Renacer en la Tormenta

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|Mackenzie| °meses a tu lado°

Habían pasado unas semanas desde mi encuentro con la hermana de Alecc. No la había vuelto a ver desde entonces, y aunque acordamos que tendría una oportunidad de conocer a Anthony, todavía no había reunido el coraje para hacer que ese encuentro sucediera. Jack y yo seguimos con nuestras vidas, recuperando algo de normalidad en medio de todo.

Pero como siempre, la vida tenía otros planes.

Era una tarde nublada. Jack estaba en el trabajo, y Anthony estaba jugando en el jardín, riendo y corriendo con su pelota favorita. Yo lo observaba desde la ventana, tomando una taza de té, mientras el clima amenazaba con una tormenta inminente. Ese tipo de calma previa a un desastre que me ponía nerviosa, no solo por el clima, sino por lo que sentía en mi interior, algo inminente que no podía nombrar.

De repente, el timbre sonó, rompiendo la tranquilidad.

Mi corazón dio un vuelco. No esperaba a nadie, y Jack no debía llegar hasta más tarde. Caminé hasta la puerta con cierta cautela, y cuando la abrí, mi corazón casi se detuvo.

Ahí, parado frente a mí, estaba Alecc.

No podía creer lo que estaba viendo. Era como si el pasado hubiera decidido manifestarse en carne y hueso, en el peor momento posible.

—¿Qué haces aquí? —pregunté, mi voz apenas un susurro mientras intentaba controlar el temblor en mi pecho.

Alecc estaba más delgado, su rostro mostraba señales de cansancio, como si no hubiera dormido en días. Sus ojos, esos ojos que alguna vez conocí tan bien, ahora me parecían completamente desconocidos. Había algo diferente en él, algo que no sabía cómo interpretar.

—Mackenzie... —comenzó, su voz era grave, como si le costara hablar—. Necesito hablar contigo. No... no vine a pelear. Solo quiero hablar.

Me quedé en la puerta, sin saber qué hacer. Mis pensamientos estaban confusos, y mi instinto me gritaba que no debía dejarlo entrar. Pero, antes de que pudiera decidir, escuché la voz de Anthony desde el jardín.

—¡Mamá, mira! —gritó, corriendo hacia mí con una flor que había encontrado.

El corazón se me detuvo por completo.

Alecc lo vio. Sus ojos se iluminaron por un segundo, y fue entonces cuando comprendí el motivo de su visita. No era solo para hablar. Había venido a ver a Anthony.

—Él es... —comenzó a decir, pero lo interrumpí, mi voz firme y fría.

—Alecc, no puedes estar aquí. —dije rápidamente, levantando una mano para detenerlo—. No fue parte del trato. Te fuiste. No tienes derecho a aparecer así, sin avisar, sin mi consentimiento.

—Mackenzie, por favor... —su voz se quebró, y por primera vez desde que lo conocía, parecía realmente vulnerable—. Solo quiero verlo. No quiero quitarte nada. Solo... necesito verlo, aunque sea una vez.

El pánico crecía en mi interior, pero sabía que no podía perder el control. Anthony no debía ver esto, no debía sentir la tensión que envolvía cada palabra que salía de nuestras bocas.

—Anthony, entra a la casa, cariño. —le dije a mi hijo con la voz más calmada que pude reunir—. Mamá tiene que hablar con alguien.

Anthony, inocente y sin entender nada de lo que ocurría, me obedeció sin dudarlo y corrió dentro, cerrando la puerta tras de él.

Cuando volví mi atención a Alecc, estaba claro que estaba a punto de romperse.

—Alecc, no sé por qué estás aquí, pero no puedes simplemente aparecer después de todo lo que ha pasado. —le dije, sintiendo la ira y la confusión mezclándose en mi interior—. Tuviste tu oportunidad y decidiste alejarte.

—Lo sé, lo sé. —respondió, llevándose las manos a la cabeza en un gesto desesperado—. Pero he estado pensando mucho. Desde que me fui... no dejo de pensar en él. En ti. En todo lo que perdí. Quiero corregirlo, Mackenzie. Quiero ser parte de su vida.

