Valentina Ortiz se miraba en el espejo, observando su reflejo a los 45 años. Su piel mostraba algunas arrugas que habían aparecido con el tiempo, y su cabello castaño ya no conservaba el mechón rojo que solía lucir. Sus manos temblaban ligeramente cuando tocó su rostro, tratando de aceptar el paso de los años. Detrás de ella, Riley la observaba en silencio, con una mezcla de amor y preocupación en sus ojos.
—Tengo la edad que mi madre tenía cuando falleció —murmuró Valentina, con la voz cargada de tristeza—. Y diez años más que mi padre... La vida ha sido dura, Riley.--
Riley se acercó lentamente y rodeó la cintura de Valentina con sus brazos, abrazándola con ternura desde atrás. Apoyó su barbilla en el hombro de su esposa y besó su mejilla con cuidado, notando cómo ambas manos se entrelazaban, los anillos brillando juntos bajo la luz suave del baño.
—Entiendo cómo te sientes, mi amor —susurró Riley—. Yo también soy mayor que mi madre ahora, y tengo la misma edad que mi padre cuando murió. Es extraño pensar en eso, pero estamos aquí, juntas. Eso es lo que importa.--
Valentina suspiró profundamente, inclinando la cabeza hacia atrás para que su frente tocara la de Riley. Sus ojos se encontraron en el reflejo del espejo, y por un momento, el dolor se transformó en algo más llevadero. Aun así, había una melancolía persistente en su mirada.
—¿Cuántos años llevamos casadas? —preguntó Valentina, volviendo la cabeza ligeramente para mirar a Riley.
Riley sonrió, una sonrisa que mostraba el amor de casi dos décadas de matrimonio. Sus ojos azules, marcados con líneas de expresión, brillaron con ternura mientras respondía:
—Diecinueve años —dijo, como si pronunciara un número mágico—. Con altibajos, momentos difíciles, pero también con muchas alegrías. Y no cambiaría ni un solo día de nuestra vida juntas.--
La rubia se inclinó para besar a Valentina en los labios, el contacto lleno de un amor que había crecido a lo largo de los años. Mientras lo hacía, la mirada de Valentina se desvió un momento hacia la foto de su hermano Mateo, quien ahora tenía 25 años y estaba a punto de terminar su carrera de medicina. Había decidido dejarse el cabello como Jordan lo tenía antes de enfermar, una manera de honrarlo. Sus ojos avellana siempre brillaban con esa pasión por la vida que tanto caracterizaba a su hermano mayor.
Los mellizos también habían crecido. Con 20 años, Nova se había casado joven estaba embarazada de su primer hijo, mientras que Valentín seguía soltero, concentrado en su carrera profesional. La vida no había sido fácil, pero juntos habían logrado formar una familia que, pese a las cicatrices, se mantenía unida.
Valentina cerró los ojos y apoyó la cabeza en el hombro de Riley, sintiendo el calor de su abrazo. El dolor de las pérdidas aún estaba presente, pero el amor que compartían era un bálsamo que ayudaba a sanar. En ese momento, en el reflejo del espejo, no veía solo las marcas del tiempo, sino también la historia de dos mujeres que habían luchado y amado juntas, superando todas las pruebas que la vida les había puesto.
—Madre, Val, es hora de bajar. Los niños están esperando a sus abuelas —dijo Mateo, asomándose por la puerta. Su voz había cambiado con los años, volviéndose más grave, pero aún mantenía la energía y la sonrisa que siempre lo habían acompañado desde niño.
—Es raro que mis sobrinos me llamen abuela —respondió Valentina, soltando una risa suave mientras tomaba la mano de Riley.
Ambas descendieron por la escalera de madera, cuyos crujidos traían de vuelta recuerdos de su infancia. La casa, que alguna vez había albergado a cinco personas, ahora parecía vibrar con la vida de una familia más grande y bulliciosa. Mateo había formado su propio hogar, con dos hijos pequeños: Bill, un niño de dos años cuyo nombre era un tributo al padre de Riley, y Valentina Alexandre, de apenas un año. Su esposa, con una barriga prominente, estaba esperando al tercer bebé, un niño que llevaría por nombre Jordan Alan, en honor a las dos figuras paternas que marcaron sus vidas.
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Fragmentos del alma (RileyxVal)
Fiksi PenggemarContiene temas sensibles:Por favor leerlo con discreción, todo esto es ficción disculpen sí ofendí alguien. Es una historia para mayores de 18 , por sus temas, la historia se distanciara demaciado de las personalidades de los personajes canon . Rile...