Tere

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   De madrugada Tere se despertó sintiendo un sudor frío y quiso averiguar que era lo que le estaba ocurriendo, así que caminó por el pasillo y entró en la otra habitación, cogió una de sus barajas del tarot y comenzó a tirarse las cartas.
Vio rupturas y cambios, por último la carta de la dama blanca, sabía perfectamente que se refería a una segunda oportunidad, lo único que no sabía era a qué o quién se refería.
Barajó de nuevo las cartas y las muy puñeteras se volvieron a repetir, incluso la de la dama blanca. Encendió una de sus velas y articuló las siguientes palabras. <<Lo que tenga que venir, será bien recibido>>.
Eran casi las nueve de la mañana y sus ojos se abrieron de nuevo, no sentía el haberse levantado de madrugada y como era su hora habitual apagó el reloj antes de que este sonase con su pitido característico. Caminó por el pasillo hasta la habitación donde esa misma madrugada se había echado las cartas, abrió sus ventanas para liberar a los espíritus que habitaban o transitaban por su casa, necesitaba que la habitación se oxigenase ya que esa misma tarde tenía una sesión con una de sus clientas más antiguas.
La mujer se empeñaba en hablar con Paco, su marido muerto hacía más de un cuarto de siglo, por mucho que le decía que la conexión ya no fluía como antes la mujer no dejaba de insistir, así que volvió a entrar en su habitación para iniciar una limpieza más profunda.
Hizo su ritual de inciensos y sus oraciones para sanear la habitación dónde confluía con los espiritus. Cerró las ventanas y la puerta y se dispuso a desayunar en la pequeña mesa de la cocina.
Cuando entró abrió la nevera y de la puerta sacó la botella de leche y la añadió al vaso con café, al acabar la volvió a meter y sacó la mantequilla y la mermelada, de uno de los armarios cogió el pan de molde.
Se sentó en la pequeña mesa que tenía en su cocina, dónde había dejado el desayuno, tomó una rebanada y la untó con mantequilla y mermelada. Le dio un primer sorbo al café con leche y un mordisco a su tostada. Entre bocados y sorbos listaba los productos que le harían falta para pasar la semana, seguía teniendo un mal augurio en cuanto a lo ocurrido la noche anterior, no tenía la manera de saber de que se trataba y eso la incomodaba.
Se vistió y bajó a la plaza cercana a realizar la compra, si aquellas molestias seguían inquietándola tendría que hacer una sesión completa para saber a lo que se tenía que enfrentar, no estaba dispuesta a que su casa fuera un confluir de espiritus errantes en busca del pasado en su presente.
Pasó por delante de una tienda de animales, algo le hizo entrar, miró las estanterias a la espera de la siguiente señal y se dejó llevar, no era una mujer de casualidades, ella entendía la vida de otra forma y a estas alturas sabía que los sucesos nunca venían solos.
Sus pies se detuvieron delante de un estante, comida para gatos. Miró hacia el cielo, como si buscara una señal que no encontró, aun y así cogió el paquete lo pagó y fue hasta su casa. Estaba claro que necesitaba hacer esa sesión.
Abrió la puerta de su casa y caminó hasta la cocina, allí colocó la compra en la nevera y en las alacenas, guardó la bolsa de comida para gatos en el lavadero, todavía no sabía el porqué la había comprado.
Acabó de guardarlo todo y se dirigió a su habitación de trabajo, cerró la ventana y la acondicionó para que los espiritus pudieran manifestarse, la iluminó con una piedra de sal y apagó la vela.
Vio el mazo del tarot fuera de su bolsa, las cogió para guardarlas y sintió que estas estaban algo calientes. Retiró una de las sillas y comenzó a barajarlas, hizo una tirada de cuatro cartas, ella no eligió la tirada fueron sus manos, las fue colocando sobre la mesa tal y como su madre le había explicado cuando era niña, tres de las cuatro cartas eran las mismas de la noche anterior, solo la última había cambiado.
La Rueda de la fortuna fue la primera que colocó, algo inesperado en la vida de alguien, una transformación favorable o un movimiento hacia algo positivo. La siguiente fue la muerte, en su posición no tenía mucha importancia en relación a la primera carta, así que podía tratarse de algo negativo sin relevancia alguna. Colocó la tercera, esta posición la situaría en un presente, sacó de nuevo el nueve de oros, la persona a la que hacía referencia a esa tirada, estaba encontrando en su presente un estado de bienestar, por lo que Tere no se preocupó mucho por esta carta, más bien esperaba la última que determinaría su futuro.
En vez de la dama Blanca, el mago hizo su aparición, la creación de la vida que necesitamos para la transformación de lo material en lo espiritual, ese significado se lo daba su posición y que la carta había salido tras el nueve de oros.
Tere se quedó un rato mirando aquellas cartas, tenía cierta curiosidad en saber a quien podía pertenecer aquella inquietante tirada. Alzó la vista sin mencionar a nadie en especial.
Tendría que tener paciencia y esperar a que los acontecimientos mostrasen algo más de luz en toda aquella historia. Recogió las cartas, las barajó y guardó en su bolsita hasta que estás volvieran a llamar su atención

Lady & MarrónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora