Deseos incomprensibles :

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Riley llego a casa de Valentina se detuvo en seco mientras se ponía el abrigo, observando cómo Riley entraba con una sonrisa boba y despreocupada que inmediatamente le hizo fruncir el ceño. Había algo en esa expresión de satisfacción que le resultaba incómodamente familiar, y por más que intentara disimularlo, la incomodidad se reflejaba en su rostro.

—¿Qué tal te fue? —preguntó Valentina, tratando de sonar casual mientras ajustaba el cuello de su abrigo, pero su tono salió más cortante de lo que había planeado.

Riley dejó su mochila en el sofá con un golpe sordo, ignorando la tensión en la voz de Valentina. Con una sonrisa traviesa que no desaparecía, contestó mientras se estiraba los brazos hacia atrás.

Es muy divertida. Me la pasé súper bien —dijo, como si la tarde hubiera sido más que perfecta. Sus ojos brillaban de entusiasmo, y aunque no entró en detalles inmediatamente, Valentina pudo sentir cómo su estómago se revolvía al escuchar el entusiasmo en la voz de Riley.

Valentina apretó los labios, sintiendo cómo una pequeña punzada de celos le recorría el pecho. No era que desconfiara de Riley... o tal vez sí. En todo caso, no soportaba la idea de que su ex novia, su "no-relación", pudiera estar disfrutando tanto con alguien más. Se esforzó por concentrarse en abrocharse el abrigo, pero no podía dejar de pensar en lo mucho que parecía haber disfrutado Riley su cita con Meilin. ¿Qué tan bien se la había pasado, exactamente? Pensaba la morena.

¿Sí? ¿Qué hicieron? —preguntó, tratando de sonar interesada, pero había una clara tensión en su voz.

Riley notó el cambio en su tono y decidió jugar un poco con la situación. Sabía que Valentina no iba a admitir fácilmente lo que estaba sintiendo, y le divertía la idea de empujarla un poco.

Bueno, primero fuimos por un café —comenzó, encogiéndose de hombros—. Hablamos sobre Mateo y sus clases, ya sabes, cosas normales. --

Valentina asintió, mordiéndose el labio con frustración mientras terminaba de ajustarse el abrigo. Trató de ignorar la sensación de calor subiéndole por la espalda.

Luego fuimos a caminar un rato —continuó Riley, deliberadamente alargando las palabras mientras observaba de reojo la reacción de Valentina—. La verdad es que... fue bastante divertido. Meilin es muy relajada, tiene un sentido del humor genial. Y, bueno... nos llevamos bien.--

Valentina apretó los puños en los bolsillos de su abrigo, su mente girando entre las imágenes de Riley y Meilin riendo juntas, caminando cercanas. La rabia mezclada con algo más oscuro, algo más profundo, comenzó a agitarse en su pecho. Sabía que no tenía derecho a estar celosa. Después de todo, Riley no era suya. No oficialmente. Pero el solo pensar en esa posibilidad la desquiciaba.

Sin meditarlo demasiado, Valentina se acercó rápidamente a Riley, y antes de que la rubia pudiera decir algo más, la tomó por el cuello de la chaqueta y la besó con una pasión que no pudo controlar. El beso fue fuerte, desesperado, y Riley, sorprendida, se quedó inmóvil por un segundo antes de corresponder con igual intensidad, sintiendo la urgencia en los labios de Valentina.

Cuando Valentina se separó, su respiración estaba entrecortada, pero el fuego en sus ojos aún ardía. No obstante, en lugar de detenerse, se inclinó hacia el cuello de Riley y, con un impulso incontrolable, le dejó una mordida visible, marcada y roja sobre la piel pálida. La presión de sus dientes fue un acto de posesión pura, como si, por un segundo, quisiera recordarle a Riley que aún había algo entre ellas, aunque ninguna lo dijera.

Fragmentos del alma (RileyxVal)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora