2. Marido y mujer

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Se notaba que Don Jaime hacía un gran esfuerzo por convencer a Demián para que camine hacia el registro civil.

Adela no era la primera vez que veía a un chico como Demián, en sus anteriores trabajos había conocido muchos, desde los hijos de los patrones, amigos de éstos, etc, pero ninguno que le hiciera sentir eso que estaba sintiendo que ni siquiera sabía como definirlo.

Ella no sabía acerca del amor ni de nada parecido, ni siquiera había tenido contacto con ningún chico más allá del trabajo o de ir a comprar a una tienda.

Tampoco había tenido amigas como para hablar de esas cosas, nunca fue buena socializando, entonces lo que estaba experimentando al ver a Demián era totalmente nuevo en ella.

Demián la vio pero la ignoró por completo, estaba totalmente ido por el dolor y la resaca, desde que había enviudado, todas las noches se emborrachaba, ni siquiera se preocupaba por sus hijas.

Candy tenía 18 meses y después estaba Mili a la cual ignoraba aún más porque a causa de su nacimiento él perdió a su amada esposa Blair.

Leonor sabía que si seguía así en cualquier momento le quitaban la tenencia de las niñas.

Decidió que lo mejor era que se case otra vez para evitar que el día de mañana cuando reaccione de sus errores, no lo tenga que lamentar.

Estaban los cuatro reunidos con el juez, Demián y Adela no se dirigían la mirada para nada, estaban atentos a lo que leía el juez de manera muy fría, todos firmaron en los lugares correspondientes como les iban indicando.

— Entonces los declaro marido y mujer, señor Demián Van de Kamp, ya puede besar a la novia.

Adela queda en shock al escuchar eso, nunca en su vida alguien la había besado y su primer beso iba a ser ahí con alguien que ni siquiera conocía además que él mismo la había estado ignorando desde que llegó.

El beso fue totalmente seco y frío, ni siquiera lo sintió, duró menos de un segundo.

Cuando salieron de ahí, Demián enseguida se subió al auto a esperar a su padre, Leonor agradecía que nadie se había enterado al no haber ningún fotógrafo porque la actitud de su hijo iba a sonar totalmente sospechosa.

Leonor acompañó a Adela a la pensión, se quedó en el coche esperando a que ella empaque, más tarde el chófer le ayudó a guardar sus cosas en el maletero y otras más en el asiento trasero.

Llegaron a la mansión, se abrieron las puertas de manera automática mientras el coche iba entrando, Adela recordaba el primer año que le tocó trabajar como mucama, se sorprendía de todo, ahora ya le era normal ver esas cosas.

Lo que sí notó al entrar, fue que tuvo esa sensación de cuánto extrañaba ese tipo de lugares, en donde ella siempre había estado muy cómoda, más alla de que sabía que todo era ajeno pero a la vez sentía que pertenecía ahí como si realmente fuera propio de ella.

Nada más entrar, Leonor los guió a ella y al chófer al segundo piso, hasta llegar a una puerta, la cual era la habitación de Adela.

— Si quieres la acomodas a tu gusto, en la cocina hay una cajita con tarjetas, buscas la del decorador y que después mande a cobrar todo con mi secretaria en la oficina.

Adela asentía pero en realidad la pensaba dejar así, realmente tenía muy buen gusto, la habitación era perfecta, le encantaba, totalmente espaciosa, los ventanales daban a la calle, tenía hasta un juego de living ahí dentro con baño privado el cual incluía una tina, se sentía en la gloria, ésto era mucho mejor que haber estado de mucama y niñera  años atrás.

Más tarde le indicó cual era la habitación de las niñas, la de Demián y la de los huéspedes en caso de que tengan que usarlas, pero casi no iba a ser necesario, en el recorrido le mostró también la pileta climatizada que tenían ahí mismo, despues fueron a la planta baja, donde también le hizo un tour mostrándole la sala y el comedor.

Fueron al jardín, ahí le enseñó la alberca exterior, el gimnasio y la sala de estar con una pantalla gigante de televisión.

Mientras se dirigían nuevamente a la casa, le decía en el camino, que no tenía que pedir permiso para utilizar ninguna de las instalaciones, por último le enseñó la cocina.

Ahí se encontraban dos jóvenes, la cual una de ellas le daba de comer a Candy, mientras la otra que llevaba uniforme color celeste lavaba los utensilios, con ellas también estaba la cocinera dándole el biberón a Mili.

— Buen día chicas, les presento a la que es ahora la nueva esposa de mi hijo, por lo tanto ahora es la señora de la casa, como ya les estuve explicando éstos días atras.

Adela levanta las cejas y abre la boca del asombro, no tenía ni idea qué ahí dentro la iban a llamar así a sus veintitrés años.

Leonor le explicó que la que le daba de comer a Candy era la niñera diurna.

Era nueva en la casa junto con la del turno de noche y sabían ambas que tenían que ser discretas sino se quedaban sin trabajo al instante.

La mujer como patrona parecía ser muy agradable, pero se notaba que tenía muy mal carácter a la hora de defender lo suyo.

Estuvieron las dos en la oficina de la casa varias horas mientras Leonor le daba una agenda preparada con las fechas en las que tenía que estar lista para actuar delante de sus consuegros.

—Si surge alguna fecha nueva yo te aviso y la apuntas aquí, para todo te tienes que ir preparada Adela. — Le dijo la mujer a la jovencita que la escuchaba con atención.

También le dio todas las indicaciones para estar al tanto sabiendo lo justo y lo necesario con las niñas para no echar todo a perder desde el primer día.

Se tenía que estar comunicando constantemente con las dos niñeras del desarrollo de las bebas por si alguien de la familia de Blair le preguntaba.

Cuando Leonor se fue, Adela subió a su habitación a acomodar sus cosas en el placard, etc.

Luego de un rato sintió el portón, se asomó a la ventana y lo vio llegar a Demián, el corazón se le aceleró de solo verlo, ese hombre lograba inquietarla hasta de lejos, no sabía como iba a hacer para convivir con ese sentimiento incómodo.

Era ya casi de noche, Adela no había querido salir del cuarto por temor a encontrarse con Demián, era lo único que le incomodaba de esa casa, realmente no soportaba el hambre así que decidió ir a prepararse algo a la cocina.

En ese instante antes de salir, vio en el suelo al lado de la puerta una hoja escrita a mano, eran las anotaciones de la niñera que todos los días le tenía que informar los detalles importantes de las niñas para estar al tanto, nunca sintió cuando la había deslizado por debajo, la dejó en el buró para leerla más tarde.

Cuando bajó las escaleras de manera sigilosa sin hacer ruido, notó que parecía no haber nadie, por lo menos en su recorrido, aparentemente todos ahí estaban cada quien en su habitación.

Cuando entró en la cocina vio que le habían dejado algo preparado para comer, la cocinera que se llamaba Aurora le había dejado una nota. "Espero que te guste Adela".

Luego de comer se puso a lavar los trastes y cuando había terminado siente que una presencia entra a través del umbral, se gira en su propio eje, era Demián, totalmente ido, tras pasar nomás se sentía el olor a alcohol, la miraba de una forma que hizo inquietar tres veces más a Adela que estaba del otro lado de la cocina. 












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