Mi corazón se encogió. Sabía que esto podía suceder, pero nunca me sentí preparada para enfrentarlo. La posibilidad de que Alecc quisiera ser parte de la vida de Anthony era mi peor temor hecho realidad.

—No es tan fácil. —contesté, intentando mantener la compostura—. Anthony no te conoce. Jack es su padre. Él ha estado aquí, cuidándolo, amándolo. No puedes simplemente entrar y cambiar todo porque ahora te sientes listo.

—Lo sé... —dijo, su voz apagada—. Pero he cambiado, Mackenzie. No soy el mismo. Quiero intentar ser el padre que nunca fui.

Nos quedamos en silencio por un momento, con la tormenta finalmente comenzando a caer en forma de lluvia ligera. Cada gota que caía parecía amplificar la tensión entre nosotros.

En ese momento, escuché la puerta del auto de Jack cerrarse. Lo vi caminando hacia la casa, y cuando sus ojos se posaron en Alecc, su expresión cambió al instante.

—¿Qué diablos está pasando aquí? —preguntó Jack, su tono grave mientras se acercaba a nosotros, sus ojos llenos de una mezcla de protección y desafío.

Me encontré atrapada entre dos mundos. Jack, el hombre que había estado a mi lado incondicionalmente, el padre de Anthony en todos los sentidos que importaban. Y Alecc, el hombre que había vuelto del pasado, reclamando un lugar que ya no le pertenecía.

—Jack... —comencé, sin saber cómo explicar lo inexplicable—. Alecc solo vino para hablar. Se va a ir ahora mismo.

Alecc miró a Jack, y pude ver el conflicto en sus ojos. No era un enfrentamiento abierto, pero la tensión entre ambos era palpable.

—Solo quiero ver a mi hijo. —dijo Alecc, dirigiéndose a Jack esta vez.

Jack dio un paso hacia adelante, colocándose entre nosotros como un escudo.

—Tuviste tu oportunidad, Alecc. —dijo Jack, su voz firme y controlada—. Mack y yo hemos criado a Anthony juntos. Lo hemos protegido de todo esto. No puedes entrar en su vida cuando te plazca.

El silencio se alargó mientras los dos hombres se miraban, y supe que tenía que intervenir antes de que las cosas se salieran de control.

—Basta. —dije, tomando una decisión en ese instante—. Alecc, no puedes simplemente aparecer y esperar que todo se arregle. Si realmente quieres hacer lo correcto, entonces lo primero que tienes que hacer es respetar lo que hemos construido aquí. Anthony no necesita caos en su vida. Necesita estabilidad.

Alecc asintió lentamente, su rostro mostrando una mezcla de dolor y aceptación.

—Lo entiendo. —dijo finalmente—. No quería causar problemas. Solo... quería verlo.

—Esto no es el momento. —respondí, sintiendo un nudo en la garganta—. Si realmente quieres estar en su vida, tendremos que hablar, pero no de esta manera.

Alecc me miró una última vez antes de asentir y dar un paso atrás.

—Gracias por escucharme. —dijo en voz baja, antes de girarse y caminar bajo la lluvia, alejándose de nuestra casa.

Cuando finalmente se fue, sentí como si hubiera estado conteniendo la respiración durante horas. Me giré hacia Jack, quien me miraba con una mezcla de preocupación y comprensión.

—¿Estás bien? —preguntó, rodeándome con sus brazos.

—No lo sé. —admití—. Pero esto no ha terminado, Jack. Alecc no se va a ir fácilmente.

—Entonces lo enfrentaremos juntos. —dijo él, besándome en la frente—. Como siempre.

Y mientras la lluvia caía sobre nosotros, supe que lo que venía no sería fácil, pero al menos no estaría sola para enfrentarlo.

Antagonista en la propia, Protagonista en la ficticiaWhere stories live. Discover now