Capítulo 7

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Coriolanus observó la proyección de los disturbios en el Distrito Ocho, poco a poco la anarquía estaba surgiendo en Panem y Coriolanus debía detenerlo.

—Ella no es quien ellos creen que es — dijo Coriolanus a Plutarch. — No es líder, solo quiere salvarse a sí misma.

Como lo fue Lucy Gray en su momento, fue astuta desde el minuto uno, incluso usándolo a él durante las mentorías durante los juegos.

—Creo que eso es cierto — afirmó Plutarch.

—Se ha convertido en una luz de esperanza para la rebelión — contestó Coriolanus — Debe ser eliminada.

Por mucho que ame a Lucy Gray, su nieta era un factor detonante, ni su hijo que era a quien más odio tiene Coriolanus resultó ser más manejable que Katniss Silver.

—Coincido que debe morir — habló Plutarch — Pero de la manera correcta. En el momento ideal, hay jugada y contra jugadas , pongamelo atención a eso. Katniss Everdeen es un símbolo, su sinsajo.

Sinsajos.

Errores de la naturaleza que nunca debieron existir.

—Debemos demostrarle que es una de nosotros — continuó explicando Plutarch —No hay que destruirla, solo su imagen, luego ellos harán el resto.

—¿Qué propones ?

—Cerrar los mercados negros, quitarles lo poco que tienen. Duplicar el número de latigazos, ejecuciones y ponerlos en televisión, transmitirlo en vivo — explicó Plutarch — Sembrar miedo. Más miedo.

Aquello sonaba mucho a la Dra. Gaul preguntó para qué servían los Juegos del Hambre, pero aquello no era suficiente.

—Es inútil, el miedo no funciona mientras tengan esperanza — contestó Coriolanus — Y Katniss Silver Everdeen les está dando esa esperanza.

—Está comprometida — señaló Plutarch — Enfoquemonos en eso. ¿Qué clase de vestido usará? Latigazos. ¿Cómo lucirá el pastel? Ejecuciones. ¿Quién estará ahí? Miedo. Restegremolos en su cara, demostremos que ella es ahora una de nosotros.

Aquello le pareció una buena idea.

Al igual que Lucy Gray, Katniss Everdeen facilmente podría adaptarse como un camaleón en la escena de la esferas sociales del Capitolio, solo faltaba un buen comodín para servir como medio de obediencia.

La hija menor de los Everdeen debería servir bien.

—La van a odiar tanto , que tal vez la maten por usted — dijo Plutarch con confianza.

—Brillante — admitió Coriolanus ante el ingenio de Plutarch, era una lástima que Julius no tuviera esa agudez política como Plutarch Heavensbee

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Cuando regresaron al Doce luego de la Gira de la Victoria, Prim y Madge insistieron ver el anillo de Katniss.

—Es el de la abuela — dijo Prim un poco decepcionada.

—Es para la buena suerte — contestó Katniss mirando su anillo.

—Es un lindo gesto — la apoyó Madge — Aunque un diamante no estaría mal.

Katniss miró a su mejor amiga con mucha seriedad.

—No me mires así, te mereces cosas bonitas — señaló Madge con la misma seriedad — ¿Y ya empezaste los planes para tu matrimonio?

—Esta boda será más para la gente del Capitolio — respondió Katniss mirando hacia su ventana — Somos los queridos del Capitolio — dijo con notable sarcasmo.

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