Decisiones Imposibles

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|Mackenzie| °meses a tu lado°


La propuesta de Jack quedó suspendida en el aire durante días, como una nube pesada que se negaba a disiparse. La idea de desaparecer, de dejarlo todo atrás y huir para proteger a Anthony, me atormentaba en silencio. Cada vez que miraba a mi hijo, lo veía riendo o corriendo despreocupado, sin saber nada del caos que estaba a punto de consumir nuestras vidas. Y eso me rompía el corazón.

Pero la realidad era que no podía seguir ignorando lo que estaba sucediendo. Alecc estaba decidido a reclamar algo que él mismo había abandonado sin saberlo. La idea de que pudiera arrebatarme a Anthony, incluso temporalmente, era una pesadilla de la que no podía despertar.

Una noche, mientras Jack y yo estábamos sentados en la sala, con el silencio de la casa envolviéndonos, decidí que ya no podía seguir postergando la conversación. Sabía que Jack estaba esperando mi respuesta, aunque nunca me había presionado. Pero ambos sabíamos que el tiempo se acababa.

—He estado pensando en lo que dijiste, Jack. —dije finalmente, rompiendo el silencio que nos envolvía.

Jack me miró, sin interrumpirme, esperando a que continuara.

—La idea de irnos... desaparecer por un tiempo... —tomé aire, sintiendo el peso de mis palabras—. No sé si estoy preparada para algo así. ¿Y si huir no es suficiente? ¿Qué pasa si Alecc nos encuentra de todas formas? No podemos huir para siempre.

Jack asintió, comprendiendo mis dudas. Su mirada se suavizó mientras tomaba mi mano entre las suyas.

—No te estoy diciendo que sea la solución perfecta, Mack. Sé que es una decisión difícil, y no quiero forzarte a nada. Solo quiero que sepas que, pase lo que pase, yo estaré aquí. Si decides que huir es lo mejor, lo haremos. Si decides quedarte y pelear, también lo haremos. Pero lo haremos juntos. —dijo, apretando mi mano con firmeza.

Su apoyo incondicional me daba la fuerza que necesitaba, pero la sensación de estar atrapada entre dos decisiones imposibles no desaparecía. ¿Cómo podía elegir lo correcto? ¿Cómo podía decidir lo mejor para Anthony cuando ninguna opción parecía segura?

—¿Y si me equivoco? —murmuré, mi voz temblando—. ¿Y si tomo la decisión equivocada y lo pierdo todo?

Jack se acercó más a mí, levantando mi barbilla suavemente para que lo mirara a los ojos.

—No lo harás. Porque todo lo que haces, lo haces pensando en él. Y esa es la mejor forma de protegerlo. —dijo con una firmeza que me hizo sentir más segura de lo que había estado en semanas.

Sus palabras me calmaron, pero aún quedaba la incertidumbre. Decidí que era hora de hacer algo concreto, de buscar una salida que no implicara huir, al menos no todavía.

—Creo que necesitamos hablar con un abogado. Si hay una forma de evitar que Alecc pueda hacer algo legalmente, quiero conocerla. Necesitamos estar preparados, Jack. —dije finalmente, sintiendo que al menos estaba tomando un paso en la dirección correcta.

Jack asintió, aprobando mi decisión.

—Lo haré mañana. Buscaré al mejor abogado que podamos encontrar. —respondió, y su convicción me dio una chispa de esperanza.

Los siguientes días fueron una carrera contra el tiempo. Jack encontró a un abogado especializado en casos de custodia, y juntos fuimos a su oficina para explicarle nuestra situación. El abogado, un hombre de mirada fría y calculadora, escuchó atentamente cada detalle de nuestra historia. Cuando terminé de hablar, se recostó en su silla y me miró con una expresión pensativa.

—Lo que está en juego aquí es muy delicado. —dijo finalmente—. Alecc tiene derechos como padre biológico, pero su desconocimiento hasta ahora puede jugar a tu favor. El problema será si decide luchar por la custodia una vez que se entere oficialmente. Si llega a eso, las cosas podrían complicarse. Tendremos que construir una defensa sólida para demostrar que Anthony está mejor contigo y que cualquier intento de sacarlo de su entorno actual sería perjudicial.

Sentí un nudo en el estómago. No podía imaginarme pasando por un juicio de custodia. La idea de que un juez pudiera decidir el futuro de Anthony me llenaba de terror.

—¿Hay alguna forma de evitar todo eso? —pregunté, mi voz apenas un susurro.

El abogado me miró con seriedad.

—Si Alecc no inicia acciones legales, no tendremos que enfrentarnos en un tribunal. Pero si lo hace... —hizo una pausa, como si sopesara sus palabras—. Necesitarás estar preparada para luchar.

Cuando salimos de la oficina, mi cabeza estaba llena de posibilidades y estrategias legales. Pero ninguna de ellas me daba la paz que tanto anhelaba. Sabía que esto no iba a ser fácil, pero al menos ahora tenía una dirección. Ya no estábamos reaccionando; estábamos tomando el control, o al menos intentándolo.

Esa noche, mientras Jack y yo nos sentábamos en la terraza, disfrutando del aire fresco, me di cuenta de que, a pesar de todo, tenía algo que Alecc nunca podría arrebatarme. Tenía a Jack, y tenía a Anthony. Y mientras los tuviera a ambos, seguiría luchando.

Jack me observaba en silencio, como si supiera que mi mente estaba corriendo a mil por hora.

—¿En qué piensas? —preguntó suavemente.

Lo miré y sonreí, sintiéndome más tranquila de lo que había estado en mucho tiempo.

—En que, pase lo que pase, no estoy sola. —respondí, tomando su mano.

Jack sonrió de vuelta y me dio un suave beso en la frente.

Antagonista en la propia, Protagonista en la ficticiaWhere stories live. Discover now