaza de la Villa de los Vencedores, Buttercup descansaba en la fuente lamiéndose las patas.

Cuando la vio, le siseó mostrándole los colmillos.

Victor's BloodsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora