6. Sentimientos encontrados

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La atmósfera estaba cargada de electricidad espesa, sus actitudes se habían salido de control, se encontraban en una situación que ninguno de los dos había planeado.

Demián al escuchar que renunciaría sintió como si le clavaran dagas en todo el cuerpo, reconocía que no la soportaba, siempre tenía mal carácter hacia él, pero también admitía que le gustaba tenerla cerca, al lado de las niñas, cosa que éste aún no se sentía estar listo para eso.

Entonces él de manera inesperada la toma de las mejillas y comienza a besarla apasionadamente, era la primera vez que la besaba estando sobrio.

Ella al principio se deja y le correspondía el beso, pero luego se aparta.

-Por favor basta Demián, necesito que hablemos, no puedes seguir así, las niñas te necesitan, eres su padre.-Le dice ella en tono autoritario.

-Estoy aquí, no las he abandonado.

-No te engañes, te necesitan a su lado, ahora son muy pequeñas, pero un día van a crecer y sé que no me incumbe, pero no me gustaría que te vean así ausente, borracho o durmiendo, lo siento mucho si tu esposa murió a causa del nacimiento de Mili, pero ella es inocente, no tiene culpa de nada, no pidió nacer.

A Demián se le cristalizan sus ojos, Adela tenía razón, él nunca se detuvo a pensar así de su bebé, cada vez que la veía, en lo único que pensaba era en Blair.

Se encierra en su cuarto golpeando la puerta con fuerza, dejando a Adela en el pasillo al pie de la escalera, no sabía que más hacer para poder mejorar la situación de ellos.

Por su cabeza pasaba la idea de renunciar, pero a la vez le daba culpa que le quiten la tenencia y no darle la oportunidad de cambiar su actitud para con las niñas.

Respiró hondo, luego decidió que lo mejor sería esperar a ver qué efecto hacían las palabras que tuvo minutos atrás en Demián.

Dos meses después

Demián con mucho esfuerzo fue cambiando lentamente, seguía bebiendo, pero no con tanta frecuencia como antes, al principio fue muy difícil la convivencia, constantemente estaba de mal humor, Adela no se le quedaba callada para nada, entonces siempre terminaban peleando por todo, excepto delante de las niñas.

Ella reconocía que Demián se acercaba más a las niñas, en esos momentos, Adela prefería darles privacidad, se encerraba en su cuarto o se iba a la otra parte de la casa, sabía que él no la soportaba y antes de alterarlo se mantenía alejada para evitar cualquier tipo de discusión para no afectar ni asustar a las pequeñas.

Le gustaba el vínculo que había generado con ellas, sobre todo con Mili que era la que más había rechazado desde que nació, más alla de que ella lo detestaba le emocionaba su actitud hacia ellas.

La paternidad era lo único que tenía de bueno, porque después de eso era un completo patán, cada vez que discutían no perdía oportunidad y la humillaba, a veces ella no entendía lo que él le decía, pero se daba cuenta que no era nada bueno por su tono de voz, todo eso hacía que la irrite más allá de que le gustaba lo que sentía cuando él la besaba o la tocaba.

Por otra parte Demián ya se había cansado de que siempre que intentaba tener algo más con ella, ésta se le escape y lo dejaba con las ganas, entonces a partir de ahí se propuso no volver a intentarlo, era obvio que Adela le tomaba el pelo para hacerlo sentir ridículo, lo cual lo enfurecía al grado de que por todo peleaban.

Una tarde estaban solos, las empleadas tenían su día libre, ya que no había tareas para hacer en la mansión, a las niñas se las había llevado el chofer con la niñera a la casa de su abuela materna por ser el cumpleaños de ésta.

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